Políticas de Babel

Las elecciones europeas como objetivo

José Manuel Estévez-Saá

José Manuel Estévez-Saá

ES MUCHO LO QUE NOS JUGAMOS en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio. De alguna manera, ya estamos en lo que podríamos denominar una larga y tensa pre-campaña electoral. Son tantos los desafíos a los que nos tendremos que enfrentar en los próximos meses, que las formaciones han puesto en marcha toda su maquinaria para preparar programas y filtrar iniciativas atractivas para el ciudadano, y beneficiosas para la UE.

El apoyo a Ucrania, el compromiso con el “alto el fuego” en Oriente Medio, la mediación entre el Gobierno hebreo, Hamás y el pueblo palestino, el reajuste presupuestario y la política fiscal común, o la Estrategia industrial europea de Defensa, son algunos de los temas sobre los que deben ir posicionándose los grupos políticos. Además, habrá que ver de qué modo responden los ciudadanos a las normativas derivadas de la pandemia, y al impacto de una inflación que ha mermado su nivel adquisitivo y encarecido la cesta de la compra. También la crisis energética y la del transporte han empeorado su calidad de vida. A mayores, la amenaza terrorista y la inseguridad ciudadana siguen ahí. Asimismo, los flujos migratorios, las políticas de asilo, y la respuesta de las fuerzas radicales a derecha e izquierda del arco parlamentario habrán de ser consideradas.

Finalmente, el sector agrario denuncia con vehemencia las difíciles circunstancias en las que se encuentra desde hace lustros debido a los desorbitados requisitos burocráticos, a las excesivas normas medioambientales amparadas en la Política Agraria Común (PAC) y el Pacto Verde europeo, o a los efectos colaterales de los acuerdos comerciales con terceros países, que generan competencia desleal pese a unas subvenciones y ayudas que resultan insuficientes e injustas. Los controles fitosanitarios y el uso de esos pesticidas cuya limitación ahora se ha suavizado, deben revisarse y aplicarse a las importaciones desde los países del sur del Mediterráneo, y a las que puedan generar los tratados comerciales con Mercosur o Nueva Zelanda.

Los votantes analizarán igualmente las propuestas en defensa del Estado de Derecho dentro de la UE y en contra de los delitos de corrupción, pues urge homogeneizar leyes y “decretazos” que ciertos gobiernos puedan estar intentando imponer a nivel nacional con fines espurios. Una vez más, el equilibrio de fuerzas políticas se pondrá a prueba. Todo parece indicar que la Eurocámara seguirá liderada por el Partido Popular Europeo (EPP); pero, como ya adelantamos en enero, habrá que ver si mantiene su coalición con socialdemócratas (S&D) y liberales (RE), o si se deja seducir por el nuevo auge de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), o por el más ultraderechista grupo de Identidad y Democracia (ID). Están en juego no sólo 720 escaños, sino también los consensos legislativos durante los próximos cinco años.