Un proyecto estatal liderado por el IDIS busca facilitar el perfil genético individual a la sanidad

Con Javier Costas y su equipo a la cabeza, este mes comienza el análisis de las variantes genéticas de miles de pacientes, con la idea de optimizar tiempo y recursos en el futuro

Javier Costas, líder del equipo de Xenética Psiquiátrica del IDIS

Javier Costas, líder del equipo de Xenética Psiquiátrica del IDIS / redacción

¿Se puede predecir la predisposición de una persona a padecer una esquizofrenia a partir de su genética? ¿Y una drogodependencia? ¿Cómo ayudaría esto a la medicina? Estas son algunas de las principales líneas de investigación del proyecto de un grupo del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS), liderado por el genetista Javier Costas.

El equipo de Xenética Psiquiátrica, compuesto por otras seis personas de diferentes disciplinas -desde biólogos hasta psiquiatras-, centra sus estudios en buscar susceptibilidades genéticas de los pacientes a padecer un trastorno mental o adictivo, que dependen de factores tanto biológicos como psicosociales.

Ninguno de los genes, por sí mismos, son determinantes” para padecer un trastorno, sino que “puede haber varios miles” en el genoma y “cada uno incrementa muy poco el riesgo”, explica Javier Costas a Europa Press. Por tanto, hay que observar todo en su conjunto para poder determinar la tendencia a padecer enfermedades mentales y adicciones, un hito para que la medicina avance hacia la personalización y la precisión.

El estudio, liderado desde el IDIS por Costas, va a comenzar este mes a nivel estatal y se propone analizar las variantes genéticas de miles de pacientes para saber “cómo se pueden analizar conjuntamente para estimar el riesgo individual” .

La idea sería que en un futuro no muy lejano la sanidad cuente con el perfil genético de cada usuario, lo que permita optimizar tiempo y recursos. Aunque “de momento faltan estudios que muestren el costo-efectividad de estos trabajos” como para que los sistemas públicos apuesten por incorporarlos.

Estas líneas de investigación tendrán múltiples aplicaciones en prevención, diagnóstico y tratamiento.

En prevención, saber el riesgo genético de un individuo a padecer esquizofrenia puede centrar esfuerzos en evitar que esa persona cla desarrolle. “Las estrategias de prevención universal se dirigen a toda la población. Simplemente diciendo no fumes cannabis, que causas psicosis, no son efectivas, porque todo el mundo conoce a mucha gente que fuma cannabis. La idea sería una prevención dirigida a un grupo de riesgo genético elevado”, detalla Costas. Esto implicaría un gran avance para la psiquiatría, una disciplina en la que, en este sentido, “no se está haciendo nada” en comparación a otras.

Además, la genética se aplicaría para decidir el mejor tratamiento. “Ahora todo es ensayo-error; el psiquiatra prueba con un antipsicótico, no funciona, prueba con otro”, dice Costas. Mientras el paciente pasa por esos fármacos, el trastorno se agrava, lo cual “implica que va a tener peor respuesta a un tratamiento a largo plazo, la patología va a ser más crónica”.

En el hospital santiagués, el grupo del IDIS estudia pacientes de esquizofrenia, sus ingresos y en qué unidades para hallar los riesgos genéticos a esa cronicidad. La evidencia conocida “explica muy poco”.

En cuanto al seguimiento, ayudaría a saber si una persona con un primer episodio psicótico o depresivo necesita una mayor observación por su riesgo a una recaída: “Los individuos con más probabilidades de que vayan a desarrollar otro episodio en breve serían citados con más frecuencia”.

Otra de las aplicaciones sería determinar predisposiciones genéticas a la comorbilidad; si un paciente de esquizofrenia tiene más riesgo a sufrir una depresión o drogodependencia. El objetivo del nuevo proyecto también será identificar marcadores comunes para todos los trastornos con “una visión más transdiagnóstica”, subraya. “Hay un concepto que está surgiendo en la última década con bastante fuerza a nivel clínico y genético, que es que existiría un factor de psicopatología general que en cada individuo se podría manifestar a lo largo del tiempo” y hacerlos “más susceptibles a sufrir algún problema”.

Metodología

Lo que hace el grupo del IDIS es analizar cientos de miles de variantes a lo largo del genoma para detectar cuáles aparecen con mayor frecuencia en aquellos individuos que tienen una patología. “Todos tenemos variantes de predisposición a un trastorno mental, lo que pasa es que algunos individuos tienen muchas más y otros, muchas menos”, explica Costas.

Aparte de estas variantes comunes hay otras “raras” o “exclusivas” que surgen por la mutación de una persona concreta o su linaje. “A nivel práctico es muy complicado” identificar las específicas y sería “una opción a futuro”. De momento, la mayor utilidad clínica la tienen las variantes comunes.

¿Cómo se identifican? Según dice a Europa Press Laila Al-Soufi, bióloga del grupo investigador, primero se recogen muestras de ADN de pacientes -de sangre, aunque también de saliva- para en laboratorio,extraer las secuencias genómicas.

A partir de ahí, llega el grueso del trabajo a través de bioinformática: analizan todas esas secuencias en programas de ordenador para cruzar las variantes e identificar las más comunes. La dificultad de estas investigaciones pasa por el gran volumen de muestras necesarias para hallar una evidencia. Lo habitual es que las redes investigadoras recojan datos a gran escala, que llegan a tener alcance mundial.

El trabajo del psiquiatra Fernando Facal, otro miembro del grupo, es clave a la hora de recoger las muestras de pacientes del CHUS a los que pasa consulta. “Suelen querer participar y ser muy generosos. Se muestran interesados porque serán en un futuro los principales beneficiados de todos estos hallazgos”, destaca.

Este sanitario posdoctoral está convencido de que “en cinco, diez o veinte años” estos estudios contribuirán a tener una psiquiatría más pesonalizada. “Sería ideal ya desde un primer momento poder decirle a un paciente qué probabilidades hay de que responda a un tratamiento o a otro o de que se dé un evento en concreto y poder adelantarnos”.

Facal cree que los riesgos poligénicos en psiquiatría serán una realidad a medio plazo, igual que ya están empezando a serlo en oncología, donde quizá esta aplicación es más conocida. “Los trastornos psiquiátricos graves tienen un componente genético muy importante. La esquizofrenia se estima alrededor de un 80%, más que cualquier cáncer o enfermedad cardiovascular”.

Biología y entorno

¿Qué es más determinante en la aparición de un trastorno o una adicción: el biológico o el entorno del individuo? “Realmente, no habría ningún factor decisivo. Son tan importantes uno como otros”, responde Javier Costas.

Esto implica que, por mucho que haya predisposición genética muy elevada a ser drogodependiente, si convive en una comunidad religiosa sin apenas contacto con el exterior, es muy complicado que desarrolle la adicción. Y lo mismo al contrario. Con todo, el peso de la biología y del entorno depende del trastorno a tratar: “En dependencia al alcohol, se estima en torno al 50%. En drogodependencia, está entre el 40 y el 60%, que sería genético”.

El equipo de Xenética Psiquiátrica del IDIS es uno de los 18 de toda España en la Red de Investigación en Atención Primaria en Adicciones. Forman parte de él Javier Costas, Fernando Facal, Laila Al-Soufi, Fernando Castro, Pablo Jácome, Manuel Arrojo y Mario Páramo.