Entrevista | Macarena Sánchez Carnero Presidenta del Colegio Oficial de Terapeutas Ocupacionales de Galicia

“Una vez que ya estamos en atención primaria, ahora queremos estar en todos los colegios”

El grado de Terapia Ocupacional, en la Universidade da Coruña, cumplirá el año que viene su cuarto de siglo. El Colegio se formó en 2017, aunque desde 1984 hubo una asociación profesional muy activa, la primera en España. Hoy son seiscientos profesionales adscritos. Mañana, 27 de octubre, es el Día Mundial de la Terapia Ocupacional

La presidenta del Colegio Oficial de Terapeutas Ocupacionales de Galicia, Macarena Sánchez Carnero

La presidenta del Colegio Oficial de Terapeutas Ocupacionales de Galicia, Macarena Sánchez Carnero / CEDIDA

Preside desde 2019 el Colegio Oficial de Terapeutas Ocupacionales de Galicia (Cotoga) y ya consiguió que haya una especialista en atención primaria en cada área sanitaria, con esperanzas de que vaya aumentando el número. La suya es una profesión muy desconocida que desempeña su labor tanto en el ámbito público como en el privado. No tratan solo a mayores, a los que ayudan en el ámbito de autonomía, autocuidado y dificultades para las tareas del día a día, sino que también actúan en menores y hacen promoción de la salud y prevención.

La terapia ocupacional es una profesión muy desconocida. ¿Como la definiría?

Es una disciplina sociosanitaria cuyo fin último es mejorar la calidad de vida.

¿Y cómo lo hacen?

Mediante la intervención en las destrezas motoras, sensoriales, cognitivas, sociales de las personas. En este caso, pueden tener una discapacidad, o también podemos trabajar en promoción de la salud. Pongamos como ejemplo un niño pequeño que tiene autismo. Nuestro trabajo sigue un modelo centrado en la familia, hablando siempre y consensuando con la comunidad que tiene alrededor el niño. Supongamos que tiene cinco años y no se le ha podido sacar el pañal porque rechaza ir al cuarto de baño. Nosotros intervenimos con las destrezas motoras porque muchas veces ocurre porque no tienen sensibilidad en la zona o no son capaces de hacer la fuerza necesaria.

Pero se trata de una tarea muy global…

Sí. Es una profesión muy global y holística. También es relativamente nueva, porque al principio de siglo empezamos a ser oficialmente nombrados como terapeutas ocupacionales, pero sí es cierto que cada vez que entra en cualquier equipo interdisciplinar se le da un gran valor.

¿Dónde ejercen, en el ámbito público o en el privado?

En ambos. Hay terapeutas ocupacionales trabajando dentro del servicio de dependencia para valorar a las personas con discapacidad o dependencia. También estamos en todos los hospitales, nos gustaría ser más, pero gracias a nuestras reivindicaciones sí es cierto que cada vez nos dan más plazas en los hospitales públicos y en el ámbito privado.

Acaba de poner el ejemplo de un niño, pero la idea más extendida es que actúan solo con mayores...

Sí, todo el mundo tiene esa visión porque nuestro primer ámbito fueron las personas mayores, donde se acogió mejor la figura del terapeuta ocupacional. Sí que es cierto que desde hace unos años se detectó que es imprescindible el terapeuta ocupacional en los servicios de atención temprana, en los servicios a la infancia. También trabajamos en discapacidad, en neurología, con pacientes con ictus, con cáncer…

¿No sería necesaria su presencia en los centros de salud?

Es una lucha que emprendimos hace tres años y hace dos meses siete terapeutas comenzaron en atención primaria, de momento uno por cada área sanitaria. Éramos una de las pocas comunidades que no teníamos. Nuestra función es hacia la salud pública, la parte preventiva.

¿Se encuentran cómodos en este terreno?

Para nosotros es un hito histórico porque a los terapeutas se nos ve siempre destinados a intervenir cuando ya existe una discapacidad. Es bonito que se nos empiece a reconocer como promoción de la salud y prevención porque es parte de nuestra esencia.

