FIRMA INVITADA

Dar tiempo al tiempo

Carlos Pajares Vales

Carlos Pajares Vales

La pasada semana tuvimos el Black Friday, que de alguna manera anticipaba las compras de Navidad. En nuestras ciudades las tiendas ya están engalanadas como si fuese Navidad y en muchas de ellas ya se han encendido las luces de Navidad. Hay una especie de carrera entre ciudades y ciudadanos para ver quién anticipa más la Navidad. En los mercados se anticipan compras previniendo el alza de los precios que surge en la medida que se acerca la Navidad. 

Lo que sucede con la Navidad sucede también con todas las estaciones. Se anticipa la llegada de todas ellas, ya sea por los reclamos comerciales o por el ansia se pasar la estación en la que estamos y llegar a la siguiente. Esto se ve claramente cuando llega la Primavera o el Verano, donde las rebajas y los reclamos comerciales se multiplican. Muchos recordamos aquella canción del cantante Luis Mariano: “La primavera ha llegado y yo sé porque ha sido”.

La sociedad occidental actual incentiva el ansia natural de anticipar las etapas de la vida. Los niños quieren ser adolescentes y hacer las mismas cosas que estos, estos ir con los jóvenes y tener la misma independencia y así sucesivamente. Vemos en la televisión concursos en que aparecen niños y niñas compitiendo como si fuesen personas adultas, haciendo los mismos movimientos que los cantantes profesionales, con el aplauso general incluyendo el de sus padres. Se quiere anticipar las edades y para ello se apresura uno a consumir el tiempo lo antes posible, quemando etapas. 

Se quiere figurar y aparentar lo que no somos, destacando sobre los demás, ignorando que el tiempo va colocando a cada uno en su lugar.

La actitud de impaciencia se traslada también a nuestras expectativas. Pasamos la vida angustiados porque algo no ocurre en el tiempo que queremos, aún no encuentro el trabajo que deseo, aún no tengo pareja. Me angustia el futuro, sin tener conciencia y disfrutar del presente. No tomo conciencia que el futuro esta por llegar, pero que el presente no vuelve a llegar y no lo puedo recuperar. Paladear la vida consiste en atender y vivir el presente y captar la novedad que nos depara cada día. Muchos de nuestros desajustes provienen de hacernos unas ilusiones sobre nosotros mismos, deseando ser lo que no somos, comparándonos con los demás y de una manera sutil, pensando que somos mejores. 

La naturaleza nos da una pista de cómo transcurre el tiempo. Hay tiempo de sembrar, de echar raíces, de germinar, de fructificar y de morir. Cada cosa tiene su tiempo. La materia, desde las más ínfimas partículas elementales, pasando por los núcleos, átomos, moléculas, y demás estructuras incluyendo las más grandes como planetas, estrellas, galaxias tienen un tiempo, más o menos largo, característico (la vida media). La realidad es como es y no es la que imaginamos en nuestra cabeza.

No por mucho madrugar amanece más temprano y la realidad se impone. Basta dar tiempo al tiempo.