Los ucranianos refugiados en Santiago solicitan ayuda para poder integrarse

Temen que no se renueven los apoyos económicos que reciben, como el que facilita Cáritas que caduca en octubre

Recepción oficial en el Pazo de Raxoi para escuchar sus demandas

La alcaldesa Goretti con los niños de las familias de refugiados

La alcaldesa Goretti con los niños de las familias de refugiados / Antía Suárez

Antía Suárez

Se cumplen 811 días de guerra en Ucrania, y como ayer anunció Katarzyna Jablonskahay, representante del colectivo de voluntarios por Ucrania, hay familias que llevan ya 777 días refugiadas en Compostela. Estas familias y los voluntarios se reunieron en el Concello de Santiago para transmitir la necesidad que tienen de poder integrarse y formar su vida en la región. A la recepción oficial asistieron la alcaldesa Goretti Sanmartín junto con los concejales Marta Abal, Pilar Lueiro, MaríaBaleato y Mercedes Rosón. Con las familias de refugiados compostelanos, se encontraban la voluntaria Katarzyna y la traductora Anastasia Leuchenkpo.

El discurso que dio Katarzyna comenzó con una retrospectiva desde que empezaron a llegar refugiados a Santiago, durante el mes de marzo de 2022, con la ayuda de diferentes colectivos. Ella explicó que “las expectativas que tenían eran encontrar un refugio por unos meses. Ilusos de nosotros pensábamos que iba a ser algo temporal”.

Dos años sin hogar propio

Entre estas familias, hay 23 que viven en el Centro Europeo de Peregrinación Juan Pablo II en el Monte do Gozo, con 16 niños, que están escolarizados en diversos colegios de la comarca. Una de las niñas que asistió a la reunión, Víktoria, de 10 años, estudia en el Colegio de Los Tilos y hablando en un perfecto gallego, explicó que había muchas cosas que le gustaban del colegio, y de que quería ser una veterinaria de mayor. Estos niños están completamente integrados en la sociedad gallega, pero no es el mismo caso para los adultos.

Hanna Mykhailyk relató que ella lleva aquí desde el 30 de marzo de 2022, y llegó con su hija de 12 años en uno de los primeros buses que recalaron aquí en Compostela. Comentó como su casa está destruida desde el verano del 2022 y ahora su hogar temporal es el Monte do Gozo. Aunque ahora acaba de realizar los cursos de español que hacen ella y otras mujeres refugiadas en el Centro de Linguas Modernas de la USC, habló de lo mucho que le está costando integrarse. En castellano contó que “no podemos volver, la situación es muy fuerte. Pienso que en donde vivía, va a ser territorio ruso. Yo no puedo vivir ahí”. Ahora con su hija ya instalada y acostumbrada a la vida aquí, quiere una oportunidad para conseguir un trabajo y formar su vida.

Tania Hladilina no lleva tanto tiempo en Santiago, ya que llegó el pasado diciembre con su hija que tiene 28 años. Ella se fue de Ucrania por miedo y ansiedad a los bombardeos constantes. Para ella y su hija integrarse es un problema, tanto por el idioma como por “la falta de trabajo, como tenemos un visado temporal de un año, muchos trabajadores no se arriesgan con una situación tan poco estable”.

Recepción en el Condello de Santiago a las familias ucranianas acogidas en Santiago y a las traductoras voluntarias asistentes

Recepción en el Condello de Santiago a las familias ucranianas acogidas en Santiago y a las traductoras voluntarias asistentes / Jesús Prieto

“No queremos caridad, necesitamos oportunidades”

Ante todo, las familias refugiadas de Santiago se sienten increíblemente agradecidas de todo el apoyo que han recibido por parte de los Padres Saletinos que gestionan el Monte do Gozo, de Cáritas con sus ayudas económicas, del Banco de Alimentos que les dona la comida y de Eroski por todas las contribuciones. Añaden que mucha de la ayuda es de particulares, así como de los voluntarios.

Pero Katarzyna apuntó que la situación ha cambiado. “Los programas de apoyo se están acabando. Sentimos urgencia. Sabemos que las familias que están acogidas por Movimiento por la Paz nos trasladan que sus programas están acabando ahora a finales de junio-julio. El contrato de apoyo económico que recibía el Monte do Gozo por parte de Cáritas, también vence en octubre”. Consultada por EL CORREO, la entidad dependiente de la Iglesia explica que todavía no se sabe si a partir de esa fecha podrá o no renovarse.

La petición que trasladan estas familias es que necesitan oportunidades: la oportunidad de tener un trabajo que les permita subsistir, poder tener una vivienda... No quieren más caridad, quieren poder construir su vida en esta ciudad, que se convierta en sus nuevos hogares.