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Informe Pisa, las Matemáticas y la Comprensión Lectora

Carlos Pajares Vales

Carlos Pajares Vales

En el informe Pisa de este año no salimos bien en matemáticas y en comprensión lectora, como viene sucediendo todos los años. Si miramos más detenidamente, observamos que las deficiencias en los primeros años de la enseñanza en esas dos materias, no sólo disminuyen en las otras etapas, sino que aumentan. Esto significa que las diferencias provenientes del diferente entorno familiar y económico que son reflejadas en las primeras etapas, son aumentadas por el sistema educativo. Dada su importancia para el porvenir del alumno, su repercusión incide en una disminución de la igualdad de oportunidades. 

Hay datos positivos en el informe, uno es que somos de los países mejores en la inclusividad. Otro es que España reduce las diferencias con los países que ocupan los primeros puestos.

Es obvio que es necesario y prioritario poner los medios para remediar esta situación. Las deficiencias en la comprensión lectora no se comprenden bien donde radican, dado que el sistema educativo español es, dentro de la OCDE, donde se dedican más horas a Lengua y Literatura. Probablemente la enseñanza se enfoca más a analizar textos complejos y menos a saber escribir, leer entendiendo (eso es la comprensión lectora) y hablar en público de tal manera que se entienda lo que se quiere expresar.

 Respecto a la asignatura de las Matemáticas tampoco es fácil explicar por qué en España no mejoramos. Probablemente, en este caso tenga que ver con el número de horas dedicadas y el esfuerzo diferenciado que se hace con cada alumno, así como con el nivel en Matemáticas del profesorado en los niveles anteriores al bachillerato. Se ha apuntado que muchos de los egresados en las más de ochenta Facultades de Pedagogía, donde se sitúan las antiguas Escuelas de Formación del Profesorado, tienen dificultades para resolver problemas elementales de Aritmética en los que se requiera razonar. Si ellos no lo saben hacer, es muy difícil que puedan ayudar a los alumnos a hacerlo.

Hay etapas donde los alumnos tienen dificultad. Por ejemplo, alrededor de los 12-13 años se empieza a abordar problemas sencillos en los que para resolverles se necesita hacer una pequeña abstracción. Esta abstracción, puede costar más o menos, dependiendo de las circunstancias personales, independiente de la capacidad e inteligencia de los alumnos. La experiencia indica que ha habido magníficos ingenieros, físicos, matemáticos o médicos que tuvieron dificultades en esa etapa y que la superaron con la ayuda de los profesores del colegio o instituto o con cualquier otro refuerzo. Después fueron capaces de abordar problemas donde se requería una gran capacidad de abstracción.

Por el contrario, en España hay alumnos que intentan aprenderse de memoria los tipos standard de problemas para de esta manera pasar los exámenes. 

Cuando se pone un problema nuevo que no se encuadre dentro de los problemas-tipo, el alumno fracasa. Quizás la solución tenga que ver con dedicar más horas para ayudar a los alumnos a superar las etapas que exigen abstracción, y formar mejor al profesorado en Matemáticas, exigiéndoles razonar para resolver problemas.