“En uno de cada 10 hogares de Galicia se detectan violencia filioparental”

Radiografía de la adolescencia gallega: el 12,7% experimenta pensamientos suicidas

Conociendo este dato, es momento de preguntarse qué es lo que está sucediendo en la vida de los adolescentes y qué les lleva a encontrarse en este punto

Una adolescente, leyendo un libro en la piscina.

Una adolescente, leyendo un libro en la piscina. / VALERIA HONCHARUK / PIM

Adriana Quesada

La adolescencia es una etapa de cambio donde el individuo no solo conforma su personalidad, sino que también empieza a establecer una serie de pautas y comportamientos que lo acompañarán durante el resto de su vida. Los adolescentes siempre han sido acusados de su falta de paciencia y altos niveles de irascibilidad, pero, a pesar de que todo el mundo pasa por esa etapa, pocas veces nos paramos a pensar en cómo están y qué es lo que les sucede en su día a día.

Y es que los datos sobre la adolescencia de los gallegos son preocupantes, ya que según la Fundación Barrié, un 12,7% de estas personas experimentan pensamientos de ideación suicida. El pico está en los 14 años, edad a la que el 15,3% tiene estos pensamientos de forma recurrente y, en el caso de las mujeres, son tres veces más propensas a sufrirlos. Conociendo este dato, es momento de preguntarse qué es lo que está sucediendo en la vida de los adolescentes y qué les lleva a encontrarse en este punto.

Convivencia y comunicación

La comunicación es lo más importante para mantener a una familia unida, algo que ahora se está perdiendo. Según señalan en Adolescencia, tecnología, salud y convivencia, un estudio de la Fundación Barrié en colaboración con la Universidad de Santiago, “el 4,7% de los adolescentes no come ni cena nunca con su familia”. Esto no solo tiene consecuencias a nivel comunicativo, sino que dificulta que los padres puedan darse cuenta de conductas que indiquen que su hijo puede estar sufriendo un Trastorno de la Conducta Alimentaria en una edad tan complicada.

En la actualidad, la vida va muy rápido y es complicado pararse a hablar con la gente que te rodea para pasar tiempo de calidad. Sin embargo, el hecho de que esos momentos de intimidad no sucedan ni siquiera durante las comidas dificulta mucho que existan esos vínculos entre padres e hijos. Es así como el 24,3% de los adolescentes sienten que sus padres no les entienden y el 17,9% que, cuando tienen un problema, no pueden confiárselo.

Según la UNESCO, el apoyo parental es importante para el desarrollo de los jóvenes y la ausencia de este puede tener graves consecuencias. El hecho de que cada vez hay una menor comunicación dentro de las propias familias sumado a la situación que se vive en la actualidad tiene como consecuenica que los adolescentes tengan un peor bienestar emocional, una mala higiene del sueño y, además, haya un aumento en los casos de violencia filioparental.

Según Antonio Rial Boubeta, doctor en Psicología Social de la Universidad de Santiago de Compostela, “es necesario preocuparnos por la comunicación y por lo que sienten nuestros hijos si queremos cuidar de su salud mental”. Y es que una mala comunicación tiene como resultado un peor comportamiento y salud emocional.

“En uno de cada 10 hogares de Galicia se detectan manifestaciones de violencia filioparental”

“En uno de cada 10 hogares de Galicia se detectan manifestaciones de violencia filioparental”, asegura Antonio Rial. Según la Fundación Amigó, este tipo de violencia “abarca el conjunto de conductas reiteradas de violencia física, psicológica, económica, dirigida de los hijos e hijas a sus progenitores o a aquellos adultos que ocupan su lugar”.

“El 35,5% de las y los adolescentes dice no ejercer ninguna forma de violencia sobre sus padres”, asegura el estudio de la Fundación Barrié. Sin embargo, en este punto hay que tener en cuenta cómo las tecnologías afectan a los nuevos jóvenes. Y es que, aquellos que presentan un uso problemático de internet manifiestan mayores porcentajes de este tipo de conductas y, además, en los casos de jóvenes con problemas con el uso de videojuegos las cifras se multiplican por seis.

Aquí hay que tener en cuenta un punto muy importante, y es que según Antonio Rial, la solución no es “encerrar a estos adolescentes en un centro de menores, sino que hay que intervenir en su salud mental”. Esto quiere decir que si un joven tiene este tipo de conductas destructivas con sus padres, puede estar pasando por un momento complicado a nivel emocional y lo mejor es prestarle ayuda: “Ese chico o chica está sufriendo”.

La ausencia de comunicación en la familia sumada a la presencia constante de las tecnologías tiene este tipo de resultados en los adolescentes. Y es que las tecnologías no son solo una forma de que los jóvenes no sean capaces de concentrarse en sus responsabilidades y tengan una peor higiene del sueño, sino que también suponen un importante motivo de discusión en todas las casas de Galicia: “El 31,1% de los jóvenes dice que el teléfono es uno de los grandes objetos de discusión. Esto significa que estamos hablando de uno de cada tres hogares de Galicia”, asegura Antonio Rial.

El ejemplo de los padres

El comportamiento de los padres es una forma de educación ya que, en muchas ocasiones, los jóvenes lo toman como ejemplo a la hora de tener ciertas conductas. Es por este motivo que, a pesar de que no son pocas las discusiones que tienen como objeto el uso desmedido del teléfono móvil, “el 38,8% de los padres usan el móvil durante las cenas y comidas”.

Y esto no es lo único que muestra el estudio de la Fundación Barrié, sino que también señala que tan solo el 38,7% pone normas en cuanto al uso de las tecnologías. En ambientes donde no se predica con el ejemplo ni establecen normas y límites, es muy complicado que haya una buena convivencia si tenemos en cuenta el papel tan importante que tienen las nuevas tecnologías en la vida de los más jóvenes. Es por eso que, alejándonos del alarmismo y concienciándonos de la existencia de esta problemática, hay que empezar a tomar decisiones que ayuden a los adolescentes a tener vínculos familiares más fuertes, una mejor comunicación con sus padres y una relación sana con las tecnologías e internet.