Opinión | Políticas de Babel

Crisis de seguridad en Latinoamérica

LATINOAMÉRICA SUFRE una severa crisis de seguridad. Se trata de una cuestión que, en muchos países del sur y del centro del continente, área del Caribe incluida, ha pasado a constituir el principal motivo de preocupación para la ciudadanía. La inseguridad afecta a la calidad de vida de las personas, y repercute en una población que ha visto cómo los índices de pobreza y las desigualdades se han acentuado. Si a ello le añadimos la consolidación de regímenes opresores, y la irrupción de nuevos Gobiernos autoritarios, es fácil concluir que las libertades se han visto mermadas al otro lado del Atlántico.

Sin embargo, recientes encuestas indican que la población prefiere apostar por Administraciones fuertes frente al crimen y al narcotráfico, a cambio de perder parte de sus derechos; todo ello con el fin de poder disfrutar de mayor seguridad y libertad en las calles. Un buen ejemplo es El Salvador, cuyo presidente, Nayib Bukele, mantiene una lucha incansable contra las peligrosas ‘maras’, cuyo poder se extendía hasta hace poco por el 90% del país, influía en el fracaso escolar, y forzaba la emigración de familias que no podían soportar vivir bajo la extorsión, el tráfico de drogas y los asesinatos que se ensañaban con los más jóvenes de la sociedad.

Estos días pude comprobar allí cómo los canales de televisión dedican su parrilla a analizar los problemas de seguridad que sacuden la región. Muy llamativo me pareció el detalle con el que la CNN en Español, que emite para América Latina, analizaba la inseguridad en Chile y los problemas que está ocasionando en un país en el que el 50% de la población ve en el crimen su principal motivo de preocupación. Incluso en la capital, Santiago, el índice de ciudadanos que consideran inseguro salir por la noche es cada vez mayor. También Argentina ha visto cómo los asesinatos han aumentado estos años, de ahí que el nuevo presidente, Javier Milei, haya insistido durante su campaña electoral en devolver la seguridad a los argentinos; una promesa que, sin duda, favoreció la victoria del líder de La Libertad Avanza. Ahora, su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, trabaja bajo el lema “el que las hace, las paga”.

Ecuador es un caso aparte. Sus ciudadanos apenas se atreven a dejar sus casas por la noche, y los cárteles de la droga se han convertido en el objetivo del nuevo presidente Daniel Noboa. Este joven miembro de Acción Democrática Nacional prometió en campaña, además de impulsar la inversión extranjera y, con ello, el empleo juvenil, luchar contra el narco hasta el punto de militarizar sus infraestructuras de comunicación, así como las fronteras del país, a fin de frenar el tráfico de estupefacientes. Esta actitud férrea frente al narcotráfico, junto al asesinato del candidato Fernando Villavicencio en agosto, propició su ascenso al poder. En México, las políticas de López Obrador no han logrado el éxito prometido, y los cárteles de la droga acaparan influencia y poder en buena parte del país, al igual que las mafias de la droga en Colombia.

También los homicidios repuntaron en 2022 y 2023 en Brasil. Asimismo, la inseguridad aumenta en Uruguay, Nicaragua, Paraguay, Perú y hasta en Costa Rica; y ni siquiera en Venezuela, pese al monopolio total del régimen de Maduro, el retroceso de la violencia resulta significativo. El caso de Haití, sometido al control de las mafias y las bandas criminales, ya lo expusimos aquí. En definitiva, América Latina necesita un compromiso con la seguridad, frente al narco, y contra el crimen, que debe ser supranacional, y contar con la aquiescencia de todos los Gobiernos de la región.