Cuando morir se puso de moda: la tuberculosis como canon de belleza

Durante el siglo XIX la conocida como ‘la peste blanca’ fue la causa de muerte de millones de personas, pero muchas se sentían atraídas por el aspecto que tenían los infectados

‘El nacimiento de Venus’ de Botticelli, cuya modelo y musa fue Simonetta Cattaneo Vespucci.

‘El nacimiento de Venus’ de Botticelli, cuya modelo y musa fue Simonetta Cattaneo Vespucci. / CEDIDA

Un canon de belleza es un modelo, una serie de características que reúne una persona y que la sociedad valora como atractivas. Estas reglas a seguir son algo cambiante y están relacionadas con el momento histórico que se vive. Por ejemplo, durante el Renacimiento el canon de belleza femenino se basaba en mujeres blancas, ya que la palidez señalaba que no trabajaban bajo el sol, y carnosas de forma que su peso mostraba que tenían una buena dieta, lo que hacía visible su posición social.

Sin embargo, más allá del utilitarismo que han tenido los cánones en algunos momentos históricos, lo cierto es que también son y fueron marcados por graves enfermedades que surgieron a lo largo del tiempo. Uno de los ejemplos más famosos es el de la tuberculosis, que a pesar de que según la OMS en 2020 fue la causa de muerte de 1,5 millones de personas, marcó los estándares de belleza debido a la delgadez, palidez, sonrojo y pupilas dilatadas de las personas que la padecen.

De esta forma, durante el siglo XIX, se hicieron cada vez más usuales los polvos de arroz, encargados de dotar de esa palidez extrema a las mujeres, y el pintalabios rojo que emulaba la sangre que se acumulaba en los labios de las personas que sufrían esta enfermedad.

Celebridades infectadas

Este tipo de belleza puede verse en obras de arte famosas y, sobre todo, en el caso de la pintura, fueron muchas las modelos con tuberculosis que se usaron y fueron elogiadas por su aspecto frágil y delicado. El mayor ejemplo de esto fue la modelo Simonetta Vespucci, quien posó como Venus para el famoso cuadro de Botticelli El nacimiento de Venus, muriendo un año después de que este fuera pintado a causa de la tuberculosis que la dotaba de ese aspecto pálido y extremadamente delgado.

Sin embargo, ella no es el único ejemplo de belleza de este tipo. La peste blanca se terminó por convertir en una enfermedad elegante y alabada por el romanticismo. La propia Nefertiti, reina de la dinastía XVIII de Egipto, cuyo nombre hace referencia a su belleza es considerada la primera tuberculosa conocida, ya que sus restos tienen señas de que murió a causa de esta enfermedad.

Busto de Nefertiti

Busto de Nefertiti / CEDIDA

Juana Antonieta Poisson, madame Pompadour, quien también fue muy reconocida por su belleza y amorío con Luis X de Francia, también falleció a causa de esta enfermedad a los 42 años. Otro caso fue el de la escritora de la obra Cumbres Borrascosas, Emily Brontë, que falleció a los 30 años por esta enfermedad, al igual que todos sus hermanos.

Madame Pompadour

Madame Pompadour / CEDIDA

Romanticismo

Estos reconocidos antecedentes no significaron nada para los pertenecientes al romanticismo, que siguieron adelante considerando la belleza que tenían aquellas personas infectadas por tuberculosis. Hay que entender que dentro del Romanticismo la muerte era vista como algo liberador y ni siquiera el suicidio se veía con los mismos ojos que lo vemos en nuestra sociedad. Una poeta que muestra bien lo que significaba la muerte en estos siglos es Rosalía de Castro con versos como el siguiente:

Morte negra, morte negra,

cura de dores e engaños,

¿por qué non mátalas mozas

antes que as maten os anos?

Pero hay muchos otros ejemplos de cómo los escritores reflejaban esta forma de pensar:

Si morir es dormir, quiero dormir en paz en la noche de la Muerte, sin que vengáis a ser mi pesadilla maldiciéndome por haberos condenado a la nada antes de haber nacido. Id, pues, al mundo, a cuyo contacto fuisteis y quedad en un alma que pasó por la tierra sus alegrías y sus dolores, sus esperanzas y sus luchas.

Así mostraba Gustavo Adolfo Béquer en su Introducción Sinfónica como la muerte era considerada un descanso, una liberación, dentro de este movimiento. Entender este pensamiento es clave para comprender todo lo que hay detrás y cómo muchas mujeres comenzaron a imitar los cambios físicos de las personas tuberculosas.

Estética fatal

La tuberculosis no solo estaba presente en la forma de maquillarse con el ya señalado polvo de arroz, sino que cambió la forma en la que se hacían los vestidos las mujeres de la clase alta pertenecientes a la sociedad europea del siglo XIX.

El auge del vestido victoriano fue un cambio en la manera de vestir, ya que destacaba por el uso del corset para marcar una figura delgada, soportes para el busto y también almohadillas en las caderas. Pero esto no era lo peligroso, sino que algunas mujeres apretaban tanto el corset que les oprimía las costillas de forma que dificultaba la respiración. El efecto que causaba esta práctica se puede ver en la película La maldición de la Perla Negra, de la saga de Piratas del Caribe, que a pesar de estar ambientada en el 1700 muestra como la protagonista se desmaya a causa de un corset excesivamente apretado.