El enigma de los 200 tableros de juego ocultos en las calles de Santiago: un pasado lúdico desapercibido en la ciudad

Son verdaderas ventanas al pasado y revelan una faceta poco conocida de la historia de Compostela

Los orígenes de estos tableros se remontan a la época medieval, aunque se estima que la mayoría de los ejemplares encontrados corresponden al período barroco

Diferentes ejemplos de tableros que podemos encontrarnos en la ciudad

Diferentes ejemplos de tableros que podemos encontrarnos en la ciudad / Colectivo A Rula

Santiago de Compostela alberga un tesoro lúdico de incalculable valor que ha pasado desapercibido durante más de tres siglos. Tallados en roca y resistiendo el paso del tiempo, estos más de 200 tableros de juego se encuentran dispersos por todo el casco antiguo de la capital gallega.

Ubicados estratégicamente en puntos emblemáticos como la bancada de la Praza do Obradoiro, la fachada del convento de San Francisco, la balconada de la Casa do Cabildo y el cruceiro de Castrón Douro, así como en los peldaños del Hostal dos Reis Católicos, estos tableros grabados en piedra han sido testigos silenciosos de la vida cotidiana de la ciudad durante siglos.

Los tableros de piedra descubiertos en Santiago revelan la presencia del juego tradicionalmente conocido como 'pai fillo nai' o tres en raya, el cual se destacaba como la actividad principal para la cual eran utilizadas estas estructuras. Su arraigo en la ciudad era tan profundo que se celebraban regularmente campeonatos para deleite de los habitantes, sumergiéndose en la emocionante competencia. El Colectivo A Rula, responsable del mapeo y estudio de estos tableros gallegos, brinda una explicación detallada de su importancia histórica y cultural.

En contraste con sus predecesores medievales, los tableros de juego barrocos en Santiago de Compostela se encuentran estratégicamente ubicados en espacios públicos. Esta elección no es fortuita: a pesar del aparente esplendor económico y social que vivía la ciudad en aquel entonces, la realidad era bastante distinta. Mientras las calles se engalanaban y se llenaban de servicios, una gran parte de la población lidiaba con serios problemas financieros, lo que los llevaba a pasar la mayor parte del día fuera de sus hogares.

Por otro lado, los tableros ubicados en las entradas de los templos monásticos revelan estas dificultades mencionadas: los habitantes formaban filas en busca de limosna. Dado que solía haber una gran afluencia de personas y la espera podía ser prolongada, aprovechaban para entretenerse con estos juegos.

Taboleiro da Igrexa da Compañía

Taboleiro da Igrexa da Compañía / Colectivo A Rula

Los mejores ejemplos de estos tableros se ocultan en los atrios de la Iglesia de la Mercé o la Iglesia de San Lourenzo, donde su presencia se vincula directamente con las necesidades económicas y sociales de la época.

Estos tableros barrocos, más que simples testimonios lúdicos, son verdaderas ventanas al pasado y revelan una faceta poco conocida de la historia de Santiago de Compostela. Su ubicación en espacios públicos proporciona una mirada perspicaz a la vida cotidiana de aquel entonces, donde la desigualdad y las dificultades económicas coexistían con la apariencia de prosperidad en la ciudad.

Uno de los ejemplos más destacados es el descubrimiento de casi 50 modelos en San Martiño Pinario y 20 en Santa Clara. Sin embargo, llama la atención la escasa presencia de tableros en el Hospital Real, donde apenas se aprecia uno. Este dato plantea una cuestión relevante: la permisividad diferencial de algunas instituciones en relación con otras.

Adro da igrexa do convento de Santa Clara

Adro da igrexa do convento de Santa Clara / Colectivo A Rula

Estos hallazgos sugieren que algunas instituciones religiosas eran más abiertas y dispuestas a brindar apoyo económico a los necesitados, permitiendo la práctica de juegos como una forma de entretenimiento y distracción para aquellos que esperaban recibir ayuda. Por otro lado, la ausencia de tableros en ciertas instituciones puede indicar una actitud más restrictiva o menos propicia para este tipo de actividades.

Este aspecto revelador añade un matiz interesante al estudio de los tableros de juego barrocos en Santiago de Compostela, proporcionando una perspectiva más amplia sobre la dinámica social y las prácticas caritativas de la época.

El proceso de petrificación experimentado por Santiago de Compostela durante el apogeo del Barroco ha sido fundamental para la supervivencia de las 200 marcas de tableros de juego que se encuentran dispersas por la ciudad. Estas marcas, talladas en piedra, han resistido el paso implacable del tiempo gracias a la peculiar transformación que experimentó la ciudad en aquel período histórico.

Sin embargo, a pesar de su resistencia, muchas de estas marcas se han perdido debido a las labores de rehabilitación, limpieza y restauración del pavimento que se han llevado a cabo a lo largo de los años. Lugares emblemáticos como el convento de Belvís o la capela da Pastoriza han sido testigos de la desaparición de estos tesoros lúdicos.

A pesar de estas pérdidas, todavía hay esperanza entre aquellos apasionados por el patrimonio histórico de Santiago de Compostela. Perseveran en la búsqueda de nuevas reliquias, con la ilusión de descubrir y preservar más tableros de juego barrocos que puedan revelar aún más detalles sobre la vida y las costumbres de antaño.

Este legado petrificado, aunque amenazado por el inexorable avance de la restauración urbana, continúa siendo un recordatorio tangible de la historia y el entretenimiento que han dejado una huella indeleble en las calles de Santiago de Compostela. Su preservación y descubrimiento son tareas vitales para apreciar y comprender plenamente el legado cultural de la ciudad.