{ tribuna libre }

Mirando más allá

José Fernández Lago

José Fernández Lago

El hombre abandonado a sus fuerzas mira a las cosas de a su alrededor y trata de usar de ellas buscando el gozo, o, al menos, la satisfacción. Es muy común en esta porción de tierra en la que vivimos, el escuchar expresiones como “vamos tirando”, con la cual venimos a decir que nos conformamos con lo que tenemos, sin poner nuestro deseo en las realidades desconocidas de las que gozar. Esa expresión suele reflejar, en la mente de quienes la profieren, un tono triste, que no responde a la verdadera fe en el encuentro con Cristo en la otra vida.

La 1ª lectura de la Misa de esta tarde y de mañana se refiere a la palabra de Dios, que el Señor dirige a la persona humana para que lleve a cabo el cometido que le encomienda. Teniendo en cuenta la semejanza con las realidades terrenas, dice el Señor, por medio de Isaías, que, así como la lluvia que Dios envía empapa la tierra, para que germinen las plantas, así sucederá con la palabra que nos dirige el Señor: cumplirá su encargo. El Evangelio de Mateo alude al sentido de las parábolas con las que Jesús se dirige a sus oyentes. Utiliza esas comparaciones, porque, a diferencia de lo que acontece con sus discípulos, los destinatarios de ellas, miran sin ver, y lo que oyen no lo entienden, llevando a cabo de ese modo lo que el profeta Isaías anunciaba. Jesús utiliza parábolas como ejemplos con los que se hace comprender. Cierto que cada persona es distinta, de suerte que algunos son superficiales, mientras que otros, apegados a lo terreno, no conservan la palabra en el corazón y dejan de dar buenos frutos.

San Pablo les dice a los Romanos que toda la creación tiende a ser sublimada, de suerte que, libre de la corrupción, llegue a alcanzar la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Ha de llegar más allá la persona humana, llamada a ser ya ahora hija de Dios, de modo que, en su momento, logre alcanzar la definitiva redención de su cuerpo.