La mujer de Santiago cuya madre evitó su eutanasia pide a la Xunta posponer el proceso

Belén, de 54 años y enferma de esclerosis múltiple, ha presentado un acta notarial para trasladar su decisión a la sanidad gallega

La mujer ha tomado la decisión semanas después de que su madre no abriese la puerta a los sanitarios que fueron a buscarla a su casa el pasado día 2 de noviembre para practicarle la eutanasia

La Xunta remite a Fiscalía el caso de la madre que intenta impedir la eutanasia de su hija

La Xunta remite a Fiscalía el caso de la madre que intenta impedir la eutanasia de su hija / FDV

La mujer de Santiago de Compostela que solicitaba una eutanasia -y cuya madre impidió que se realizara- ha solicitado ante la Consellería de Sanidade posponer indefinidamente dicho procedimiento. Belén, de 54 años y enferma de esclerosis múltiple, ha presentado un acta notarial para trasladar su decisión a la sanidad gallega, según ha informado la Fundación Abogados Critianos en un comunicado.

"Belén ha tomado esta decisión después de hablar con su familia, sobre todo con su hermana, su sobrina y con un tío carnal hermano de su madre con el que ella tiene mucha relación y ha decidido aplazar la eutanasia sine die. Lo que ella tenía firmado anteriormente es que, cuando necesitase soporte vital para vivir, se la practicasen. El paso que ha dado ahora es el de aplazar el proceso hasta que su situación sea insostenible, firmando ante notario un acta en el que pide su paralización indefinida. Valoró pedir la revocación, pero optó por una suspensión porque así el día que quiera llevarla a cabo, ya la tendrá aprobada.", explica la portavoz de esta fundación, María Riesco, a EL CORREO GALLEGO.

La mujer ha tomado la decisión semanas después de que su madre no abriese la puerta a los sanitarios que fueron a buscarla a su casa el pasado día 2 de noviembre para practicarle la eutanasia y después de que el Juzgado de Instrucción número 2 de Santiago archivase la denuncia que interpuso Abogados Cristianos por orden de la madre, que pretendía paralizar el proceso.

El Servizo Galego de Saúde (Sergas) recibió a mediados de noviembre la confirmación del sobreseimiento del caso por parte de la Fiscalía compostelana, lo que permitía continuar con el procedimiento de acuerdo con lo establecido en la Ley 3/2021 que regula el derecho de los ciudadanos a poner fin a sus vidas sin sufrimiento.

Las claves del caso

La madre de Belén pidió a principios a través de la Fundación Española de Abogados Cristianos que un juzgado impidiese la eutanasia de su hija, prevista inicialmente para la tarde del jueves 2 de noviembre, a la que diagnosticaron esclerosis múltiple cuando era joven. La fundación acudió entonces a la justicia para solicitar medidas cautelares en el marco de una denuncia contra el Hospital Universitario de Santiago y la comisión de garantía y evaluación de la eutanasia de Galicia. Lo hizo al entender que no se cumplen los requisitos para que Belén recibiese la eutanasia y cuestionó, con base a lo expuesto por la progenitora, que sufra “dolores insoportables” como sostiene el informe de la citada comisión para avalar el procedimiento. Todo ello en representación de la madre, que convive en la capital gallega con su hija, que tiene un lado de su cuerpo paralizado y es una persona totalmente dependiente.

Desde la Fundación aseguraron entonces que "el informe autoriza la eutanasia porque la hija sufre dolores constantes e insoportables, cuando no toma ni tan siquiera analgésicos", un hecho que la Ley de Eutanasia no considera indispensable para concederla. Dicha Ley contempla que uno de los requisitos es padecer una enfermedad grave o incurable -como es el caso de esta mujer- o que genere padecimiento grave. Asimismo, no exige el padecimiento grave para eutanasiar y lo señala únicamente como una posibilidad.

En España, entre quienes han recibido ayuda para morir predominan las enfermedades neurodegenerativas (ELA, esclerosis múltiples, etcétera), mientras que en países como Bélgica, Canadá o Países Bajos, en el 80 % de los casos son enfermos terminales. El cáncer, por ejemplo, acumula en esos países dos de cada tres casos, mientras que en España solo la mitad tenían esa enfermedad detrás.