Día Internacional del Internet de las cosas | Fernando Suárez Presidente del Colexio Profesional de Enxeñaría en Informática de Galicia

“Todos tenemos la responsabilidad de proteger los datos personales”

El presidente del Colexio Profesional de Enxeñaría en Informática de Galicia, Fernando Suárez

El presidente del Colexio Profesional de Enxeñaría en Informática de Galicia, Fernando Suárez / Cedida

La tecnología avanza a un ritmo imparable. En los últimos tiempos mucho se ha hablado de nuevas invenciones capaces de mejorar nuestro día a día, una de ellas es el Internet de las cosas, una auténtica revolución que hoy vive su día internacional. Sin embargo, a pesar de los beneficios que pueda repercutir en la sociedad, el presidente del Colexio Profesional de Enxeñaría en Informática de Galicia, Fernando Suárez [Ferrol, 1973], advierte que entraña ciertos riesgos que pueden exponer nuestra privacidad.

Para todos aquellos que todavía no hayan oído hablar del Internet de las cosas, ¿de qué se trata?

Es la capacidad de conexión de distintos elementos a la red, de distintos elementos de todo tipo y cada vez más presentes en nuestra vida que van desde dispositivos, sensores que pueda haber en ciudades hasta elementos de uso cotidiano como puede ser toda la domótica de una casa: persianas, sensores de temperatura, cámaras de vigilancia... Esto genera una cantidad de datos enorme y, con esos datos, podemos generar información, pero a su vez también tenemos que proteger no solo esta información, estos datos, sino los propios dispositivos.

Es decir, que podemos encender el horno sin tocarlo como siempre se ha hecho.

Sí. Podemos hacer muchísimas cosas. Un poco lo que se dice, para que la gente lo entienda, la parte más del hogar, de esa domótica, lo que nos permite es, sin prácticamente tener que hacer ningún tipo de interacción, que se sepa dónde estamos cuando nos dirigimos a casa y que al llegar, por ejemplo, tengamos nuestro hogar a una temperatura adecuada, que tengamos el horno precalentado, o, incluso, por lo que se suele hablar, de que la nevera pueda “hacer la compra sin prácticamente nuestra interacción”, pero va mucho más allá de todo eso. Estamos viendo las ciudades inteligentes y cómo cada vez hay más sensores. Esto cada vez se percibe también como miedos, sin embargo, lo que pretendemos es transmitir confianza en que generar información y conocimiento con todos esos datos puede o debe también de redundar en una mejor calidad de vida de todos nosotros.

Es innegable que vamos hacia un mundo cada vez más conectado.

¡Sin duda! A todos los niveles: laborales, sociales, de ocio, de sanidad, de educación... Lo que tenemos es que sacar el mejor rendimiento de toda la tecnología que tenemos a nuestra disposición y esto pasa por hacerla pensando en las personas, poniendo al ser humano en el centro, y, sobre todo, desde un punto de vista en que primemos la privacidad y la seguridad.

¿El Internet de las cosas es el futuro o ya es el presente?

Me atrevería a decir que es el presente. Ahora bien, es cierto que, así como es el presente, también es el futuro, porque cada vez tendremos más sensores, más datos, más información... Tendremos más capacidad de procesamiento con herramientas o con tecnologías, como es el Big Data, como es la Inteligencia Artificial, que nos permitirán mejorar esa calidad de vida de todos nosotros. Hace no mucho, uno de los elementos del Internet de las cosas que más auge tuvo fueron los relojes inteligentes, las pulseras de actividad. Eso es un caso claro de cómo generamos información de nuestra actividad física, incluso nuestra actividad fisiológica, y como eso supone una prevención de cierto tipo de enfermedades o una mejora de nuestra actividad física. Esto no está sino empezando, porque no podemos negar que ya está bastante afianzado entre nosotros, pero sin duda tiene una capacidad de crecimiento y de mejora bastante importante.

¿Cambiará nuestras vidas?

La tecnología ya ha cambiado nuestras vidas, no cabe duda. Hay dos frases que me gustan mucho. Una es que “no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de era de la mano de la tecnología” y luego que “vivimos una auténtica revolución” y que, a diferencia de las evoluciones, en la revolución no cambian las respuestas sino las preguntas. Lo que tenemos que mejorar es esa capacidad de cómo podemos gestionar la tecnología para que nuestra vida sea mejor. Lo más importante es que veamos la tecnología como un aliado, como una herramienta focalizada en esa calidad de vida de las personas, a todos los niveles. Como decía, en sanidad no cabe ninguna duda que el Internet de las cosas nos aporta muchísimo valor, pero también en muchos otros aspectos de nuestra vida, como puede ser, por ejemplo, el vehículo inteligente, que, sin duda, no solo está a punto de llegar. Cada vez tenemos más capacidades de cierta autonomía en los vehículos y aportará muchísima seguridad, porque al final, gran parte de los accidentes de tráfico son por culpa de las personas por distracciones, excesos de velocidad o, incluso, conducir en estado de ebriedad. Una tecnología nunca va a incurrir en esto, y eso es gracias a esa capacidad de generar datos.

Mucho se habla ahora de que la Inteligencia Artificial destruirá muchos empleos. ¿Existe el mismo riesgo con el Internet de las cosas?

La Inteligencia Artificial es una evolución más y al final es un facilitador. Desaparecerán ciertos puestos de trabajo porque realmente no serán necesarios, como ha pasado en todas las evoluciones de la mano cualquier tipo de tecnología, pero no será la Inteligencia Artificial quien sustituya a las personas, serán las personas personas capaces de sacarle el máximo rendimiento. Al final esto es un compendio de elementos y de factores que no necesariamente tenemos que ver de forma aislada. Por ejemplo, todo lo que es generación de datos con estos dispositivos de Internet de las cosas podrán aprovecharse mejor usando estas tecnologías como la Inteligencia Artificial.

Según los últimos datos, un 40% de la población mundial está conectada generando datos y se estima que en 2025 habrá más de 100 millones de dispositivos conectados al Internet de las cosas. ¿Nuestros datos corren peligro? ¿Es seguro?

Esto es como todo, depende mucho de nosotros mismos, de que seamos conscientes de que nuestros datos de carácter personal tienen muchísimo valor. Y al final, tenemos que proteger estos datos de carácter personal. Ahí todos tenemos responsabilidad, tanto los tecnólogos, las empresas que hacen publicidad y aportan servicios, las administraciones públicas, pero también los usuarios, los usuarios desde muchos puntos de vista, no solo a la hora de uso responsable de estos datos y de cómo los cedemos, sino también de la herramienta que compremos. No es lo mismo comprar una cámara de videovigilancia de un fabricante conocido que comprarlo a un fabricante de una procedencia desconocida y que no sabemos dónde pueden ir a parar esos datos. Hemos visto casos preocupantes hasta en juguetes infantiles. Si somos precavidos en la gestión de nuestros datos y en su manipulación podemos tener cierta seguridad y confianza, pero, insisto, también tenemos que ser conscientes de a quién se los cedemos y limitar su uso, saber los derechos de los que disponemos con estos datos para, en un momento dado, si nos vemos amenazados en nuestra privacidad, poder limitar el uso de esos datos.

Por último, ¿qué nos depara el futuro?

Hacer previsiones de futuro es complicado. No me cabe duda de que cada vez será más tecnológico y debemos estar capacitados para utilizar estas tecnologías con responsabilidad. Es necesario formar a conciencia a toda la ciudadanía.