POSDATA

Más prudente que decidido

Xaime Barreiro Gil

Xaime Barreiro Gil

No se si es decepción la palabra adecuada para caracterizar el aterrizaje de Feijoo en la política nacional, pero por ahí le andará. Fuimos muchos, lo sé, incluso con algún temor sobre las consecuencias para lo propio, que dimos la bienvenida a lo que esperábamos que fuese un cambio de estilo en ese ámbito político, tan contaminado desde hace ya demasiado tiempo.

Digo que hubo temores porque era lo que sentíamos si, gracias a ese posible cambio de estilo, dando ánimos a la derecha en un contexto en el que la izquierda se enredaba en sus propias luchitas, Feijoo lograba ganar unas elecciones generales, elevarse a la presidencia del gobierno e, irradiando influencia, mandaba a esa izquierda encizañada a la caverna de sus propias intrigas.

A la vista de los resultados de las anteriores elecciones generales, creo que se puede ver que nuestros temores no eran infundados. Los resultados alcanzados por la candidatura de Feijoo, aunque resultasen insuficientes para formar un gobierno por sí mismo, no fueron ni mucho menos malos. Un poquito más, muy poquito, le hubiese bastado para encaramarse en la cabeza de un ejecutivo conservador.

Pero Feijoo no supo aprovechar la ocasión. Por sus errores más que por los aciertos de sus contrincantes, aunque tampoco fuesen nulos, Feijoo consiguió que una parte significativa del electorado, probablemente la que le faltó para lograr un triunfo suficiente, no es que no le haya votado, es que votó contra él.

El entroncamiento con VOX fue una de sus equivocaciones, aunque no la única. Peor fue su lanzamiento inesperado e inoportuno a la verborrea extremista, a sacar de quicio sus críticas, a extrapolar un fingido patriotismo, agitando calles y verbos, más por conveniencia partidista que por fidelidad constitucional.

Ahora se levanta cada mañana pensando con que grandilocuencia le toca predicar. De lo que pueda llegar a decir, sin embargo, ya está todo anticipado: leyendo la prensa de hoy ya se sabe de que hablará Feijoo mañana. La iniciativa nunca es suya. No es más que un derivado.

Estando colocado donde yo lo estoy, no puedo decir, sin hipocresía, que lamente la pérdida de la ocasión que podría haber representado Feijoo. Pero no le pongo reparos a decir que a España le hubiese venido bastante mejor que todo esto que ahora soportamos.

Y aún por encima, pone a Tellado de mamporrero. Alguien debería decirle que tiene que orientar al PP antes que proteger su propia espalda, aunque tampoco es que no le haga falta.