Entrevista | Baldur Brönnimann Director titular y artístico de la Real Filarmonía de Galicia

“Estamos trabajando en el formato para que todo el mundo tenga acceso”

El maestro Baldur Brönnimann, director titular de la Filharmonía

El maestro Baldur Brönnimann, director titular de la Filharmonía / Antonio Hernández

Baldur Brönnimann (1969, Basilea), director titular y artístico de la Real Filharmonía de Galicia desde enero de este año como relevo del maestro Paul Daniel, trabajará para profundizar en la relación de la orquesta con la sociedad, la modernización del repertorio y la implicación con la nueva creación, siempre desde la excelencia artística.

¿Cómo afrontas el reto de ser el nuevo director artístico de la Real Filharmonía de Galicia?

Tengo una larga trayectoria al haber trabajado en esto ya desde hace treinta años, entonces conozco las sensibilidades que hay y también la responsabilidad que uno tiene con la sociedad en la que estás trabajando y con los músicos. Para mí es una alegría porque cuando conocí a los primeros gallegos de mi barrio, que de hecho eran emigrantes, no sabía donde estaba Galicia. Hoy en día soy yo el emigrante y me doy cuenta de dónde venían todas esas gentes, por lo que es una alegría en cierto modo poder compartir algunos de esos sentimientos e intentar hacer programas que ojalá tengan un poco de resonancia. En Galicia me siento como en casa.

¿Cómo fue la experiencia del primer concierto extraordinario el pasado 15 de este mes?

Realmente ha salido muy bien. Para mí era un poco ‘un tiro en lo oscuro’ porque no he dirigido aquí tantos conciertos y no conocía tanto al público, pero con eso no puedo hacer nada más que ir con mi instinto y confiar un poco en lo que creo, y considero que la respuesta ha sido muy buena. La única tarea que tengo pendiente es aprender mejor el ‘galego’, pero en eso estamos.

¿Cuáles son las claves de la programación de la Filharmonía para la temporada 2023-2024?

En primer lugar, la temática de migraciones y como se articula en repertorio. El tema de los compositores exiliados y dos figuras relevantes del siglo XX, una mujer internacional y un hombre nacional, Kaija Saariaho y Roberto Gerard, porque quiero que la gente se vea reflejada en esas figuras. Después está el apoyo a los jóvenes que va a través de formación para músicos, compositores, directores o el acceso a proyectos educativos, participativos, etc. Y, por último, todo el tema de género y de accesibilidad, con el fin de potenciar la presencia de mujeres como directoras y compositoras, y la diversidad de la música que se refleja en los compositores que vienen de todas las partes del mundo.

Cuando conocí a los primeros gallegos de mi barrio, que de hecho eran emigrantes, no sabía donde estaba Galicia. Hoy en día soy yo el emigrante

En las últimas temporadas dirigiste, entre otras orquestas, la Filharmónica de Seúl, la Filharmónica de Oslo, la Sinfónica de Barcelona, la Filharmónica de Bergen, la Sinfónica de la Radio de Viena o las orquestas de Cámara de Aurora y Munich. ¿Percibes algún aspecto diferenciador de lo que significa la música aquí con respecto a otros lugares?

He trabajado en todos los continentes y en todos tipos de entornos sociales. En Basilea, por ejemplo, tengo varios jóvenes gallegos en la orquesta, que fueron allí a estudiar y después se ganaron una plaza. En ese sentido, quiero ayudar un poco a esa generación de jóvenes músicos españoles, la mejor de la historia, a que sientan que aquí hay un apoyo y una puerta abierta para ellos. La música, como la cultura en general, siempre vive dentro de la sociedad que le toca vivir, entonces la realidad de tener una orquesta en Colombia es totalmente diferente que la de aquí. Allí muchos viven en la pobreza extrema, entonces tú ahí experimentas un factor de empoderamiento, el poder tocar para gente y animarlos a hacer algo con su vida, partiendo de que muchos no han escuchado nunca una orquesta. En Galicia esto tiene otras características, pero lo que para mí es muy importante en todos los trabajos es que estamos aquí para todo el mundo. Cuanto más conozco mi entorno, conseguiré hacer programas que de verdad conectan con la sociedad.

Quiero ayudar a esa generación de jóvenes músicos españoles, la mejor de la historia, a que sientan que aquí hay un apoyo y una puerta abierta para ellos

¿Es posible llegar a un público más joven?

Hay dos aspectos a tener en cuenta: la música y el formato del concierto. Creo que mucha gente se interesa por la música en sí, pero no les apetece compartir el ritual de un concierto, porque dicen que no conocen a nadie o porque es todo muy formalizado. Es verdad que nuestra música necesita que haya silencio para que puedas escuchar los detalles, pero no requiere el clasismo o la rigidez al lado. Por poner un ejemplo, a mí me da igual cuando aplaude la gente o que uno se lleve algo para tomar en la sala. Son cosas que hay que repensar porque muchas veces la complicación está en el acceso. A pesar de todo, hay que decir que un concierto es algo muy especial. Actúo en muchas ciudades en las que reina el ruido, y el poder sentarse en una sala, donde se apagan las luces y no haces más que escuchar música sobre una hora y media, es algo que hay que celebrar y vivir. Por eso estamos trabajando el formato con el fin de que todo el mundo tenga acceso.

¿Qué apreciación tienes de lo que la sociedad gallega espera o valora de la música clásica?

Creo que la sociedad en su conjunto se quiere ver reflejada en sus instituciones culturales. Nosotros existimos porque tenemos una misión de devolverles algo a la sociedad porque la gente paga impuestos y nosotros con lo que nos apoyan tenemos que ponerles un espejo: tocar cosas que les provoquen pensamientos o reacciones, hacer temáticas que les lleguen al corazón, que estimulen e inspiren. Pienso que cuanto más conozca a la gente de Galicia mejor va a ser ese espejo que ponemos. Es una cuestión de diálogo, hablando con la gente me hago una idea de en qué dirección tenemos que ir o qué obras serían interesantes representar.

En definitiva, afronta esta nueva etapa con ganas y ilusión. ¿Es así?

Estoy aquí porque las metas de la Real Filharmonía de Galicia se cruzan mucho con lo que para mí es importante en la música clásica. Compartimos muchos intereses y trabajamos en una dirección por lo que creo que de aquí a un futuro va a haber muchas cosas que se van a hacer posibles.