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Lunes al sol

Marcelino Agís Villaverde

Marcelino Agís Villaverde

LOS LUNES POSELECTORALES son días de balance político interno, en el que los partidos comienzan a examinar cómo han salido de la contienda. Atrás quedan las declaraciones para la galería de la noche electoral, en las que todos intentan salvar los muebles y hacernos creer que, si no han ganado, tampoco han perdido tanto. En Galicia lo sabemos muy bien: “aínda podía ser peor”.

En estos lunes al sol comenzamos a saber de verdad quién ha ganado y quién ha perdido. En el caso de las elecciones municipales y autonómicas, el resultado se diluye pues se trata de valorar cómo han quedado centenares de municipios y varias comunidades autónomas. No hay un ganador o un perdedor absoluto, por más que la prensa se empeñe en pintar de colorines el mapa de España.

Cuando escribo estas líneas, todavía no conozco los resultados y, sin embargo, me voy a atrever a compartir con ustedes mi valoración de las elecciones de ayer. Comencemos por lo más fácil: ha perdido el CIS de Tezanos porque las encuestas que realiza están diseñadas, más que para dar un pronóstico de los resultados, para influir en ellos con vaticinios favorables al partido gobernante.

Ha perdido también el propio sistema electoral y democrático al descubrir, no uno, sino varios casos en los que se trataba de comprar votos a golpe de talonario. No me refiero a las promesas electorales semanales y anuncios millonarios durante la campaña sino a los casos descubiertos por la Guardia Civil en Melilla, Mojácar y Albudeite.

Y, en tercer lugar, me aventuro a vaticinar que ha perdido la izquierda porque, si algo hemos aprendido tras casi medio siglo de experiencia democrática, es que la política funciona por ciclos, de modo que cuando los ciudadanos se han desencantado del partido o partidos gobernantes se pone en marcha una fuerza inercial imparable que lleva siempre al cambio. Las espadas están en alto y en diciembre, a más tardar, sabremos quién gana y quien pierde en las elecciones generales. Lo de ayer fue solo un anticipo.