Las obras de la nueva depuradora se iniciarán en verano tras más de dos décadas de espera

El Ministerio de Transición Ecológica prevé dar luz verde al proyecto, como máximo, a principios de julio // La empresa adjudicataria de los trabajos negocia un aumento del presupuesto inicial por la subida de precios

Instalaciones actuales de la depuradora de A Silvouta / jesús prieto

Instalaciones actuales de la depuradora de A Silvouta / jesús prieto / manu lópez

El proyecto para la nueva estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de A Silvouta empieza a ver la luz al final del túnel tras más de dos décadas de bloqueo. Las obras para la renovación y ampliación de la actual infraestructura y la instalación de una línea de media tensión para su abastecimiento eléctrico empezarán en verano, según han confirmado fuentes municipales e EL CORREO GALLEGO.

El pasado 27 de marzo el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba la declaración de impacto ambiental favorable para la realización de los trabajos, dando así el impulso definitivo a la EDAR. Según señalan las mismas fuentes, la Sociedad Mercantil Estatal Aguas de las Cuencas de España (Acuaes) presentará el proyecto para su aprobación al Ministerio de Transición Ecológica el próximo 3 de mayo con la citada declaración de impacto ambiental incorporada. Así, se estima que el Ministerio daría luz verde definitiva en un plazo aproximado de uno o dos meses —como máximo el 1 de julio— a través de la Dirección General del Agua.

De manera paralela, deberá de producirse otro de los trámites necesarios para el inicio de los trabajos, la declaración de urgente ocupación —una excepción al principio de previo pago de un bien expropiado— por parte del Consejo de Ministros de los terrenos necesarios para la instalación, ya que la nueva depuradora se construirá a medida que se va demoliendo la actual. La ocupación de estos terrenos, que abarcan 11.335 metros cuadrados al noreste a mayores de la superficie actual, es necesaria tanto para la ampliación de la EDAR como para la línea de media tensión entre A Silvouta y la subestación eléctrica situada en O Milladoiro.

Aumento de precio

Las obras están adjudicadas a la unión temporal de empresas Drace Infraestructuras S.A. y Vías y Construcciones S.A. por un presupuesto de 68 millones de euros con IVA incluido, pero el contratista ha solicitado un aumento de esta cantidad debido a la subida general de precios y está negociando este punto con Acuaes. Según las fuentes consultadas, el Gobierno cubriría el 65% de ese incremento y el resto sería asumido entre la Xunta de Galicia y el Concello de Santiago, en virtud del convenio firmado en 2021 por las tres administraciones para llevar a cabo el proyecto.

La construcción se prevé por fases, con el objetivo de compatibilizar en todo momento la ejecución de las obras con la explotación de la planta existente. La quinta y última de estas fases sería la correspondiente a la EDAR ampliada con todas las nuevas instalaciones en funcionamiento. El objetivo marcado es llegar a este punto en 2026 como máximo, según se explicó en la última reunión del Foro Cívico de Santiago.

La concelleira de Medio Ambiente de Santiago, Milagros Castro, indica que “o máis importante é esa aportación do 65% por parte do Estado, que foi grazas a iso como puidemos acometer o orzamento necesario para a obra, porque isto estaba bloqueado. Xa se perdeu a oportunidade de captar fondos europeos noutras ocasións e agora tivemos a oportunidade de conseguilos a través dos fondos de recuperación. Se non, sería inasumible”.

Entre la firma del convenio en febrero de 2021 y el inicio de las obras habrán pasado más de dos años, una demora que Castro achaca a la declaración de impacto ambiental. “Desde o inicio pedimos que fose simplificada, pero non puido ser así, e foron case dous anos esperando por ela”, explica, y añade que “ o importante é que a EDAR queda desbloqueada e que imos ter por fin unha EDAR en condicións. Era unha cousa de imperiosa necesidade para a cidade”.

Un largo proceso

En cualquier caso, éste no ha sido, ni mucho menos, el único obstáculo que ha tenido que sortear la renovación de la depuradora, puesto que el proyecto se lleva discutiendo desde principios de este siglo. Una directiva europea de 1991 obligó a que todas las localidades de más de 15.000 habitantes de la Unión Europea tuvieran sistemas de depuración de aguas residuales, fijando el 31 de diciembre del año 2000 como fecha límite para cumplir este mandato. En el año 2011 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictó una sentencia que condenaba a España al pago de sanciones por el incumplimiento de la directiva en 38 localidades, entre las que figuraba Santiago, aunque posteriormente se consideró que la capital gallega ya se encontraba en situación de cumplimiento al haber culminado en 2016 una nueva fase de depuración.

En cualquier caso, aunque esta solución provisional evitó la multa, no fue definitiva para subsanar los problemas de falta de capacidad de la depuradora. Para ello, se han barajado en las últimas décadas diferentes alternativas para un proyecto del que se lleva hablando desde los años noventa. En el anterior mandato del alcalde Xosé Sánchez Bugallo, entre 2007 y 2011, la intención era construir la nueva EDAR en A Silvouta, en las proximidades de la actual pero en el año 2011, con la llegada a la alcaldía de Gerardo Conde Roa se desechó esta opción y se apostó por O Souto.

Ambas opciones tuvieron en su momento una importante oposición social y vecinal, con lo que en los últimos años del mandato de Martiño Noriega (2015-2019) se optó finalmente por la ampliación de la actual infraestructura en el lugar que ocupa actualmente. En el proceso se perdió la posibilidad de captar fondos europeos hasta en dos convocatorias hasta que finalmente se pudo optar a las partidas comunitarias habilitadas tras la pandemia.

La catedrática de Derecho Administrativo de la USC, Alba Nogueira, que en su día realizó un informe jurídico señalando la idoneidad de la opción que finalmente se impuso explica que “usar estes terreos é coherente coas liñas que marca o dereito europeo nos últimos anos”. Además, considera que el largo proceso vivido con la depuradora de Santiago incluye “causas de natureza política, económica e incumprimentos normativos flagrantes”. Nogueira considera que “non son proxectos fáciles e parece que moitas veces a cidadanía tampouco os comprende porque estas instalacións sempre son incómodas, pero tamén necesarias, e ao final nalgún sitio teñen que estar”.

Contaminación del Sar

Mientras se resuelven los últimos trámites previos al inicio de las obras, Suso Noya, miembro de la Plataforma pola recuperación do Sar, muy activa contra la alternativa de O Souto, se muestra “satisfeito porque saíra o proxecto na Silvouta”. Aún así, expresa su “preocupación” por la contaminación que sigue sufriendo el río debido a la falta de capacidad de la depuradora. “O río na zona do Souto está nun estado lamentable. Hai que tomar medidas preventivas para evitar que se siga contaminando mentres non se amplíe a depuradora”, reclama.

En este sentido, Mila Castro señala que “cando nós vemos que hai unha afectación importante, si que actuamos. Sabemos que a depuradora que temos agora, é insuficiente. Por iso é de imperiosa necesidade cambiala”, aunque considera que “neste momento non se pode dicir que haxa algo excepcional con este tema”.