Notas de actualidad

Perfecto Yebra, escritor

José Manuel García Iglesias

José Manuel García Iglesias

Cuando la vida te otorga muchos años te ha dado, al tiempo, oportunidades varias, En el caso de Perfecto Yebra Martul-Ortega (La Habana, 1937) sus estudios, en la Universidad de Santiago, le llevaron a licenciarse y doctorarse en Derecho, completando su formación en diferentes centros alemanes y portugueses. Así se iría fraguando su carrera como profesor de Derecho Financiero y Tributario llegando a compaginar la cátedra con la política, lo que le posibilitó ser uno de los diputados constituyentes en 1977.

Pasó el tiempo y, con él,  la docencia y la investigación, también las idas y venidas de quien tiene ocupaciones en el mundo de los avatares políticos. Con el devenir de su biografía se convirtió en abuelo y esa hermosa circunstancia le llevaría a escribir para sus cinco nietos de aquel entonces; estamos en el año 2011. De este modo publicó un libro titulado Cuentos para los nietos. La gran traslación de Termópilo y Octopus, en donde se reúnen veinticuatro hermosos relatos, a la medida de la atención e interés de la infancia.

Han pasado los años y, ya en el año 2023, nos encontramos no solo con la reedición de aquel libro sino también con otros dos, de la misme estirpe. Se titulan La larga estancia de Octupus y Bubo, uno, y El incierto regreso de Braza y Guaca, el otro, con los que se suman cuarenta y una nuevas narraciones repletas de imaginación y sonrisas, al tiempo que el repertorio de nietos aumenta con cuatro más.

Quizás no haya mejor modo de reorientar la labor de quien escribe, cuando se hace mayor, que mirar a la infancia y seguir escribiendo pensando en ellos, queriéndolos ayudar a crecer entre fantásticas alegrías y sueños que no lo son porque son, o quieren ser, sencillamente cuentos, esos textos cortos que llevan a quien los escribe a ser, en lo posible, como ellos, los nietos, empatizando con su sentido lúdico y deseando que sean eternamente alegres.

Pero sigamos con el profesor Yebra. Ahora que el tiempo abunda y las ganas no faltan, hace, además, otros escritos que nos lo muestran como un novelista que, ya con sobrado oficio, no ha publicado, todavía, su primera novela. La amistad que nos une me ha permitido leer su Si las casas hablasen. El ejemplar manuscrito está fechado en el año 2017. Son ya muchos años esperando y la ilusión y el buen hacer que le distingue están ahí patentes. La vida de un personaje, Bruno – que, en algo, nos recuerda a quien lo escribe-, discurre al compás de aquellos lugares por los que el autor lo ubica, iniciando su singladura en una casa rural y ultimándola en una residencia de acianos. Su escritura es, siempre, fresca. Tiene la lozanía de la juventud, algo que es más cuestión de carácter que de cronología. Que la salud se mantenga y la ilusión, también. Y vendrán nuevos cuentos y otras novelas para seguir, así, viviendo.