Agravio con Corrubedo respecto a las Cíes

El Parque Natural do Complexo Dunar de Corrubedo e Lagoas de Carregal e Vixán es una de las joyas medioambientales y turísticas de Ribeira y de Galicia. Es, además, uno de los más visitados de España: 300.000 personas al año era la cifra anterior a la pandemia. Un enclave de 996 hectáreas que atesora la mayor duna móvil del noroeste peninsular (un kilómetro de longitud y más de 15 metros de altura). Un conjunto geológico formado hace 12.000 ó 15.000 años, en el Cuaternario, la época en la que desaparecieron los mamuts y los mastodontes. Sus lagunas (una de agua dulce, la de Vixán, y otra salada, la de Carregal) son áreas de importancia internacional en el paso de aves que anidan en el lugar. Entre sus juncos y carrizos viven 3.000 aves acuáticas (cercetas, zarapitos, patos-cuchara, correlimos, chorlitejos...). La playa del parque la forman dos arenales (el de A Ladeira y el de O Vilar) a lo largo de más de tres kilómetros.

Pues bien: este paraíso terrenal debe tener, como tuvo el Edén para Adán y Eva, unas normas de uso y gestión. El Plan Reitor de Usos e Xestión (PRUX) elaborado por la Consellería de Medio Ambiente se sometió a exposición pública para alegaciones y, finalizado el plazo, los peros y sugerencias formulados por otras administraciones públicas, partidos políticos, colectivos y particulares han evidenciado los excesos y los defectos del documento.

Y es que, tal y como denuncia el colectivo ecologista Arco Iris, mientras el plan de inversiones previsto para Corrubedo asigna la módica cifra de 100 € por hectárea y año, el de las islas Cíes (aprobado en 2018 por la Xunta) dedica 2.184 € por el mismo concepto, es decir, casi 22 veces más, lo que para la asociación significa “una evidente discriminación” aunque no tenga la consideración de parque nacional, destacando que alberga la mayor duna móvil litoral de todo el noroeste peninsular y que “merece otro trato menos degradante”.

El cronograma financiero previsto por la Administración autonómica establece para el parque corrubedano una inversión total de un millón de euros durante un período de diez años: 573.000 € para conservación de la biodiversidad, paisaje y patrimonio cultural; 219.000 € para investigación, seguimiento y evaluación; 130.000 € para gestión del uso público; y 72.000 € para mejora de las infraestructuras, instalaciones y equipamientos. La inversión ya aprobada para las Cíes para el mismo período es de 26.079.500 euros.

EMERGENCIAS. Arco Iris pone también el acento en el ámbito de las emergencias. En el parque natural ribeirense no hay personal de vigilancia entre las 21.00 y las 07.00 horas, lo cual considera “intolerable”. Asimismo, cree prioritario que disponga de un servicio propio para la extinción de incendios forestales, compuesto por, al menos, una carroceta y/o un camión cisterna.

También el Concello de Ribeira presentó alegaciones (25 páginas) en las que indica que “estímase primordial incrementar a dotación orzamentaria prevista para este decenio” y que las órdenes reguladoras de ayudas para los vecinos de las parroquias en las que se enclava el parque sean independientes de las de otros parques naturales, o bien que el reparto de las mismas sea “máis proporcional e equitativo”.

Al igual que Arco Iris, la administración local demanda el aumento del personal dedicado a labores de vigilancia y mantenimiento, y que se alcancen acuerdos con los vecinos a fin de que terrenos en manos privadas actualmente sin uso puedan pasar a titularidad pública, aprovechando la compra de fincas para poder unir a través de un camino las dos partes del ámbito protegido (la zona del Centro de Interpretación del Ecosistema Litoral de Galicia, sito en O Vilar, y la del aparcamiento ubicado frente a la duna, en Olveira).

SENDERO ECOLÓGICO. Por otra parte, el Ayuntamiento echa en falta en el plan propuesto que en todo el límite perimetral se reserve una franja de al menos cinco metros que pueda servir para la dotación de servicios públicos “indispensables”, como un sendero ecológico, canalización de aguas o de paso indispensable. Al respecto, plantea que esa zona desnaturalizada por la actividad humana se considere zona de usos generales o, cuando menos, que manteniendo la misma calificación actual se permitan como usos autorizables los antes mencionados.

Otra de las reivindicaciones municipales, y que cuenta además con el apoyo de expertos, es la de permitir, aunque sea con limitaciones, que se pueda pisar la duna, actualmente invadida por la vegetación. Lo que se demanda al respecto es “un estudo do impacto real da presenza humana na duna móbil para cuantificar, de ser o caso, o número de persoas que poderían visitala baixo o réxime de visita guiada”.

Comienza ahora la ardua tarea de estudiar todas las alegaciones.