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28-M: ¿Sánchez o Feijóo?

Luis Pérez Fernández

Luis Pérez Fernández

AYER FUERON PUBLICADAS LAS CANDIDATURAS QUE COMPITEN EL 28 DE MAYO. Se trata, como todo el mundo debiera saber, de elegir las corporaciones locales de toda España, de las que saldrán los alcaldes, presidentes de diputaciones provinciales y sus correspondientes gobiernos, así como las asambleas parlamentarias de la mayor parte de las autonomías, entre las que no se encuentra Galicia. Lo nuestro llegará dentro de un año.

Es, digo, lo que todo el mundo debiera saber y tendría que ser, pero no lo es. O no lo parece, que viene siendo lo mismo. Muchos electores acudirán a las urnas el último domingo de mayo con la determinación o la duda entre Sánchez o Feijóo. Así lo plantean los estados mayores de los dos grandes partidos, con especial énfasis en el PSOE, cuyo presidente, también del Gobierno, no deja de hacer anuncios claramente electorales. Ya va por la construcción de 183.000 viviendas con destino al alquiler social, asunto del que se acuerda a un mes de los comicios después de casi un lustro en el poder.

Este desaforado protagonismo de Sánchez no es visto con agrado por barones de algunas comunidades autónomas. Temen que reste. No así en Galicia, que se valora positivamente, lo cual resulta contradictorio con la presumible calidad, refrendada en urna en anteriores ocasiones, de los candidatos socialistas que ocupan las principales alcaldías gallegas. En el caso de Santiago no veo que beneficie en nada a Bugallo inducir al votante a confundirle con Sánchez. Y mucho menos a Caballero en Vigo. Se entiende, por el contrario, que al candidato del PP no le venga mal asociarlo a Feijóo. Verea, tal vez por primerizo o simplemente porque no supo o pudo, es poco conocido. El aval del expresidente de la Xunta, siempre ganador en las urnas gallegas y compostelanas, le viene de perilla.

La estrategia de Feijóo consiste en “acabar con el sanchismo”. El mensaje va dirigido sobre todo a los antiguos votantes de Vox y secundariamente a los indecisos del centro izquierda, incómodos con el gobierno de coalición y más recelosos todavía de sus relaciones con el independentismo. El líder popular trata de propiciar el voto útil en torno a su persona. El experimento funcionó en Andalucía y está a la espera de que se repita en Madrid.

El panorama político español, centrado en el duelo Sánchez-Feijóo, convierte al 28-M en una suerte de primarias de las generales. Los acuerdos del Consejo de Ministros, la trifulca interna en el conglomerado Sumar-Podemos y el discurso de la oposición son, todas, en clave electoral nacional. Ni siquiera el BNG logra que se ciña al ámbito gallego, aunque tampoco tiene demasiado interés dado que su fuerza está, en este caso, más en sus alcaldes que en las siglas.

De las ocho candidaturas que concurren en Santiago, las encuestas son claras: la mitad, o sea cuatro formaciones, las mismas que ahora, tienen posibilidades de obtener representación, aunque no es probable que se repita el gobierno en minoría. Cuando falta solo un mes para los comicios todo indica que tendremos un tripartito encabezado por el actual alcalde o, menos probable pero no imposible, un vuelco a favor del PP. Una campaña en clave española, en la que probablemente participe también Yolanda Díaz, no es lo que más conviene a los compostelanos, pero quienes mandan en los partidos así lo decidieron. La Moncloa se ha convertido en el principal objetivo, en ese oscuro objeto del deseo.