La AECC de Santiago, una red que el año pasado acompañó a más de 800 personas en su proceso oncológico

Los servicios son gratuitos en una entidad en la que “el personal es el motor y los voluntarios el corazón”, según su vicepresidenta, Ana Peinó

Ana Peinó, Maika Barreiro, Lucía Álvarez-Santullano, José Nande, Natalia López, Miriam Rojas y Patricia Baños

Ana Peinó, Maika Barreiro, Lucía Álvarez-Santullano, José Nande, Natalia López, Miriam Rojas y Patricia Baños / Jesús Prieto

En una entidad como la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Santiago, en la que “los trabajadores son el motor y los voluntarios el corazón”, en palabras de su vicepresidenta, Ana Peinó, la colaboración entre todos resulta fundamental para conseguir su principal objetivo: acompañar a quien es diagnosticado de cáncer en todo el proceso de su enfermedad para que no se sienta solo. Acompañamiento en el que se incluye desde la atención psicológica a la social, pasando por el apoyo económico en los casos en los que es preciso.

Una extensa labor asistencial a pacientes y familiares del Área Sanitaria de Santiago y Barbanza aquejados por esta patología que en cifras se traduce en que sólo durante el año pasado se prestó servicio a más de 800 personas en atención y prevención, mientras que recibieron apoyo psicológico 478 enfermos y familiares que así lo requirieron, y la atención social se extendió a 210 usuarios afectados por las consecuencias de esta patología.

Además, y según los datos facilitados a EL CORREO GALLEGO por la entidad, por su servicio de logopedia pasaron 111 personas.

Para conseguir estos datos, además de los profesionales en plantilla, entre los que hay psicólogos, logopedas y trabajadores sociales, es fundamental la labor desinteresada que llevan a cabo el centenar de voluntarios con los que cuenta la junta local compostelana que preside Francisco Pais. Son ellos los que se encargan de realizar el acompañamiento a personas con cáncer que así lo requieren, pero también de informar sobre la enfermedad y de promover diferentes iniciativas para su prevención, o de buscar fondos para impulsar la investigación oncológica por parte de los científicos. 

De hecho, y gracias a ese compromiso de la AECC con la ciencia tanto en Galicia como en el conjunto del Estado, el Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS) acaba de recibir 623.740 euros para diferentes proyectos centrados en la lucha contra esta patología de los 1,2 millones que a nivel provincial se han destinado a este apartado.

Con el teléfono gratuito 900 100 036 disponible las 24 horas durante los 365 días del año para pacientes y familiares que necesiten resolver cualquier duda o solicitar ayuda, desde Compostela se incide en que también son gratuitos todos los servicios que prestan a quienes acuden a ellos personalmente en la sede ubicada en la Avenida de Barcelona.

Psicóloga y técnico de prevención, Patricia Baños explica en conversación con EL CORREO GALLEGO que “nuestro trabajo es la atención psicológica durante todo el proceso oncológico desde el diagnóstico y el tratamiento hasta la recuperación o las posibles recaídas, tanto a pacientes como familiares”.

Lo importante, recalca, “es que sepan que pueden contar con nosotros en este viaje, que no están solos”, y aclara que “no todos los recién diagnosticados precisan de atención psicológica, sino que a veces buscan actividades más lúdicas o deportivas con las que entrar en contacto con gente que también está pasando por esta enfermedad”.

Entre las iniciativas preventivas que llevan a cabo, destaca el encuentro sobre prevención del cáncer oral del 11 de junio en colaboración con la Facultad de Odontología de la USC o talleres para dejar de fumar.

Las psicólogas Miriam Rojas y Lucía Álvarez-Santullano desarrollan parte de su tarea asistencial en los hospitales de la ciudad, puesto que según apunta ésta “es más fácil que la gente pueda acceder a nosotros y las derivaciones son más rápidas”.

A punto de iniciar el próximo sábado la segunda edición del Camino, en la que durante cinco sábados doscientas personas recorrerán parte de la Ruta entre Ferrol y Santiago, la logopeda Natalia López subraya lo positivo de esta experiencia para los participantes. Sobre su labor en la AECC, indica que “los pacientes a los que ayudamos tienen problemas para pronunciar, tragar o incluso han perdido el olfato”, personas en las que el ánimo social es muy importante porque “muchas veces, al no poder hablar o comer con dificultad se recluyen en casa”.

Maika Barreiro es la trabajadora social de la AECC en Santiago, y es la encargada de apoyar a “personas que están en una situación de especial vulnerabilidad, lo que sumado al diagnóstico oncológico hace que su situación empeore”. Para ello, cuentan con recursos como ayudas económicas propias de la asociación o préstamos de material, “buscando que las diferencias entre pacientes sean las menos posibles y que sus necesidades básicas estén cubiertas”.

El perfil de los voluntarios es sobre todo de jóvenes

El perfil de los voluntarios con los que cuenta la junta local compostelana de la AECC es muy variado, tal y como explica a este periódico la psicóloga y coordinadora de voluntariado Miriam Rojas, quien destaca que “tenemos la grandísima suerte de contar con la Universidad de Santiago, que es una promotora del voluntariado joven, y que hace que la nuestra sea la sede con los voluntarios con menor media de edad”. Una edad que varía entre “los 16 años de una chica que colabora con nosotros y hasta los 80 de algunos”. Con más mujeres que hombres porque si bien “tenemos muchos chicos jóvenes haciendo voluntariado, siempre hay más mujeres, en parte porque tienden a participar más en estas iniciativas”, añade que también sucede lo mismo en el caso de quienes reciben apoyo por parte de la asociación, puesto que resalta que “ellos son más reacios a solicitar ayuda”. En cuanto a los motivos que llevan a estos 110 voluntarios con los que cuenta la AECC en Santiago a prestar su tiempo a la asociación, indica que “muchos se han acercado a nosotros porque aunque igual no habían tenido antes un vínculo cercano con la entidad, sí lo han tenido con el cáncer, o bien porque lo han sufrido ellos o porque alguna persona de su entorno más cercano se ha visto afectada por la enfermedad”.