{ POLÍTICAS DE BABEL }

España con América

José Manuel Estévez-Saá

José Manuel Estévez-Saá

LA XXVIII CUMBRE Iberoamericana de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, que se celebra entre ayer y hoy en la capital de la República Dominicana, constituye el pistoletazo de salida a varios meses en los que España habrá de reivindicar su papel como puente entre América y Europa. De ahí que desde el ministerio de Exteriores se insista en que este 2023 debe ser “el año de América Latina en Europa”, o que el propio secretario general Iberoamericano Andrés Allamand desee que España sea “una activo con más fuerza en América Latina”. El 1 de julio nuestro país asumirá la presidencia rotatoria de la UE, lo que supondrá una gran oportunidad para revigorizar los vínculos estratégicos a ambos lados del Atlántico.

Es aquí donde debemos encuadrar las cumbres entre la UE y la CELAC que tendrán lugar, tras ocho años de parón, primero en julio en Bruselas, y después en Santiago de Compostela los días 15 y 16 de septiembre. El perfil de la reunión en Galicia será comercial, económico y fiscal, pues aglutinará a los ministros de Economía y Finanzas de la Unión, y atraerá a sus homónimos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Seguro que Pedro Sánchez, al igual que Felipe VI aprovechan estos días en Santo Domingo para reiterar las invitaciones a dichos eventos, al tiempo que promocionar el acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur. El reto es grande, pues el deseo de la integración regional que muestran las potencias de América Latina, y el propio lema de la cumbre que se celebra en la isla La Española (“juntos hacia una Iberoamérica justa y sostenible”), se topan con las resistencias políticas e ideológicas que marcan el carácter diverso del centro y el sur americano.

Son disputas basadas en intereses cruzados que afectan a cuestiones tanto económicas y monetarias, como diplomáticas y migratorias. De ahí que los principales temas de discusión en Santo Domingo sean cinco: 1) Las fórmulas que los Estados están dispuestos a asumir para combatir el cambio climático y garantizar “un desarrollo sostenible y respetuoso con la naturaleza y la biodiversidad”. 2) Cómo propiciar la seguridad alimentaria en un contexto que, pese a constituir un granero de alimentos a nivel mundial, sufre unos porcentajes altísimos de población que pasa hambre debido a problemas en las cadenas de comercialización y distribución, y a la falta de tecnología en los mecanismos de producción. 3) La necesidad de gestionar de una manera más eficiente los procesos migratorios a lo largo de la región. 4) Estrategias para mejorar la “agenda digital” a través de una “carta de derechos digitales y entornos inclusivos”. Y, 5) nuevas herramientas económicas, financieras, de inversión y de cooperación, destinadas a hacer más eficaces los programas de ayuda al desarrollo y contra la desigualdad.