El Plan Concellos destinó 12 millones a la red viaria de Deza y Tabeirós
La Diputación de Pontevedra ha calificado de “histórica” la inversión realizada en la red viaria de Deza y Tabeirós-Montes desde que está el actual gobierno. En casi ocho años de gobierno, la institución provincial destinó más de 16 millones a los ayuntamientos de la zona para pavimentar sus redes de caminos y vías municipales, de los que 12 millones fueron para los cuatro municipios de pontevedreses de Área: A Estrada, Silleda, Lalín y Vila de Cruces.
Así, y según los datos facilitados por la institución provincial, desde el 2016, el Plan Concellos dejó 4.870.723 euros para A Estrada; otros 3.148.016 € para Silleda; 2.642.549 para Lalín, y 1.075.752 de euros para Vila de Cruces.
Con estas inversiones, en A Estrada, se financiaron actuaciones en lugares como Aguións, Castro o Curantes, As Neves, y los caminos de Veiga a Carballeira, de Costa a Quenlla, de Costa a Granxa, de Carballeira a Reiga, de Granxa a Carballal, de Moimenta a Grela, de Carballal a Igrexa, de Arnois a Oca o de Silva a Barreiros.
En Silleda, las actuaciones repercutieron en caminos de Saídres, Ansemil, Taboada, Manduas-Ansemil-Breixa, Margaride, Dornelas o Moalde, entre otros. En Lalín, el Plan Concellos permitió financiar pavimentaciones en Alperiz, Goiás, Madriñán, Soutolongo, Sello, Moneixas o la ronda norte-este.
En Vila de Cruces la financiación llegó a Salgueiros, Cumeiro, Carbia, Losón, Toiriz, Sabrexo, San Tomé, Bodaño, Larazo, Piloño, Eirexe (Arnego), Fornelos, Amosa (Ollares), Cernadela, Soutomartín, Igrexa de Bascuas, A Brea, Abealla y O Pazo. A Lagoa, Reboredo y Sanguiñedo.
En su balance, la Diputación dice que esta inversión del Plan Concellos ha sido “un esfuerzo extraordinario que fue posible gracias al cambio de modelo de financiación para los municipios de la provincia, que supuso un antes y un después en cuanto a la movilidad y a la accesibilidad a los núcleos de población, especialmente en los más pequeños y de marcado carácter rural”.
Así explican que con este fondo de financiación, los municipios conocen de antemano los recursos de los que dispondrán en cada anualidad para poder hacer frente a sus inversiones. En circunstancias extraordinarias, como fue en el caso de las anualidades 2018-2019 y 2022-2023, conocieron los recursos de la línea uno de inversiones hasta con dos años vista, facilitando su planificación a largo plazo para poder acometer proyectos más ambiciosos o hacer frente a necesidades urgentes con una mayor previsión, todo ello siguiendo criterio objetivos.
MáS PRESUPUESTO. Asimismo, en los presupuestos de la Diputación de Pontevedra para el próximo año 2023, la partida correspondiente al Plan Concellos se incrementará hasta los 44 millones de euros, es decir un millón más, para garantizar que los municipios de menos de 50.000 habitantes de todas las comarcas “puedan continuar realizando obras de competencia municipal y garantizando derechos a través de los distintos servicios que prestan a la ciudadanía”, destacaron desde la Administración provincial al presentar la distribución de las partidas de las cuentas de 2023.
Por su parte, el municipio de Silleda se llevará 843.567 euros del Plan Concellos, frente a los 817.569 del 2022, A continuación se sitúa, por cuantía, Vila de Cruces, con 693.286, frente a los 817.569 que percibe en el ejercicio en curso.
Por lo que se refiere a las cifras concretas para las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes, el incremento previsto para el 2023 en conjunto en el Plan Concellos ronda el 2 %. Al tratarse de sendos municipios por encima de los 20.000 habitantes, ni Lalín ni A Estrada se benefician del incremento de un millón de euros para el próximo año en este programa.
De esta forma estos dos grandes municipios de Área casi calcan las cifras del presente año 2022, en el caso estradense con 1.559.5742 frente a los 1.559.739 previos, es decir, 3 euros más, mientras en el lalinense se pasa de 1.527.786 a 1.528.379, con un incremento, por tanto, de un total de 693 euros.
SON TIEMPOS ESTOS DE HACER balances, anunciar grandes obras, y aunque parezca mentira, poner primeras piedras. Llega la recta final de una legislatura que sin duda se ha nublado con una dura pandemia que paralizó absolutamente todo y que sigue arrastrando sus tristes consecuencias. Pero los gestores, que saben hacer oídos sordos a la escasa huella que su discurso deja en estos tiempos de enfermedad y guerra, siguen usando las viejas tácticas de sacar músculo para convencer de sus bondades y de lo bien que invierten el dinero ciudadano. Malos tiempos estos para una lírica política que para muchos electores resulta ya trasnochada, poco imaginativa y cansina. Tocan tiempos de hechos y de discursos más atractivos.