Suplir la ausencia del arte de lo cotidiano en Compostela

Beti López empezó con su proyecto, Boles Galicia, hace cinco años y medio para dar un espacio a los artesanos gallegos y reivindicar que la artesanía tradicional no es solo decoración

Beti López en su tienda

Beti López en su tienda / Cedida

Adriana Quesada

La Real Academia Española define cotidiano como algo “correspondiente a todos los días”. Muchas veces, esto se relaciona con la monotonía y la rutina, elementos que están cada día al alcance de tu mano y que, sin motivo aparente, pierden la magia. Sin embargo, el hecho de que algo pertenezca a la vida diaria no lo hace menos mágico o, en este caso, artístico.

Hace cinco años y medio, Beti López caminaba por las calles de Santiago de Compostela sintiendo una gran ausencia en el casco histórico de la ciudad. “Hay muchas tiendas bonitas y algunas tienen pequeñas referencias al producto artesanal gallego, pero realmente ninguna se centraba en esto y reinaban las que ofrecen merchandising de Santiago para los turistas, que nada tiene que ver con nosotros ni nuestra cultura realmente”, explica.

Fue así como surgió Boles Galicia, ante la necesidad de darle espacio a la artesanía gallega por medio de elementos útiles, concretamente relacionados con la cocina. Después de hacer un curso de arquitectura efímera en la Escola de Arte e Superior de Deseño Mestre Mateo, Beti López decidió que “el Mercado de Abastos era el lugar perfecto para una tienda de este tipo, ya que ahí está todo lo relacionado con la cocina”.

Armada con el dinero que había ahorrado durante una temporada en el paro y consciente de lo difícil que sería aquello, consiguió un local en uno de los callejones de este sitio. En este lugar su idea no solo tomó forma, sino que pasó a tener cuerpo: “Fue una decisión que tenía que haber tomado hace mucho tiempo. A pesar de la dificultad que supone ser autónoma, soy realmente feliz haciendo lo que me gusta”, afirma.

Artistas

“Desde que la tienda abrió hasta el día de hoy, han pasado por el local 78 artistas”, explica Beti López. Sin embargo, no todos se quedan y otros van y vienen, por lo que, de forma habitual, tiene a 50. Son estos los que se encargan de hacer las piezas y ella tiene como función ser un puente entre el artista y el cliente, algo que no siempre es sencillo.

“Detrás de esto hay un proceso de investigación, de selección y también de contacto”, explica. Para ella, estos artistas son personas muy especiales que, dependiendo de cada uno, tienen su estilo, forma de trabajar y tiempos: “Y yo creo que esto es algo que no se debe cambiar ya que forma parte del proceso. Te tienes que adaptar”. Además, destaca que detrás de cada pieza no hay una máquina, sino que se encuentra un ser humano con un contexto y vida distinta en cada caso.

El hecho de que cada pieza esté realizada a mano por una persona también hace que estas sean únicas. Aunque los artistas quisieran ceñirse a un modelo, el hecho de llevar a cabo la artesanía a mano hace que los detalles sean distintos. “Además, cada uno le da su toque personal. Cada cosa es distinta, pero también me gusta destacar que combinan muy bien. Al final, lo bonito es tener piezas distintas que combinen entre ellas”, explica.

Cotidianidad

“A veces, cuando la gente entra en mi tienda, me dicen que vendo cosas iguales a las que han visto en el Museo do Pobo Galego”, explica Beti. Y es que, aunque tiene artesanos que hacen piezas más contemporáneas, también hay lugar para la tradición: “Yo reivindico la artesanía útil. Los artesanos cada vez son menos y si las piezas las metemos en museos donde parece que solo sirven para mirarlas, las condenamos a desaparecer”.

Y es que este arte, al igual que el resto, es también una forma de expresión de los que la llevan a cabo. “La artesanía se debería de salvar, no solo por ser una manifestación artística como cualquier otra, sino por ser útil. A diferencia de otras, esta forma parte de tu vida”, afirma. Porque lo cotidiano no solo es aquello que forma parte de tu rutina y siempre está al alcance de tu mano, sino que también es una forma de usar el arte y sentir.