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Lento avance de Santiago hacia el coche eléctrico con unos “insuficientes” 50 puntos para recargar

Los usuarios ven cierta mejoría en Galicia en los últimos años, aunque piden más apoyo de las administraciones // La inmensa mayoría son privados, los públicos “casi no existen”, indican: “dependes del enchufe doméstico”

Coches eléctricos en una red de puntos de recarga  situada en Santiago / antonio hernández

Coches eléctricos en una red de puntos de recarga situada en Santiago / antonio hernández / roi rodríguez

La apuesta por reducir la contaminación y avanzar hacia un mundo más sostenible obligará a la industria de la automoción, entre otras, a pisar a fondo el acelerador para reorientar su oferta de vehículos impulsados total o parcialmente por motores de combustión hacia modelos con emisiones cero. La Unión Europea puso 2035 como fecha límite a los coches alimentados con gasolina o gasóleo. El tiempo vuela y el futuro parece pasar por los turismos y furgonetas eléctricas, que ya son hoy una realidad. Sin embargo, pese a que la electromovilidad está subiendo impulsada por el alto precio de los combustibles fósiles, la red de estaciones de recarga para no quedarse sin batería está todavía en pañales. Al menos en ciudades como Santiago, que aglutina alrededor de 50 puntos repartidos en centros comerciales, concesionarios, aparcamientos o gasolineras –según los datos del portal Electromaps–, que se quedan “insuficientes”. 

“El eléctrico que ahora mismo está de moda es el híbrido enchufable, con autonomías muy escasas de entre 50 y 70 kilómetros, entonces cuantos más puntos de recarga haya mejor”, explican desde la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos (Auve). “No llegan a nada”, resume Juan Furones, el delegado de la organización en la provincia de A Coruña. “Hay una directiva europea que dice que los aparcamientos públicos deben tener al menos la preinstalación para poner los puntos de recarga, pero en la mayoría brillan por su ausencia, con lo cual dependes de tu cargador doméstico”, abunda. La gran mayoría de las electrolineras disponibles “están en instalaciones privadas y suelen ocuparse con facilidad”, con lo que “en el 90 % de las ocasiones las posibilidades de usarlos son nulas”, apunta. “A lo mejor un miércoles a las 12 de la mañana puedes tener suerte, pero en un día de gran afluencia es muy difícil”, ejemplifica. 

Reconoce, con todo, que la situación en Galicia– y por extensión en Compostela– va mejorando muy lentamente. “Antes era imposible”, admite. “Después empezaron a poner puntos de recarga y encontrabas alguno disponible. Pero ahora que empieza a haber más coches eléctricos y la gente se va concienciando acerca del vehículo de cero emisiones, la realidad es que no llegan, aunque poco a poco empieza a verse algo de luz”. No obstante se queja del escaso apoyo de las administraciones, “que están haciendo más bien poco”, poniendo como contrapunto la situación en Portugal, “mucho más avanzada”. El país vecino, sostiene Furones, está avanzado de una forma mucho más eficaz que España en su red. 

Las estaciones de servicio convencionales son uno de los espacios donde se suelen encontrar estaciones para vehículos eléctricos en la ciudad. El problema, como razona el responsable provincial de Auve, es que mientras en llenar el tanque con gasolina o diésel es una operación que no requiere ni cinco minutos, abastecer de energía a un coche de batería supone “al menos media hora” para tener una autonomía suficiente. De este modo, una gasolinera puede atender muchos más vehículos de combustión que eléctricos, con lo que para ser operativas para los usuarios de un coche de batería necesitarían multiplicar su oferta. “Y en eso vamos muy despacio”. 

Galicia, constata Auve, es una “zona oscura”. “Es muy difícil recargar, necesitas planificar muy bien dónde vas a ir. Yo creo que no hay un ánimo de las administraciones por fomentar la electromovilidad”, dice Furones, que por el contrario sí observa cada vez más vehículos de cero emisiones en la calle . Para esplazamientos cortos o solamente urbanos con el cargador doméstico suele ser suficiente para salir y volver a casa, sobre todo en coches que tienen ya una autonomía extendida de doscientos o trescientos quilómetros no es necesario depender de una electrolinera a medio camino.

