{ tribuna libre }

Resurreción para la vida

José Fernández Lago

José Fernández Lago

EL PUEBLO cristiano sabe que estamos en un tiempo litúrgico denominado “Cuaresma”. Hasta los años sesenta del siglo pasado, se consideraba fundamentalmente como “tiempo de sacrificio”, y este domingo en concreto, Domingo de Pasión, y también “el Domingo de Lázaro”, en alusión al Evangelio de la Resurrección de Lázaro, que en la liturgia anterior al Concilio Vaticano II se proclamaba siempre, y hoy se lee cada tres años; pero, a partir del Concilio Vaticano II (después de 1965), adquirió con bastante firmeza el sentido de “Preparación para la Pascua”. Precisamente en línea con esta puntualización, las lecturas de la Misa de este Domingo V de Cuaresma anticipan de modo bastante claro la idea de la resurrección, que adquirirá pleno sentido dentro de quince días, al celebrar la Pascua. La 1ª lectura de la Misa de esta tarde y de mañana, tomada del libro del profeta Ezequiel, tiene como contexto ambiental la situación de un pueblo exiliado, que no tenía esperanza de solucionar su situación. El Señor se dirige a él por medio del profeta, y le anuncia que va a abrir sus sepulcros, con lo cual ellos se darán cuenta de que quien consigue eso es “el Señor”. A continuación, les dice Dios que pondrá en ellos su Espíritu, de modo que, conducidos por Él, puedan vivir en su tierra y gozar de ella. Si el Señor lo dice, ciertamente lo hará.

San Pablo se dirige a los cristianos de Roma, y les exhorta a no vivir “en la carne”, sino en “el Espíritu”. Quienes viven en la carne, realizan obras carnales, propias de quien tiene criterios terrenos. Por el contrario, si Cristo está en ellos, aunque el cuerpo esté muerto por el pecado, el Espíritu vive por la justicia. En esa situación, viviendo en los cristianos el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos, el mismo que resucitó a Cristo hará que resuciten también esos cuerpos, por el Espíritu que habita en ellos.

El Evangelio según San Juan, en el pasaje escogido para el día de hoy, trata de la resurrección de Lázaro. Cuando Jesús estaba lejos de su casa, le dicen que está grave, y Jesús se pone en camino. Cuando llega a Betania, hace ya cuatro días que lo enterraron. Su hermana Marta creía que Jesús hubiera podido evitar que Lázaro muriera; pero ya muerto, habría que esperar a la resurrección final. Jesús le dice que, si cree, verá la gloria de Dios. Jesús y sus acompañantes van al sepulcro y Jesús llama por él. Lázaro sale, y se pone a caminar delante de ellos. Jesús dice que le retiren los ligamentos y que lo dejen suelto. Como consecuencia, muchos judíos, al ver lo que Jesús había hecho, creyeron en él.