{ POLÍTICAS DE BABEL }

España se queda fuera

José Manuel Estévez-Saá

José Manuel Estévez-Saá

EL MINISTRO ALBARES tuvo que fijar la postura del Ejecutivo en el conflicto palestino-israelí tras los atentados terroristas perpetrados por Hamás. Fue debido a las vehementes y precipitadas declaraciones de la vicepresidenta Yolanda Díaz a favor de los postulados palestinos que parecía relacionar con el Movimiento de Resistencia Islámica. El resultado fue la exclusión de Pedro Sánchez de la reunión de urgencia convocada por Joe Biden, a la que invitó al primer ministro del Reino Unido Rishi Sunak, al presidente de la República Francesa Emmanuel Macron, al canciller federal de Alemania Olaf Scholz, y a la presidenta del Consejo de Ministros de Italia Giorgia Meloni. Con este cónclave, Biden pretendía alcanzar dos objetivos. Por un lado, una declaración de apoyo a Israel; y, por otro, establecer una coordinación diplomática, estratégica, militar, de seguridad y de Defensa, para hacer frente a lo que será una nueva crisis bélica en Oriente Medio de alcance internacional.

Si bien sorprende la exclusión del Presidente español de dicha cumbre, tal decisión se vuelve lógica, pues la colaboración entre las potencias occidentales deviene esencial también en materia de intercambio de información y cooperación entre las agencias de inteligencia; especialmente habiéndose constatado la desinformación y los errores cometidos tanto dentro de Israel por su Servicio de Inteligencia y Seguridad General Interior (Shabak), como en el exterior por su Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales (Mosad); todo ello pese a las sospechas de la CIA horas antes de la incursión, la presencia de hasta 2.000 miembros de Hamás en territorio israelí, o el despliegue desde el mar y en torno a la frontera, de miles de cohetes, drones y parapentes dispuestos para atacar territorio hebreo.

Este cierre de información a España (semejante al de los ciberataques de 2021), constituye para nuestros servicios de Inteligencia, y para los militares españoles que participan en misiones en todo el mundo, un motivo de frustración. Recordemos que, sólo en el sur del Líbano, donde se acumulan las fuerzas de Hezbolá, España tiene un contingente de 650 hombres y mujeres al servicio de la ONU. Pues bien, ahora su seguridad se vuelve más frágil debido a las contradicciones de un Ejecutivo de coalición que ya al inicio de la invasión rusa de Ucrania provocó el aislamiento del Gobierno español. Por eso es importante cuidar los modos y las formas en materia diplomática, de Defensa y de acción exterior. En un mundo tan convulso, y en un país tan vulnerable como España (que ha sufrido trágicos atentados), es prioritario un pacto de Estado entre las grandes fuerzas democráticas, que permita dejar fuera de las decisiones, negociaciones y declaraciones a formaciones que siguen coqueteando con regímenes autoritarios y fundamentalistas.