“Quiero celebrar todo lo recorrido estos 50 años porque también se hace camino al cantar”

{Dehesas, León, 1949} El mítico cantautor berciano abre este miércoles en Santiago la gira de aniversario “desde” su primer disco, Vida e Morte, publicado en París en 1973. Lo hará con los Seis Poemas Galegos de Federico García Lorca acompañado de la Real Filharmonía de Galicia en el que será el concierto inaugural del festival Maré y el estreno de la versión sinfónica de la obra que el reconocido poeta andaluz regaló a Galicia. 

Amancio Prada en un concierto reciente

Amancio Prada en un concierto reciente / Chuchi Guerra

Vida e Morte sufrió varias vicisitudes antes de ver la luz, incluida su afonía durante la grabación. ¿Qué es lo que más recuerda de sus inicios en París? 

Recuerdo sobre todo que era una mezcla de ilusión y de nerviosismo porque un año antes de ese disco había grabado otro allí en París con los dueños del famoso Theâthre Bobino y tenían previsto un gran lanzamiento. Se grabó con quien le hacía los arreglos a Georges Moustaki y yo me vine feliz aquel verano con la cinta para enseñársela a mis padres. Pero a la vuelta a París aquel otoño el matrimonio se había separado y el disco quedó inédito. Mantuvieron entonces el compromiso de programarme en el Bobino en tres ocasiones, en una de ellas junto a Georges Brassens. Al año siguiente me encontré a un matrimonio judío, Mme. y Mr. Lévi Alvarès, que me oyeron cantar en un teatro y me dijeron: “No, no queremos que cantes, queremos que grabes un disco, pero tal y como te acabamos de oír, con la guitarra y el violonchelo”. Yo me dije: a ver si esta vez la cosa va en serio. 

Y el disco salió finalmente en el año 1973.

Sí, pero habíamos reservado unos días en el estudio y Eduardo Gattinoni, que entonces me acompañaba al violonchelo, estaba tocando en una orquesta en Holanda y no le dieron permiso y tuvimos que suspender. Pensé: Ay dios mío, otra vez. Volvimos a reservar unas semanas después, en otoño, y yo me fui a casa de una amiga que tenía en el campo, en medio de la floresta parisina, para ensanchar los pulmones y lo que conseguí fue coger un catarro [ríe]. Pero no me atreví a cancelar de nuevo. Llegué al estudio y le dije al técnico que estaba un poco acatarrado. Me respondió: “No te preocupes, tengo un micro anticatarro” [ríe] y así, en un par de sesiones, grabamos Vida e Morte. Sería por estas fechas o un poco más tarde, en octubre, y saldría a finales de año, en el 73. En España se editó en el otoño del 74. 

Soy del pórtico natural de Galicia, somos casi frontera y eso te da consciencia de todo lo relativo de esas rayas que los hombres se empeñan en trazar en los mapas y que luego ni los ríos, ni los pájaros ni el viento respetan, y yo tampoco

Con la mitad de los temas en gallego en aquella época, una decisión valiente.

Soy del pórtico natural de Galicia, somos casi frontera y eso te da consciencia de todo lo relativo de esas rayas que los hombres se empeñan en trazar en los mapas y que luego ni los ríos, ni los pájaros ni el viento respetan, y yo tampoco. Yo entonces llevaba cuatro o cinco años en París y siempre canté en gallego y en castellano porque eran las primeras canciones que compuse cuando tenía 17 o 18 años. Las tres primeras eran de Rosalía: “Como chove miudiño”, “Un repoludo Gaiteiro” y “¡Pra a Habana!”. Con esta última me presenté en un festival, sin guitarra porque no tenía. Me la prestaron y, para mi sorpresa, a esa canción le dieron el primer premio. Con el dinero que gané pude comprar una guitarra y ya en París le puse música a mi primera canción de Lorca que se titulaba así, “La guitarra”. Vida e Morte es un disco fundacional porque con el tiempo me he dado cuenta, sin pretenderlo, de que es la semilla de todo lo que vino después. Era una cara en gallego, la A, y la primera canción “Como chove miudiño”. Creo, entonces, que voy a empezar el concierto en Santiago con esa canción. La primera en la frente. “Ai dos que levan na fronte unha estrela, / ai dos que levan no bico un cantar!”. Y luego, sí, desgranar algunos temas de Vida e Morte, pero realmente lo que yo quiero celebrar son los 50 años “desde” entonces, todo lo recorrido, porque también se hace camino al cantar. 

