{ POLÍTICAS DE BABEL }

Frustración e inmadurez

José Manuel Estévez-Saá

José Manuel Estévez-Saá

BUENA PARTE de la ciudadanía española ha asistido con frustración al encuentro entre el presidente en funciones y el líder de la oposición, pues ha evidenciado, una vez más, la inmadurez de la política española. No estamos aún preparados para un pacto entre los líderes de las dos formaciones más votadas, y eso es triste y peligroso. El encuentro entre Feijóo y Sánchez se ha convertido en un teatro cuyos protagonistas parecían marionetas movidas por hilos que no tenían nada que ver con garantizar la estabilidad del país o el bienestar de sus votantes. Fíjense que la cita se vició días antes, cuando el partido del convocado ofendía a quien la convocaba, en una actitud un tanto infantil, así como poco modélica por parte de una formación que enarbola la bandera del diálogo.

Se vio a los dos líderes incómodos, nerviosos, con la sonrisa forzada, cuando las reuniones entre ambos deberían formar parte de la normalidad en un sistema democrático. Luego vino la propuesta, en base a un pacto de Estado por dos años. No era una idea descabellada; pues, por mucho que sea lo que separe al PSOE y al PP, la ciudadanía asume que en una democracia avanzada estos partidos no pueden estar tan lejos en según qué temas si se prima el bienestar de la nación sobre intereses partidistas. Imagínense un acuerdo de Estado sobre cuestiones como la estabilidad económica, la seguridad nacional, la política internacional, o en materia de igualdad, educación y sanidad.

Dicen en el PSOE que la propuesta de Feijóo no es viable a dos años vista; pero incluso podría implementarse por un período de cuatro años, alternando a los dos líderes en la presidencia, manteniendo esos pactos, y permitiendo a cada formación dejar su impronta en otros temas, de forma que mantuvieran su perfil y evidenciaran otras propuestas ideológicas menores. Eso aquí parece una utopía. No así en países como Alemania, más madura políticamente que España. Además, dicho acuerdo no les permitiría colocar a largo plazo a socios, amiguetes y palmeros de uno y otro bando, sino a profesionales que implementaran con seriedad y rigor los temas esenciales de ese gran pacto nacional.

Pero, insisto; ésta sería una propuesta más propia de un país social y políticamente maduro que, lamentablemente, de la España actual. Así pues, en lugar de ver a los líderes poniéndose a trabajar por el beneficio de nuestra nación, de momento, no nos queda más remedio que ser testigos de ofensas y descalificaciones; algunas de corte infantil y grotesco, como la de Bolaños calificando al PP de “pollo sin cabeza”, o la de un líder de Podemos comparando a Feijóo con una “babosa”. Y, en lugar de verlos firmar un pacto de carácter constitucional que atienda a las necesidades de nuestro país, seguiremos descubriendo conversaciones veladas, prebendas, e incluso chantajes.