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Llenar el depósito de gasolina roza otra vez los 100 euros en estaciones compostelanas

El litro de 95 ronda sin descuentos los 1,8 € en los surtidores más caros y sube la factura en un coche medio a 98 € // Las diferencias con las low cost superan los 20 céntimos // Los valores del pasado verano, aún lejos

Un profesional llena este martes el depósito de un vehículo en una gasolinera compostelana  / jesús prieto

Un profesional llena este martes el depósito de un vehículo en una gasolinera compostelana / jesús prieto / roi rodríguez

Al encarecimiento de la cesta de la compra o la escalada del euríbor, que está disparando las hipotecas, las familias compostelanas suman entre sus preocupaciones para llegar a fin de mes el nuevo repunte de los carburantes, agudizado tras la desaparición de la bonificación de 0,20 € el litro que ofrecía el Gobierno central hasta finales de 2022.

Pasar por el surtidor vuelve a ser una pequeña pesadilla para los conductores, que ven como en algunas estaciones de servicio de Santiago llenar un depósito medio de 55 litros con gasolina de 95 vuelve a rozar los cien euros si no se cuenta con ningún tipo de descuento. Con todo, es verdad que la diferencia entre las más caras de la ciudad y las más baratas es notable.

Así lo constatan los datos del Geoportal del Ministerio de Industria, panel que recoge diariamente información comparativa sobre el coste de los combustibles de automoción y del que se desprende que en los surtidores con las tarifas más elevadas el litro de la gasolina estándar se abonaba ayer a 1,786 euros, lo que multiplicado por un depósito medio de 55 litros eleva la factura del lleno hasta los 98, 23 euros, siempre –hay que subrayar– que no se aplique bonificación.

Una cuantía que se reduce de manera importante, hasta el entorno de los 86 euros en el lleno, doce menos, si la comparativa se realiza tomando como referencia las tarifas de las conocidas como gasolineras low cost, en las que aprovisionarse de carburante de 95 sale por 1,577 euros el litro, una diferencia que supera los veinte céntimos.

Aunque sin asomarse de momento a la temida cifra de cien euros el lleno, conducir un coche propulsado con diésel convencional tampoco sale lo que se dice barato. En el ejemplo más extremo por la parte alta de los precios, cada litro de este combustible se abona a 1,677 €, lo que traducido en un depósito a rebosar equivale a algo más de 92 euros.

Como la gasolina, al repostar gasóleo también se puede aligerar la factura a la hora de pasar por caja si se acude a estaciones de servicio de bajo coste para aquellos que no tengan rebajas a través de tarjetas o bonos específicos de las marcas. En las low cost compostelanas el litro de diésel cotizaba este martes a 1,527, o lo que es lo mismo, 84 euros cada lleno.

Donde ya se supera con creces la barrera psicológica de los cien euros por depósito es en el caso de quienes apuesten por alimentar su coche con gasolina de 98, un combustible premium mucho menos utilizado por los automovilistas, cuya cotización se dispara ya hasta el entorno de los dos euros (1,924), elevando el lleno hasta los 105,6 euros. Un importante esfuerzo para el bolsillo de cualquier trabajador, también en la versión diésel, con un precio de 1,739.

En gasolina, la diferencia entre un combustible estándar y uno premium descansa, básicamente, en el octanaje, que cuanto mayor sea menos riesgo de avería conlleva –en teoría– para el automóvil. Además, el carburante de calidad superior suele llevar una serie de aditivos que ofrecen ventajas como una mejor optimización del consumo. En el diésel, por su parte, la clave es el número de cetano: cuanto mayor sea, mejor será la combustión. A mayores, llevaría sustancias anticorrosión que no contiene el combustible estándar y, al estar más refinado, arrastra también menos residuos, beneficiando al filtro antipartículas.

A raíz de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, de la que se acaba de cumplir un año este 24 de febrero, el precio de los combustibles empezó a dispararse en un entorno de alzas constantes del crudo, batiendo sucesivos récords y llegando a consolidarse por encima de los dos euros el litro durante el pasado mes de junio, sin contar la subvención de los veinte céntimos del Gobierno, que había entrado en vigor el 1 de abril para intentar paliar los efectos de la crisis. Por aquella época, con el barril de crudo Brent (referencia europea) muy por encima de los cien dólares, el Boletín Petrolero de la Unión Europea indicaba que la cuantía media del litro de gasolina escalaba hasta los 2,141 euros y la del gasóleo A habitual se quedaba en los 2,076 euros. Hoy, aunque caros, tanto gasolina como gasóleo están aún lejos de esos valores, con el Brent todavía en 83 dolares.

Tras pulverizar récords el pasado verano, la bajada progresiva del combustible provocó que en el último Consejo de Ministros de 2022 el Gobierno pusiese fin al descuento directo de los 20 céntimos a partir del 31 de diciembre de ese ejercicio, al menos aplicado de forma universal, pues sí se acordaron medidas de bonificación para ciertos sectores.

Una decisión que empujó a las grandes petroleras a mantener sus descuentos o estrenar nuevas, promociones con el objetivo de fidelizar a la clientela. De este modo, los precios que aparecen en los carteles o que recoge el Geoportal no siempre coinciden con los que acaba pagando el consumidor que acude a la gasolinera. En general, la bonificación que ofrecen es de 10 céntimos por cada litro, aunque cada una con sus particularidades.