Amancio Prada en París en 1972

Amancio Prada en París en 1972 / cedida

Y trae los Seis Poemas Galegos de Lorca para estrenar una versión sinfónica junto a la Real Filharmonía de Galicia. 

Sí, y me hace una ilusión enorme y le agradezco mucho a Víctor (Belho, de Nordesía producións) que haya hecho realidad este sueño poniendo los medios y la ilusión. En 2014 yo edité un pequeño libro-disco, que inauguró toda una colección de los muchos que he editado en ese formato, recogiendo los Seis Poemas más la “Salutación elegíaca a Rosalía de Castro”, que es un poema conmovedor que descubrí en un libro de Alonso Montero titulado Federico García Lorca en Galicia. Es un poema que escribe con 18 años y que descubre la admiración y enamoramiento que Lorca sentía por Rosalía y, a través de ella, por Galicia. Lo grabé solo con la voz y la guitarra y algunas pinceladas con el acordeón y una guitarra flamenca, precisamente para esas partes de la “Salutación” donde empieza diciendo: “Desde las entrañas de la Andalucía / mojados con sangre de mi corazón / Te mando a Galicia, dulce Rosalía / claveles atados con rayos de sol”. Yo siempre tuve la sensación de que esos poemas daban pie a una versión sinfónica y creo que hemos dado con la persona ideal para hacerlo, David Fiuza, que ha hecho un trabajo no ornamental ni decorativo, sino esencial, escarbando en el alma de esos poemas. Llevo ya unos días escuchando esa orquestación, donde la guitarra va a seguir estando presente como hilo conductor y ese primer hilo de agua con el que nacen los ríos y los arroyos, pero que trae la esencia de la entraña. Me hizo mucha ilusión cuando David me dijo al principio: “estoy un poco desconcertado porque por un lado escucho tu grabación y me dan ganas de hacer mil cosas, pero al mismo tiempo me parece que hay que dejarlo así”. Pues haz, le dije, lo que te salga del alma pero sin perder esa sencillez, y creo que lo ha logrado. No es la primera vez que hago un trabajo de este tipo, lo he hecho antes con el Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, Las coplas de Jorge Manrique o, en 1997, también junto a la RFG, con Rosas a Rosalía, pero este es un disco muy esencial y nada ornamental. Es un disco de cante jondo, porque Rosalía es tan jonda como el flamenco.

Este ('Seis poemas galegos') es un disco muy esencial y nada ornamental. Es un disco de cante jondo, porque Rosalía es tan jonda como el flamenco

¿Por qué ha escogido Santiago? ¿Tiene esta ciudad un significado especial para usted?

Santiago es una ciudad imantada en sí misma y, por muchas veces que vayas, siempre la ves como nueva, siempre te conmueve y te estremece que esas piedras milenarias, con una fuerza formidable, ahí seguirán mientras tú vas pasando y todos pasaremos. Pero también mi primer recital en Galicia fue en Santiago, de la mano del poeta Luis López Álvarez, a quien también canté en mi primer disco, y de don Ramón Piñeiro que enseguida me llevó a cantar a los jardines de la Casa de Rosalía, que entonces se empezaba a restaurar. Para mí fue muy emocionante dado que Rosalía fue y sigue siendo la musa de mis primeras canciones. 

¿Qué más puede avanzar del concierto de este miércoles? Está también prevista la colaboración del coro Cantigas e Agarimos.

Si, y consideramos la posibilidad de que el coro estuviera presente en más de un pasaje y en casi todas las canciones pero al final optamos porque intervenga en una canción, que tiene una dimensión colectiva porque evoca esas romerías con un canto popular, el “Romaxe de Nosa Señora da Barca”. 

¿Será este un concierto único o tiene pensado replicarlo en el resto de la gira?

A ver cómo nos sale [ríe]. Si nos sale bien yo creo que es para llevarlo por el mundo adelante con la cabeza y el corazón en alto. Porque Galicia no podría haber recibido mejor regalo que este del poeta español más conocido en el mundo entero; un regalo tan hermoso, exquisito, esencial y fraternal como esos Seis poemas en gallego que son un milagro y los milagros no se explican, sino que se celebran.