Adrián Torrado, de la silla de ruedas a caminar solo

“Es un ejemplo para todos”. Así concluía Juan Díaz, profesor de Educación Física, un emotivo acto en el IES Maximino Romero de Lema, de Baio (Zas), en el que narró la historia de trece años de lucha, esfuerzo y superación que llevaron a Adrián Torrado, un joven con parálisis cerebral, de una silla de ruedas a poder caminar solo. Lo hizo ante los estudiantes de 3º de ESO y 2º de Bachillerato y afirmó que es un caso único en el que “se alinearon los planetas en un centro mágico y vanguardista”, señaló Díaz.

Todo comenzó en el año 2000, cuando Adrián inició sus estudios de ESO en el instituto baiés. Llegó al centro en silla de ruedas, con una minusvalía reconocida de casi el 80% y obesidad. A partir de ahí todo cambió. Los entonces profesores de Educación Física, Juan Díaz y Marco Lamela, comenzaron a trabajar con él buscando, ante todo, mejorar su calidad de vida, un trabajo al que dio continuidad en los años siguientes su homólogo Jorge Eijo.

Por vez primera, Adrián asistió a las clases de Educación Física e inició un plan, que incluyó, además de un cambio de los hábitos alimenticios, unos entrenamientos equiparables, por el nivel de exigencia, a los de un deportista de alto rendimiento, aunque adaptados a sus circunstancias.

Comenzó reptando y de ahí a realizar cuadropedias y ejercicios con la silla de ruedas. Cuando lograron que se pusiese en pie comenzó a caminar con andador, después con bastones de trípode y finalmente de forma autónoma. Adrián, haciendo gala del buen humor que le acompaña siempre, afirmó que “foi coma no Fortnite, tiven que ir pasando pantallas”.

Juan Díaz asegura que no fue, ni mucho menos, una labor de tres “súperheroes”, si no el fruto de la implicación de “toda la comunidad educativa, de los médicos y fisioterapeutas, sin los cuales esto sería imposible, y sobre todo del tesón y el esfuerzo del propio Adrián, que siempre estaba dispuesto a trabajar e incluso, algunas veces, era él quien tiraba de nosotros”.

Fueron incontables las horas que pasaron en el gimnasio, aprovechando los tiempos muertos de los recreos, las guardias de sus profesores e incluso días festivos. Una de claves fue la operación a la que sometieron a Adrián en 2002 para que pudiese apoyar la planta de los pies. A partir de ahí, tanto él como sus entrenadores comenzaron a creer que el sueño de caminar era posible. El día que logró dar sus primeros pasos de forma autónoma “non fun consciente de que fixera algo fóra do normal ata que vin a cara de Juan”. Éste asegura que fue algo espontáneo, que no estaba programado. “Estaba apoyado en la espaldera y le dije: Adrián da un paso adelante y lo dio, y acto seguido dio dos. Cuando le vimos dar esos pasos entonces vimos que podría caminar”.

En 2013 dieron por concluido el trabajo y, siete años después, en 2020, volvieron a encontrarse para una reevaluación. Bajó su estado de forma física porque “agora só fago mantemento”, pero Adrián conserva la capacidad para caminar “y tiene margen de mejora”, concluyó Díaz.

Inicialmente su caso no trascendió pero, pasado un tiempo, consideraron que debían darlo a conocer porque “hay muchos Adrianes”. Varias revistas especializadas ya se han hecho eco del éxitoso plan de recuperación y Juan Díaz pidió a los estudiantes que le escuchaban que “nunca admitais que algo no se puede hacer”.

Adrián también lo tiene claro, e hizo además un llamamiento para que se dé una oportunidad a las personas con diversidad “pues somos personas válidas, responsables, comprometidas y capacitadas para hacer cualquier trabajo”. Él estudió informática y ahora ejerce como CEO del club de fans de la actriz Estíbaliz Veiga.