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Nubarrones sobre Santiago

Luis Pérez Fernández

Luis Pérez Fernández

SÁNCHEZ CAMBIA DE ESTRATEGIA. Abordó la campaña de las municipales en clave nacional y ahora plantea las generales con un fuerte aroma local. Así se deduce del hecho de confeccionar las candidaturas al Congreso y al Senado con muchos de los perdedores de las anteriores. Puig en Valencia, Lambán en Aragón y Vara en Extremadura son algunos de los repescados. Se les ofrece plaza en Madrid, no se sabe muy bien con que intención: premio de consolación, revulsivo electoral dado que gozaban –ojo, es pasado– de prestigio en sus demarcaciones o para demostrar lo contrario, que no era cierto el supuesto tirón de los barones.

El presidente, a tenor del giro estratégico en la campaña, da por perdidas las elecciones. El objetivo es buscar que suene la flauta alcanzando una mayoría superfrankenstein y si no fuere así lograr un grupo parlamentario suficiente que le permita continuar al mando del PSOE.

El mismo proceder se da en Galicia. Una vez demostrado que el efecto Sánchez viró a defecto en el 28-M, y que por ende Bugallo perdió la Alcaldía de Santiago y Carmela Silva la Diputación de Pontevedra (obviamente, hubo más factores) ahora serán probablemente rehabilitados con vistas al 23-J, no se sabe muy bien con qué objetivos y perspectiva. Porque podrían ser definitivamente enterrados por la simple razón del orden alfabético. Para que ambos tengan opciones a la Cámara Alta el partido tendrá que afinar al máximo. Deberá imponer o encontrar un par de apellidos con letra inicial posterior a la S dispuestos a inmolarse por la causa.

Y hacia la inmolación camina el socialismo compostelano, aquel que durante décadas fue hegemónico en la capital gallega, con indudable repercusión para el partido en el conjunto de Galicia a un año de las elecciones autonómicas. Lo que queda del grupo municipal, sin Bugallo ni Leiceaga, se enfrenta a una situación diabólica. Tras dar su apoyo al BNG para que Sanmartín se haga a cambio de nada con el bastón de mando, su negativa a formar parte del gobierno resulta un tanto contradictoria y sin duda perjudicial para los intereses de la ciudad. Pero claro, también es casi seguro que si se convierte en muleta del BNG cierra toda esperanza de recuperación en el futuro. El dilema es: hacemos posible un gobierno local medianamente eficaz o evitamos el colapso del socialismo compostelano.

Lo insostenible de la situación actual y perspectivas futuras hizo que Leiceaga optara por volver a la Universidad. Es la libertad que tienen aquellos políticos que no necesitan de la política para comer, de los que pueden ejercer de servidores públicos en vez de servirse de lo público. Cuando su tiempo político ha pasado pueden gozar de una digna despedida. O continuar prestando servicio, en este caso también público, en otro ámbito.

De los cuatro grandes pilares sobre los que se asienta Santiago (Ayuntamiento, Universidad, Xunta e Iglesia) presenta inestabilidad el principal, el que debiera además liderar y coordinar iniciativas. Los males vienen del pasado, entre otras razones por sus gobiernos en minoría y muchas veces enfrentados a las demás instituciones. Dada la composición de la nueva corporación, es probable que estos males se agraven. Un tripartito sería, en la circunstancia actual, la solución menos mala para abordar los grandes desafíos de futuro de la capital de Galicia. Más interés general, menos cálculo partidista.