Un viaje al pasado: atravesar el Atlántico con tecnología del siglo XVII

'La Peregrina' partirá de la costa gallega la última semana de febrero con una tripulación diversa que solo tendrá acceso a herramientas de navegación del Renacimiento

Un viaje al pasado: atravesar el Atlántico con tecnología del siglo XVII

Un viaje al pasado: atravesar el Atlántico con tecnología del siglo XVII / Cedida

—Usted ama el mar, capitán.

—Sí, lo amo. El mar lo es todo. Cubre siete décimas partes del globo terrestre. Su aliento es puro y sano. Es el inmenso desierto en el que el hombre nunca está solo, pues siente latir la vida a su alrededor. El mar es el vehículo de una existencia prodigiosa y sobrenatural. Es movimiento y amor, es el infinito hecho vida, como dijo uno de sus poetas.

Así describe el capitán Nemo el mar en Veinte mil leguas de viaje submarino (Julio Verne, 1870). Muchas cosas han cambiado en la navegación: sus gentes, su tecnología, su manera de vivir... Pero hay algo que se ha ido pasando de generación en generación: el amor por el mar. Hasta el siglo XVII la navegación era conocida como un arte, “el arte de marear”, señala Alfredo Conde, quien será narrador de esta historia marítima.

Con la pasión por el mar, el océano y la navegación, un grupo de entusiastas han decidido emprender un viaje en un velero: 'La Peregrina'. Una embarcación que estará equipada solamente con instrumentos renacentistas con los que deberán cruzar el océano Atlántico y llegar a la isla Deseada (al sur del Caribe) bajo el nombre de “reto Astrolabio”, haciendo referencia a este instrumento astronómico que se usaba para navegar.

El promotor de esta idea y también capitán del navío es Javier Babé, quien saldrá con su tripulación de la costa gallega la última semana de febrero para embarcarse durante 21 días. “Esta aventura lleva tiempo preparándose, por lo que está todo bastante estudiado”, asegura el capitán. Para él es “cuestión de haber mirado mucho como navegaban los antiguos marineros y lanzarse”. Sin embargo, no hay que olvidar que los aparatos del siglo XVII son muy arcaicos, “poco precisos” y “no siempre fáciles de manejar en ciertas condiciones”.

Y es que, en el momento en el que se levanta el viento, mueve mucho el barco y cubre el cielo de nubes, algunos de estos aparatos dejan de servir ya que no se pueden hacer las “observaciones astronómicas”. “La dificultad está sobre todo en el manejo y en las actitudes de estos aparatos”, asegura Javier Babé, quien ha estado practicando para hacer bien su cometido. Lo que harán será una “navegación de estima”, por la que se va calculando de forma manual. “Los antiguos marinos eran expertos en esto, eran muy intuitivos. Pero claro, ellos estaban absolutamente dedicados a esto y hoy en día ya no se desarrolla esta dedicación plena y absoluta a rompernos la cabeza, nos lo dan todo hecho”, explica el capitán.

Alfredo Conde tiene claro que lo van a conseguir: “Van bajo el mando del capitán, que ya cruzó el Atlántico a vela cuarenta y tantas veces. Es un marino consumado. Esta quiere que sea su odisea final... Es de los pocos marinos actuales que doblaron a vela el cabo de Hornos, que es muy peligroso. Además, también capitaneó la llegada a la Antártida a vela”.

Sin comunicación con el exterior

Al tratarse de una aventura en la que estos entusiastas del mar harán un viaje atrás en el tiempo, tampoco tendrán forma de comunicarse con nadie que esté fuera del barco. “La embarcación va sorda, ciega y muda a todos los efectos”, explica Javier Babé. Y es que todas las modernidades (como equipos de seguridad para comunicarse en caso de emergencia) se encuentran en una caja precintada.

Ellos no sabrán nada de lo que esté sucediendo en tierra, pero el resto sí que tendremos conocimiento de cuál es su rumbo en todo momento. “Yo voy a saber en dónde están exactamente los navegantes de La Peregrina, pero también dónde ellos creen en cada momento que están”, explica Conde. Con esos aparatos del siglo XVII y navegando por estimación, tienen que intentar orientarse: “Es mucho más complicado y casi nunca van a estar en el lugar que ellos creen”.

De esta aventura no solo saldrá una gran historia que contar, sino que en el transcurso de la misma se estará grabando un documental. Además, se podrá seguir desde tierra a través de una página web en la que los internautas podrán seguir la travesía y comentar los errores o aciertos del capitán.