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Una oportunidad para hacer mejor nuestro fútbol

Jesús Baleato

Jesús Baleato

Entramos en una situación difícil, en este momento cuesta mucho defender el fútbol. Vamos de escándalo en escándalo. El caso Negreira sin solucionar, el arrase de Arabia para llevarse las figuras, la deriva de Rubiales salpica por todos los lados, la polémica de los aplausos, el fútbol femenino levantado y presionando contra el poder establecido, los sindicatos, el salario mínimo, el convenio, la batalla y la renuncia de seleccionables femeninas a representar nuestro país, Tebas más comedido que nunca y el alimento constante de la prensa para seguir sosteniendo los titulares con polémicas.

No deberíamos dejar pasar esta oportunidad para hacer mejor nuestro fútbol. Después de esta tormenta sería bueno pensar en el fútbol de antes, el que es de todos, lejos de tanta injerencia, que vuelva a ser de la gente y vinculado a las comunidades. Si perdemos la perspectiva y la creencia de que este deporte lo hacen grande la gente reunida en torno a los colores, vamos por el camino del abandono. Están muy bien las estrellas y figuras del momento, pero el fútbol es del pueblo, del grupo de amigos que deciden jugar y animar juntos, contagiando a los de al lado.

Lo que aporta un club a su pueblo y a su ciudad no tiene precio, cimentado en la comunidad hace que todo el pueblo se sienta orgulloso, con potente signo de identidad que se traduce en vinculo irrompible, siendo La Coruña un buen ejemplo.

Los intereses personales y empresariales están acabando con este arraigo en muchas comunidades. Aquí, en Galicia, empiezan a desaparecer equipos históricos. Falta relevo generacional en los dirigentes. Esos hombres sufridos, trabajadores incansables en la sombra se están acabando y no viene relevo. Pocos vamos a encontrar como ellos, esos que ponen dinero, trabajan sin descanso para que el equipo de su pueblo funcione, esos que pasan más tiempo dedicados al club que a su familia, esos que no piden nada a cambio y que su satisfacción plena es que el equipo gane al menos alguna vez, esas figuras que nunca recibieron un premio ni una palabra de gratitud, bien lo merecen y deben tener el cielo ganado. Como todo en nuestra sociedad, se les echará de menos cuando no estén.

Volver el fútbol a la gente, hacer un lugar más sensato y las personalidades municipales y federativas, que tienen la responsabilidad, busquen el camino para que no muera este deporte, construyan y cimienten en la comunidad lugares donde los aficionados convivan, disfruten y se sientan orgullosos de lo suyo.

Cada vez, los niños compiten a edades más tempranas, los clubs hacen escuelas, equipos de noveles, muchos lo hacen con fines recaudatorios, para sustentar la entidad, para financiar a los mayores y compensar la dedicación de sus gentes. Los entrenos y la competición para la base son muy complicados, compatibilizarlo con el colegio y en los campos es de difícil encaje y no dan abasto.

Los partidos son en horario complicado, con muchos viajes y aburrimiento, así cuando pasan a seniors tenemos un abandono alto, una pérdida de ganas y de amor al fútbol que se paga en las categorías de mayores. Se olvidan los sueños de ser una estrella y la desilusión de los progenitores por no tener una figura en casa. Un padre con 2 hijos se pasa el fin de semana en los campos, luego no le queda tiempo para acudir al típico partido del domingo.

En nuestra contorna dejaron su categoría equipos históricos como el Soneira, O Pino y Xallas. Hemos llegada a un equipo en cada pueblo e iniciamos el camino de la desaparición. Es un aviso para navegantes, gestores y políticos.