Solidaridad

Centinelas vela por 137 familias de mujeres en riesgo de exclusión social

Con medio centenar de voluntarios, la asociación compostelana proporciona un apoyo integral a sus usuarias, mano a mano con los servicios sociales municipales

Dos de las voluntarias de la asociación compostelana Centinelas en el banco de recursos que tiene en Conxo.

Dos de las voluntarias de la asociación compostelana Centinelas en el banco de recursos que tiene en Conxo. / Koro martínez

Pudiera parecer que apenas si existen por tratarse de un colectivo silencioso y a menudo oculto entre los muros de sus propias dificultades, pero las mujeres en situación de vulnerabilidad o grave riesgo de exclusión social a las que dirige su atención la asociación compostelana Centinelas resultan demasiadas si uno piensa que pudiera tratarse de su propia vecina o se para a pensar en lo que supone para cada una de las 137 familias a las que en estos momentos presta su apoyo esta entidad.

Y es que, tal y como explica Priscila Mariscal, “caer en la vulnerabilidad es mucho más fácil de lo que pensamos, muchas veces es gente que ha ido teniendo recursos y empleo, que ha ido tirando, pero a la que le llega un momento en el que se queda sin su puesto de trabajo y esos recursos desaparecen”.

“Son mujeres de diferentes edades, con niveles de estudios diversos y orígenes también muy diferentes”, añade la coordinadora de formación de este organismo sobre sus usuarias en una entrevista con este periódico, en la que indica que el perfil más habitual suele ser el de “madres de familia con niños menores de doce años, muchas de ellas en situación migratoria y que por circunstancias familiares o laborales están sometidas a una elevada vulnerabilidad”.

De las 137 a las que están prestando su apoyo, “67 tienen niños menores de tres años de edad o están embarazadas”. La inmensa mayoría están residiendo en Compostela, si bien también se presta ayuda a algunas provenientes de núcleos poblacionales limítrofes con la capital gallega.

Respecto a su origen de procedencia, reconoce que “va por rachas, hace año y medio o dos venían muchas mujeres de Venezuela y ahora, en cambio, lo están haciendo desde Perú“. Recalca que “es algo que depende muchísimo de la situación económica y social por la que atraviesan sus respectivos países”. Preguntada sobre si como consecuencia de la invasión de Ucrania han tenido que atender a desplazadas por el conflicto, explica que “no es el caso, puesto que la acogida a refugiados en caso de guerra funciona de otra manera”.

Violencia machista.

Y lo mismo sucede con las mujeres víctimas de la violencia de género, en este caso porque “aunque trabajemos con ella y su familia, no abordamos este tema, que sigue un protocolo muy complejo y específico, y es algo de lo que se encarga el Centro Integral de la Mujer”. Recalca que ése es el organismo especializado en Santiago para una problemática que “exige interponer acciones judiciales, investigaciones, es un tema muy delicado que hay que abordar con especialistas en estos temas, psicólogos, abogados...”.

El primer requisito para convertirse en usuarias de Centinelas es que “tienen que serlo a su vez de los servicios sociales municipales, puesto que ésta es la vía oficial a través de la que pueden y deben solicitar muchas de las necesidades que tienen”.

“En nuestro caso -añade- lo que les proporcionamos es una atención social y de necesidades básicas como la dotación de pañales, higiene para bebés o alimentación infantil. Es algo que aquellas que tienen niños precisan con urgencia, y que en cambio muchas veces se encuentran con que la tramitación de dichas ayudas tarda en llegarles hasta cuatro meses o más”.

Para solucionar esta carencia, cuentan con un banco de recursos para la infancia en Conxo, a través del que prestan a quien lo necesite cunas, tronas, bañeras y ropa infantil donadas por ciudadanos que ya no las necesitan.

Sobre el proceso que siguen cuando una usuaria acude a su asociación, apunta que “nuestra primera atención social puede durar hasta dos horas porque a menudo hay que escarbar mucho hasta saber qué es lo que realmente les pasa y cómo podemos ayudarles” en algunos de los múltiples problemas que les abocan a una situación de vulnerabilidad extrema. Señala que, en el caso de las mujeres extranjeras, “realizamos una ardua labor para intentar homologar sus estudios porque es algo que cuesta muchísimo, un proceso muy laborioso tanto en lo referente a la homologación de sus títulos de bachillerato como incluso superiores”.

Recuerda que hubo muchas venezolanas, por ejemplo, que eran profesoras, enfermeras o psicólogas en su país, y que aquí no podían ejercer precisamente por no poder homologar esa preparación.

Con cuatro trabajadoras en plantilla, Centinelas recibe también el apoyo de 47 voluntarios, la inmensa mayoría de ellos de Santiago. Entre ellos hay jóvenes, alguna exusuaria y también personas que ya están jubiladas y dedican parte de su tiempo, por ejemplo, a restaurar y ordenar el material entregado al banco de recursos.

Las vías de financiación de las que se nutre esta entidad compostelana para llevar a cabo su labor con las mujeres vulnerables de la ciudad se centran en la cuota que pagan los socios, y que puede ser de 20 euros al mes o una cantidad anual que el socio decida. En la actualidad tienen 130 , sobre todo del área de Compostela, aunque también hay de otras zonas de la comunidad. Además, se accede a diferentes subvenciones públicas procedentes de la Xunta de Galicia, de la Deputación de A Coruña y, en ocasiones, del Concello de Santiago.

Priscila Mariscal señala asimismo que “intentamos participar en el acceso a diferentes ayudas de bancos y fundaciones privadas”. A ello se unen campañas muy específicas de apoyo como la que llevaron a cabo la pasada Navidad con los alumnos del colegio La Salle. En una cocina cedida por Área Central y con los productos donados por Alcampo, los estudiantes elaboraron galletas y las vendieron para, con el dinero recaudado, comprar productos de higiene infantil que les donaron.