Firma invitada

Determinismo y apertura a lo inesperado

Carlos Pajares Vales

Carlos Pajares Vales

En la película Oppenheimer se muestra la carrera entre los alemanes y los americanos para conseguir la bomba atómica. Se podría decir que fue debida en gran parte porque los americanos consiguieron reunir un formidable equipo de físicos e ingenieros, varios de ellos venían de Europa escapando de los nazis. Sin embargo, los alemanes también tenían un gran equipo encabezado por Heisenberg, principal creador de la Mecánica Cuántica, y con insignes físicos como Stern, Gerlach y muchos otros. En la película aparece como Oppenheimer ve que los trabajos no avanzaban como deseaban y consulta con Fermi en Chicago, aunque para ello tiene que salir de Los Alamos. Esa consulta fue decisiva porque Fermi sabía que para que se diese la fisión nuclear continuada había que moderar los neutrones que se producían en la primera fisión, reduciendo su velocidad porque así aumentaba la probabilidad de fisionar los núcleos y continuar la reacción en cadena. Esta peculiaridad, aparentemente sencilla y sin grandes complicaciones, la ignoraban los alemanes y también el equipo americano. Fermi la descubrió por casualidad cuando trabajaba en Roma. Trabajaba en los llamados rayos cósmicos, partículas que provienen de fuera de la Tierra, detectadas mediante unas placas especiales. Sin embargo, estuvo abierto a ver no lo que buscaba sino lo que revelaban sus datos. A esta casualidad se unió que cuando le dieron el premio Nobel en 1938 viajó a Suecia a recogerlo no volviendo a Roma, emigrando a Estados Unidos, porque su mujer era judía y en Italia tenía el poder Mussolini y el fascismo. Las dos cosas, el hecho de la abertura a lo desconocido de Fermi y el fascismo en Italia, hicieron posible que la bomba atómica la tuviesen los americanos antes que los alemanes. Si no hubiese sido así, probablemente Europa y el Mundo hubiesen caído en manos del fascismo con las consecuencias que podemos imaginarlos. 

 La Historia esta llena de ejemplos como este en que acciones puntuales de un individuo o grupo cambian el curso de ella. El futuro no está determinado y prefijado de tal manera que no se puede hacer nada para cambiar su curso. Por el contrario, el futuro está por construir y acciones individuales y colectivas pueden conseguir mundos diferentes. Hoy en día, por primera vez en la Historia, la especie humana tiene la capacidad de destruir el planeta, destruyéndose a sí misma. No es solo por la existencia de bombas atómicas y otras bombas, sino por la actividad humana que sacrifica el cuidado de la naturaleza por el progreso industrial y económico. La visión a corto plazo, la ignorancia, los cortoplacistas y en definitiva nuestros egoísmos, pueden llevarnos a ese final catastrófico. No se trata de alarmar, sino de señalar la realidad. Cada vez se ve más claro que la especie humana tiene la misión de cuidarse unos de otros, sin exclusión alguna. A este cuidado, se debe añadir el cuidado de la naturaleza y de nuestro planeta. No estamos predestinados a destruirnos como señal de nuestros egoísmos. La principal misión y objetivo, por encima de cualquier otro progreso, es cuidar nuestra especie y la naturaleza.