Opinión

Nadie trató a Koldo con tanto cariño como Armengol

Koldo García.

Koldo García. / EFE

Manuel Palomino no comunicó en 2022 a la Guardia Civil, actuante en nombre de la Fiscalía Anticorrupción y que le reclamaba toda la información disponible, que el millón y medio de mascarillas servidas por la trama de Koldo García eran fraudulentas. A continuación, Francina Armengol elevó incomprensiblemente al autor del camuflaje a director general del Ib-Salut, y en el escándalo investigado por la Audiencia Nacional cada vez cuesta más distinguir entre la simultaneidad casual o la conexión causal.

Palomino ha tenido la oportunidad esta semana de aclarar las contradicciones en que incurrió en la primera visita de la Guardia Civil a su institución, ahora a instancias de la Fiscalía Europea. Las dos preguntas clave continúan siendo por qué el Govern Armengol aprobó una compra rechazada cuando menos por Asturias, Aragón y Castilla-La Mancha, y por qué no efectuó una reclamación inmediata en cuanto comprobó la inutilidad del género servido por la trama de Koldo. El dinero procedía íntegramente de fondos europeos.

Los socialistas se dividen entre quienes se dejaron tomar el pelo por Koldo y quienes le pararon los pies, Armengol se situó curiosamente entre los dóciles. Su situación se agrava porque incluso las instituciones que cedieron a las presiones de una trama sin capacitación alguna para el tráfico sanitario formularon una enérgica protesta, en cuanto advirtieron la pésima calidad de las mascarillas. En cambio, el Govern las almacenó sin rechistar, y ocultó el fraude a la Guardia Civil, a la Fiscalía Anticorrupción, a la Oficina Anticorrupción y a la Intervención de la Comunidad. Por no hablar de que aplaudió por escrito y con membrete del Ib-Salut la "satisfactoria" entrega.

Nadie trató a Koldo con tanto cariño como Armengol. Este curioso comportamiento choca con la brega actual de Iago Negueruela por mantener la pureza del Govern, la única institución del planeta que no cometió ni un error en ocho años de ejercicio del poder. Hasta el propio PSOE reconoce en Madrid que cualquier contacto con la trama de Koldo fue un escándalo, que le ha costado hasta la militancia al todopoderoso José Luis Ábalos. Mientras tanto, los mismos protagonistas defenestrados en la capital habrían actuado en Mallorca de modo impecable. Para defender a Koldo, el PSOE balear está dispuesto a contradecir a Ferraz.