Investigadores de Santiago mejoran la única terapia trombolítica que existe para la fase aguda del ictus

El único tratamiento trombolítico que existe en la actualidad para la fase aguda del ictus presenta como uno de los principales problemas el hecho de que “debe administrarse de una forma relativamente compleja, lo que complica el manejo de los pacientes en el hospital”, según señala en conversación con este periódico Clara Correa, investigadora del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago y una de las participantes en un proyecto europeo que ha conseguido optimizar esta terapia mediante el uso de nanopartículas.

En concreto, explica que “lo que hemos hecho ha sido encapsular este tratamiento en una nanoestructura y hemos obtenido los mismos resultados en cuanto al efecto terapéutico”, y aunque indica que “se trata de una primera aproximación a la mejora de este tratamiento”, cree que podría contribuir de forma significativa a “facilitar el manejo de los pacientes”.

Incide en que mediante esa encapsulación del fármaco han conseguido proteger su actividad, aumentar su eficacia terapéutica y reducir los efectos adversos que causa”. Además, se ha llevado a cabo un proceso de liofilización de estas nanopartículas, logrando que puedan conservarse y almacenarse a largo plazo, superando con éxito uno de los principales obstáculos para la aplicación y comercialización de medicamentos. Recalca que “liofilizando las partículas hemos visto que siguen funcionando igual de bien”, lo que considera muy importante para el futuro.

Una línea de trabajo en la que piensan continuar investigando, ya que avanza que “estamos pensando en cambiar también el tipo de partícula para no solo conseguir el mismo efecto terapéutico, sino que éste sea mejor que el que se obtiene con el tratamiento estándar".

El estudio, titulado Terapia trombolítica a base de nanotransportadores liofilizados derivados de plaquetas para el ictus isquémico, ha sido llevado a cabo durante tres años por investigadores del grupo Ictus Traslacional del IDIS (TREAT) y del grupo Bionanotools del CIQUS (USC).  

Coordinado por Francisco Campos y Clara Correa desde el IDIS y Pablo Pino, Beatriz Pelaz y Ester Polo desde la Universidade de Santiago, también se ha desarrollado como parte de la tesis doctoral de la investigadora del Ciqus Martina Migliavacca, una de las autoras principales, y acaba de publicarlo el Journal of Nanobiotechnology, una revista de alto impacto científico. 

Se trata de un trabajo llevado a cabo en colaboración con laboratorios de Francia y Canadá en el contexto del Proyecto Europeo PLATMED, de la Convocatoria Euronanomed.

Un trabajo en el que Clara Correa piensa continuar involucrada en el futuro, entre otras cosas porque “el proyecto nació un poco a partir de mi tesis doctoral, y ya no solo a nivel científico sino incluso personal, me parece bonito y quiero seguir vinculada con este proyecto”. Lo hará desde Madrid, a donde viajará en breve para una estancia de tres años de formación con un contrato Sara Borrell.

Bloqueo del flujo sanguíneo cerebral

El ictus isquémico se origina por la presencia de un trombo que impide el flujo sanguíneo cerebral y su único tratamiento en la fase aguda, el activador del plasminógeno tisular (rtPA) que deshace ese trombo, tiene el inconveniente de que solo puede administrarse “en las primeras horas tras el inicio de los síntomas, tiene una vida muy corta y se degrada rápidamente”, según Clara Correa. El proyecto del que es una de las coordinadoras ha utilizado la nanomedicina para evitar los efectos secundarios del fármaco, protegiéndolo de su degradación y dirigiéndolo al trombo. Algo posible gracias a unas nanopartículas formadas por membranas de plaquetas que encapsulan el rtPA y lo camuflan en la sangre, evitando que se degrade y llegue al trombo con mayor facilidad.