¿Y cómo es la respuesta de los otros sanitarios a su llegada a la atención primaria?

Hablé con una compañera en una de estas plazas, concretamente en el área de Vigo, y me dijo que los jefes de servicio y las coordinadoras de enfermería están encantados, que no conocían la figura del terapeuta ocupacional, y dicen “qué necesaria, qué pena haber esperado tanto para instalarla en el Servizo Galego de Saúde”.

¿Cuál fue el motivo para que finalmente los incluyesen?

Ah! Esa fue una labor de pico y pala desde el Colegio Oficial, un trabajo de divulgación y difusión. Por desconocimiento no se derivan pacientes a terapia ocupacional. Yo siempre digo que somos como los luchadores y luchadoras del ámbito sanitario. Siempre estamos al pie del cañón y diciendo aquí estamos.

En un hospital público, ¿qué labores tienen?

Estamos en todos los hospitales públicos. En la parte física, actuamos en el ámbito de neurología, en traumatología, tratando sobre todo miembros superiores. En Santiago, también en problemas alimenticios, además de atención temprana, rehabilitación...

¿Fue la aparición del COVID un punto de inflexión en su labor?

Desde la pandemia, nuestra profesión está más reconocida. Es muy vocacional, como todas las profesiones sanitarias, pero es muy particular porque tratamos a la persona con la cercanía que se merece alguien en situación de vulnerabilidad. Y no solo al afectado, sino también a la familia y la comunidad. Tenemos esa visión holística de la persona, es una atención mucho más global.

Porque implica también lo emocional, ¿no?

Acompañados en un equipo interdisciplinar de los psicólogos, sin ningún tipo de intrusismo, las emociones son imprescindibles para que una persona pueda mejorar.

Decía usted que su función es mejorar la calidad de vida. ¿Cómo lo logran con los mayores?

Estamos en residencias, tanto públicas como privadas, y aquí hay varias ramas. La esperanza de vida cada vez es mayor y hay que trabajar en el envejecimiento activo, en promoción de la salud con programas encaminados a prevenir cualquier discapacidad. Por otro lado, están los mayores con riesgo de demencia, alzheimer, ictus…

¿Cómo participan, en estos últimos casos, mediante la terapia ocupacional?

La idea es que sean autónomos en su día a día, que sean capaces, con un producto de apoyo o una férula, de ir al cuarto de baño, ducharse, vestirse, cocinar, que puedan moverse en la comunidad. Se trata de institucionalizarlos sólo cuando sea estrictamente necesario. También si un mayor tiene dificultades para levantarse de la cama, nosotros entrenamos a esa persona o a su cuidador para saber cómo se hace. Cómo hacer la transferencia a la cama, enseñamos a que las duchas de casa sean accesibles, los asideros… Ayudamos con planes de ergonomía... Es importante no olvidarse de los cuidadores.

¿Qué tipo de actividades llevan a cabo para el envejecimiento activo?

Muchos, por ejemplo combatir la brecha digital. Un programa única y exclusivamente para que los mayores entendiesen cómo se utiliza una tarjeta, cómo pueden ir al cajero. Es facilitar el día a día.

¿No sería adecuado un terapeuta ocupacional en los colegios?

Pues sí. Las dos vías de lucha incansable que teníamos desde el colegio eran atención primaria y el terapeuta ocupacional en la escuela. Una vez que estamos en atención primaria, vamos a por los colegios, y creemos que sí va a ocurrir. Los hay en muchos colegios privados, pero queremos que sea posible en los públicos, para garantizar el acceso a todos. Yo trabajo en atención temprana y ayer fui a un colegio y me hablaban de lo necesarios que somos. Podemos prevenir muchos comportamientos con pequeñas cosas. Por ejemplo, hay niños muy inquietos que se levantan continuamente. Con ponerle una cinta de gimnasio elástica, que son para hacer fuerza, entre las patas de las sillas delanteras para que mueva los pies suele ser muy efectivo. Son pequeños detalles que hacen que un niño que no presta atención pueda estar atento.