Las amenazas de desnudos creados por IA llegan a todo tipo de usuarios

Son conocidos como ‘deepfakes’ y se usan para intentar chantajear a las víctimas usando la misma fórmula que en la ‘sextorsion

Los casos son cada vez más habituales

Una joven sacándose un ‘selfie’

Una joven sacándose un ‘selfie’ / Andrey Zaychuk

La democratización de la inteligencia artificial llegó hace poco a nuestras vidas. Al igual que cada elemento que se otorga al ser humano con la esperanza de que mejore su calidad de vida o sus tareas se vuelvan más sencillas, siempre hay un apartado de la población que toma estas tecnologías y las usa para hacer el mal.

Hace unos meses empezaban a aparecer las primeras noticias de difusión de imágenes de desnudos creados por medio de inteligencia artificial como arma arrojadiza contra la intimidad de los usuarios de internet. Ese fue el caso de D., quien estando tranquilamente en su casa recibió un mensaje de una cuenta desconocida por Instagram: “Tengo fotos tuyas que, modificadas con IA, pueden crear desnudos. Si no quieres que las comparta me tienes que pagar 200 dólares en los próximos diez minutos”.

Una amenaza real a un usuario en Instagram

Una amenaza real a un usuario en Instagram / Adriana Quesada

A pesar de que ahora sea algo cada vez más sonado, las amenazas de este tipo ya llevan sucediendo un tiempo a, principalmente, celebridades. Rosalía fue una de sus primeras víctimas con la publicación de una foto modificada en X y Laura Escanes también hacía público haber sido víctima de un chantaje de este tipo en sus redes sociales. Sin embargo, con el tiempo ya han aparecido casos un poco más serios como el de las familias de Almendralejo (Badajoz) donde ya hay implicados menores de edad.

D. no es menor de edad y, aunque durante unos segundos se quedó completamente descolocado por el mensaje que le acababa de mandar aquella extraña, decidió tomárselo con humor: “Ponedme sexy”. Sin embargo, este no es el caso de todos, ya que hay gente más vulnerable a este tipo de amenazas que se puede convertir en la víctima perfecta.

Estrategia: el chantaje

La receta es siempre la misma: recibes un mensaje en tu teléfono por alguna red social o, incluso, al correo electrónico en el que te advierten de que tienen fotos tuyas que pueden modificar o, directamente, te enseñan esas fotos para que sientas más miedo a que puedan ser compartidas.

Nadie está libre de este peligro: todos compartimos fotos en nuestras redes, sobre todo en Instagram o TikTok, donde la imagen es lo primordial para poder compartir y crear contenido. Esto facilita mucho el trabajo de los extorsionadores, que solamente tienen que acceder a una cuenta al azar, coger un par de fotos y trabajar con una inteligencia artificial que tardará tan solo un par de segundos en hacer lo que le piden.

Una vez teniendo las imágenes, que pueden ser simplemente de tus vacaciones en la playa, siguen la misma receta que en los casos de sextorsion: “O haces lo que te decimos o difundiremos tus imágenes”.

El caso de D. es uno de tantos –aún no hay datos numéricos de este tipo de delitos– en los que recibe un mensaje y tiene que tomar la decisión de qué hacer ante la amenaza. Lo mejor es no dejarse llevar por el pánico. Someterse al chantaje y pagar lo que nos piden puede suponer dos cosas: que nos dejen tranquilos o que nos pidan una mayor cantidad de dinero bajo la misma amenaza, que es lo más probable.

Pseudopornografía infantil

Lo que más preocupa de este mal uso de la IA es la vulneración de los derechos de los menores de edad: ¿Cómo protegerlos?

En la legislación se diferencia entre las imágenes reales y las realistas, estando las primeras penadas. Las imágenes realistas que se califican como delito son las que se consideran “pseudopornografía infantil”, en las que se editan imágenes de menores para ponerlos en situaciones comprometidas, algo que no se tiene en cuenta cuando afecta a personas mayores de edad. Sin embargo, a pesar de todo, la Guardia Civil aconseja acudir siempre al Grupo de Delitos Telemáticos (GDT) para denunciar la situación y tomar medidas.

Por otro lado, el hecho de difundir imágenes íntimas sin el consentimiento de quien aparece en ellas es un delito penado por la Ley Orgánica 1/1982 sobre protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. Sin embargo, las imágenes generadas por medio de una inteligencia artificial no son reales, por lo que no están consideradas dentro de esta normativa.

Actualidad

En este momento ya nos encontramos en un punto en el que no hay vuelta atrás. En los últimos meses, se ha observado un preocupante aumento en las amenazas relacionadas con la creación y difusión de desnudos generados por inteligencia artificial, dirigidos no solo a figuras públicas, sino también a individuos comunes.

La creciente accesibilidad a herramientas de IA y la facilidad para manipular imágenes han permitido que cualquier persona con conocimientos básicos pueda crear imágenes realistas de desnudos de individuos sin su consentimiento. Estas imágenes, conocidas como deepfakes, se han vuelto cada vez más difíciles de distinguir de las fotografías auténticas, lo que genera un riesgo significativo de difamación, extorsión y acoso para quienes son blanco de estas prácticas.

Las víctimas de estas amenazas enfrentan no solo el trauma emocional de la invasión a su privacidad, sino también consecuencias potenciales en sus relaciones personales, profesionales y reputación pública. A medida que las plataformas en línea facilitan la difusión rápida y masiva de este contenido, las repercusiones pueden ser devastadoras y de larga duración.

Además del chantaje y la explotación de imágenes generadas por IA con fines lucrativos, otro aspecto alarmante es el impacto psicológico y emocional que estas amenazas pueden tener en las víctimas. El miedo constante a la difusión de contenido íntimo sin consentimiento puede generar estrés, ansiedad y problemas de salud mental significativos. Las víctimas pueden experimentar sentimientos de vergüenza, culpa y aislamiento, lo que dificulta su capacidad para buscar ayuda y apoyo.

Es crucial que las comunidades en línea y fuera de línea brinden un entorno seguro y de apoyo para las personas afectadas por estas amenazas, y que se promueva una cultura de respeto a la privacidad y la dignidad personal en el mundo digital.