Un freno para el turismo

“En Portugal se venden el triple de vehículos eléctricos puros y podía haber un cierto efecto contagio en Galicia, pero tenemos la sensación de que Galicia ha ido algo rezagada”, alerta, a su vez, el presidente nacional de Auve, Mikel Agirregabiria, quien recuerda al Gobierno español que “prometió para el verano pasado” que iba a hacer un listado público de puntos de recarga, al igual que hace con las 11.800 gasolineras que hay por todo el país. “Sin embargo no se ha cumplido y estamos a la espera”. Más allá de esta circunstancia, reconoce que con los coches eléctricos actuales ya se puede viajar a cualquier sitio de España o de Europa, pero sí detecta una dificultad especial en el caso de Galicia. “En Castilla y León, en la zona adyacente a Galicia, la situación es bastante mala y también en lo que no es la costa Atlántica gallega. Galicia tiene que hacer un esfuerzo”, lamenta, recordando el inmenso tirón turístico del Camino. Avanza que desde su asociación van a lanzar varias rutas de cero emisiones y les está costando generar una hacia Galicia por esta falta de electrolineras. “Es fácil ir por la costa vasca, cantábrica y asturiana, pero a partir de ahí empiezan a encontrarse dificultades”, lamenta.

La comunidad cuenta con siete veces menos instalaciones que Cataluña

“En Portugal se venden el triple de vehículos eléctricos puros y podía haber un cierto efecto contagio en Galicia, pero tenemos la sensación de que Galicia ha ido algo rezagada”, alerta, a su vez, el presidente nacional de Auve, Mikel Agirregabiria, quien recuerda al Gobierno español que “prometió para el verano pasado” que iba a hacer un listado público de puntos de recarga, al igual que hace con las 11.800 gasolineras que hay por todo el país. “Sin embargo no se ha cumplido y estamos a la espera”. Más allá de esta circunstancia, reconoce que con los coches eléctricos actuales ya se puede viajar a cualquier sitio de España o de Europa, pero sí detecta una dificultad especial en el caso de Galicia. “En Castilla y León, en la zona adyacente a Galicia, la situación es bastante mala y también en lo que no es la costa Atlántica gallega. Galicia tiene que hacer un esfuerzo”, lamenta, recordando el inmenso tirón turístico del Camino. Avanza que desde su asociación van a lanzar varias rutas de cero emisiones y les está costando generar una hacia Galicia por esta falta de electrolineras. “Es fácil ir por la costa vasca, cantábrica y asturiana, pero a partir de ahí empiezan a encontrarse dificultades”, lamenta.

La sensación exteriorizada por los conductores de que en Galicia queda mucho por hacer en materia de electromovilidad se ve refrendada por los datos. La comunidad cerró 2022 a la cola en España en el listado de puntos de carga, con 690 infraestructuras de acceso público, tras un crecimiento del 2,7%, por debajo de la media nacional. Son casi siete veces menos que Cataluña, que encabeza el listado con 4.487, según se desprende del barómetro de la electromovilidad que elabora la asociación nacional de fabricantes automovilísticos (Anfac), en el que La Rioja (101) ocupa el último lugar. De las 690 instalaciones que tiene la comunidad 252 están en zonas urbanas y 438 en interurbanas. Por su parte, Madrid encabeza la tabla sobre el indicador global de electromovilidad con 21,5 puntos sobre 100. Galicia, en el polo opuesto, es la tercera con peores datos (11,9), empatada con Extremadura. En el indicador de penetración del vehículo electrificado, la comunidad también destaca en la parte baja y en el indicador de infraestructura de recarga es la antepenúltima.

España finalizó el pasado ejercicio con 18.128 puntos de recarga de acceso público, 4.700 más que el año anterior. Más de la mitad, un 55%, corresponde a potencias de 22 kW o menos y sólo el 1,4% de la infraestructura disponible permite carga a 250 kW, de menos de 15 minutos. Todas las comunidades avanzaron pero Anfac advierte que el desarrollo es muy lento de ahí que España aparezca en los últimos lugares de la electrificación en Europa. En el último año apenas logró una mejora de 3 puntos frente a los 7 puntos de la media europea.

La CIFRA: 690

instalaciones de electromovilidad en Galicia, de las que 252 están en puntos urbanos y 438 en interurbanos. 

En el ránquin nacional la comunidad ocupa el noveno puesto, a mucha distancia de Cataluña, que lidera la tabla. En el conjunto de España hay 18.128 electrolineras a cierre de 2022, según Anfac.