Notas de actualidad

Más allá de la posverdad

José Manuel García Iglesias

José Manuel García Iglesias

El término polarización ha sido elegido como palabra del año 2023 por la FundéuRAE. Con ello se ha hecho hincapié en la radicalización que vive nuestro país en el mundo político y, en parte, en el mediático. Nada peor, en el ámbito de la opinión, que un pensamiento concebido a base de planteamientos radicales, de uno u otro signo, algo que, en cierta medida, se traslada, o puede hacerlo, a la sociedad en general.

Quizás, detrás de tal innecesaria e inconveniente tensión dialéctica, se encuentre, entre otros ingredientes, tanta y tanta posverdad que ha sido reconocida, como “mentira emotiva, que implica la distorsión de la realidad primando las emociones y las creencias personales frente a los datos objetivos”. Vivimos, en definitiva, en un mundo en el que se expande la “no verdad”, maquillando, en incierto grado, lo que es, fue o ha de ser.

Valga esta reflexión inicial para recomendar al lector que adquieran “O Mintireiro Verdadeiro pro ano 2024”. Aquí, en Santiago, lo vende, Fernando Lorenzo, a las puertas de la Oficina Principal de Abanca, en Montero Ríos. Allí está, cada mañana, con su anorak azul, pantalón vaquero y bufanda al cuello, de un lado para otro, ofreciendo su mercancía que, en este caso, viene acompañada de otro ejemplar titulado “Fiestas Gastronómicas, Romerías, Horóscopos, Signos del Zodiaco, Recetas de Cocina, Chistes”. 

Se trata de información veraz, que no engaña a nadie y procura entretener. Explica, desde la sencillez, entre otras cuestiones, el calendario litúrgico y da cumplida reseña, pormenorizada, de ese abundante mundo de ferias y mercados que se reparten por Galicia, indicándonos sus respectivas cronologías. Se mueve, como publicación, desde sus mismos orígenes, en un tipo de comunicación aquilatada, expresada en pocas palabras, algo que hoy es común en los leguajes de las redes sociales pero que aquí, en Galicia, practicó, por su carácter didáctico y a modo de calendario agrícola, un sacerdote, José Regadío, en los años setenta del pasado siglo y que llegó a tirar 15.000 ejemplares anuales, que se vendían por muchos rincones de nuestro territorio.

Hoy O Mintireiro sigue su curso. Debo de confesar que, cada año, lo adquiero y lo guardo al lado de sus antecesores en la materia, cual si fuera memoria, adelantada, del porvenir. Hay, es verdad, diversidad de tipos de calendarios y, en la actualidad, se trata de un producto que ha evolucionado mucho pero éste sigue siendo el nuestro: el que marca el día y el sentido de las fiestas, de las ferias, de los mercados de nuestra tierra; el que se asoma, también, a un sentido del humor a reconocer, tantas veces, como galaico… En fin, alejémonos de la polarización, huyamos de la posverdad y vayamos a lo nuestro. Que este 2024, que estamos iniciando, nos permita disfrutar de tantas cosas buenas que esta “enxebre” publicación, con su peculiar decir, nos avanza