Entrevista | Carlos González Pediatra, escritor, fundador y presidente de la ACPAM

“La clave para la educación de los hijos es dedicarles tiempo”

Carlos González: "La clave para la educación de los hijos es dedicarles tiempo"

Carlos González: "La clave para la educación de los hijos es dedicarles tiempo" / Cedida

Gabriel Fernández Blach

Pediatra, escritor, fundador y presidente de la ACPAM (Asociación Catalana Pro Lactancia Materna), con 11 libros a sus espaldas, Carlos González acude hoy a las Jornadas de Educación Infantil del centro Dolores Ramos – Manuel Peleteiro para impartir una charla sobre autoridad y límites. Este médico zaragozano ha dado conferencias sobre en infancia en más de una veintena de países de todo el mundo y cuenta con traducciones de sus libros a 14 idiomas. Su forma de percibir la crianza es distinta a otros médicos, considerando que “los padres tienen la autoridad necesaria para que sus hijos les hagan caso, no hace falta reafirmarla”.

Se escucha, a veces, que los padres de hoy en son más laxos con la disciplina de sus hijos ¿Cree que esto es así?

Creo que es todo lo contrario. Los niños buscan el cariño de sus padres y pasar tiempo con ellos, pero no lo están consiguiendo. Es decir, nunca antes en la historia de este país habían habido tantos niños que desde tan pequeños pasasen tantas horas al día separados de sus padres. Por ejemplo, yo no pisé una escuela hasta los cinco años. En cambio, muchos niños hoy en día empiezan a los cinco meses la guardería. Seguramente esos niños tendrán más dulces y juguetes que generaciones anteriores, pero lo que quieren es que los cojos en brazos y eso sí que no lo tienen. Los padres se distancian mucho más de los hijos de lo que lo hacían antes, eso es contraproducente.

¿Existe un decálogo de normas para llegar a ser el padre perfecto?

No creo que exista el padre perfecto y, si lo hubiera, no sé si lo sabría identificar. En general, si el niño está vivo es que probablemente la mayoría de las cosas las hemos hecho bien. Con la idea de la madre o el padre perfecto hay problemas, porque hay gente que se queda con esa idea, creen que solo hay uno y ya está. Esto produce conflictos, porque si uno ejerce la crianza de manera distinta a la del otro se acaba diciendo que lo hace mal. La gente no concibe más de una forma de criar a los hijos y hay muchas. Criar a los hijos no es difícil. La clave para la educación de los hijos es dedicarles tiempo, porque nada se hace sin tiempo.

En relación con el título de la charla que imparte ¿Consideras que actualmente se ponen más límites que antes?

No, hay límites espontáneos y naturales. Es decir, que no se los pones a tus hijos, los tienen de por sí. Por ejemplo, un niño no puede volar. Pero hay otros que se los ponemos nosotros y ya están establecidos como no dejar que un niño queme la casa o juegue con una motosierra. Lo que me preocupa es que algo que es tan evidente, de pronto se convierta en una preocupación sobre que debemos saber establecer límites a los hijos. Los padres ya han establecido los que deberían y a partir de ahí el resto son irracionales. No puedes pretender que un niño no se ras que o no ponga los pies en el sofá.

¿La autoridad de los padres sobre los hijos ha desembocado en miedo a represalias?

Espero que no sea así. A mí, como padre, me preocuparía mucho que mi hijo me hiciera caso por el miedo a las represalias que pueda tomar. Le dices a un niño que venga o que tenga cuidado con algo y seguramente obedezca. Hay veces en que no lo hacen, pero son pocas. Los niños están deseando obedecer a sus padres. Se pasan el día acatando lo que deben hacer, desde el desayuno que tú les pones hasta las lecciones que le imparte el profesor en la escuela.

¿Las prohibiciones son beneficiosas para la educación de los hijos?

Para nada, está científicamente demostrado que los premios y los castigos no modifican la conducta del ser humano, ni en niños, ni en adultos. El mejor ejemplo tiene lugar en el puesto de trabajo, ya que recibes dinero por desempeñar tu actividad, algo que no deja de ser como un premio porque nadie quiere trabajar. Incluso, aquellos que hacen lo que les gusta están deseando que llegue la hora de salir del trabajo para irse a casa. Están deseando que llegue el fin de semana, las vacaciones o la jubilación. Matamos el deseo cuando damos un premio. Esto ocurre también cuando a los niños les ofrecemos recompensas por recoger la habitación o por estudiar. Convertimos lo que podría haber sido una afición en un trabajo y les deja de gustar. A la mayoría de los niños, si los dejásemos en paz, les gustaría aprender.

¿Era mejor el modelo educacional que había antes?

No se puede hablar de un modelo antiguo o nuevo. En la actualidad existen muchos niños maltratados y, por otra parte, a la mayoría de los niños de otras épocas se les han tratado bien, si no fuese así no estaríamos aquí. Tenemos pocas pruebas documentales de cómo vivían en otras épocas la gente de a pie. Por ejemplo, a lo largo de las épocas siempre hemos visto la imagen de la Virgen María con su hijo en brazos. Esta imagen era el modelo a seguir.

Hay relaciones paternofiliales sin muestras de afecto ¿Esto es adecuado?

El problema es que se ha penalizado el afecto. Parece que no se puede coger en brazos a tu hijo cuando llora porque dicen que se malacostumbra. Si no haces eso ¿Cómo va a saber el niño que le quieres? Cuando hay cariño entre adultos, hay muestras de afecto. Si lo hay, deberían mostrar el cariño a sus hijos.