Inmortalizan las tradiciones de la época del San Martiño a golpe de acampada
Veinte jóvenes de entre 8 y 16 años convivieron este fin de semana // Aprendieron a podar, plantar y elaborar chorizos // Compartieron ruta y secretos del equinoccio
Aprender y, sobre todo, convivir. Esta fue la finalidad de la acampada organizada por el Concello de Ames en su Aula da Natureza, y a la que se sumaron veinte chavales de entre 8 y 16 años. Porque además de pasar un fin de semana en común, pudieron conocer las tradiciones del San Martiño, como embuchar chorizos o podar, además de plantar frutos. Y por si fuera poco, también constataron los cambios de luz que arrastra cada equinoccio de otoño.
Así, entre el sábado y el domingo pasados disfrutaron con las tradiciones inherentes a la época del San Martiño, santo protector de la matanza, de las peonzas y del mes de noviembre. La actividad dio comienzo el sábado a las 16.00 horas con la llegada en bus del grupo a la citada aula. Allí se dieron a conocer y montaron las tiendas para ponerse enseguida con las actividades. “Mergulláronse na tradición da matanza elaborando chourizos: picaron a carne para elaborar os chourizos cunha picadora tradicional, adobárona con sal, allo e pemento e deixárona repousar”, apuntan los técnicos antes de impartir la charla sobre el equinoccio.
Tras reponer fuerzas con la cena, iniciaron una andaina nocturna por la Ruta dos Cabaliños do Demo. Ya en pie el domingo, a las 08.30 horas, se repartieron en tres grupos para terminar con el embuchado y ahumado choricero, pero también para plantar arándanos, frambuesas, moras y grosellas, así como practicar la poda, otras de las actividades típicas del otoño.
El alma en pena del antiguo morador y de una vieja criada del Pazo da Peregrina, un gusano de luz de grandes dimensiones, el tradicional espantapájaros o una calabaza gigante fueron algunas de las sorpresas con las que se encontraron los 80 caminantes de la ruta del Samaín, de ocho kilómetros y organizada por la concejalía de Benestar e Promoción da Saúde.
La actividad, dirigida a las familias, fue teatralizada por la compañía Os Quinquilláns, y contó con la participación de los músicos de Sarela que animaron a los asistentes el pasado viernes. En una noche fría y estrellada, los vecinos celebraron un Samaín que hizo las delicias de grandes y pequeños por el municipio.
La organización sólo requería que quien se atreviese a sumarse, llevase linterna y, en la medida de lo posible, fuera disfrazado con motivos que recordaran la celebración. Se trata de una actividad que se tuvo que retrasar en octubre por el mal tiempo y que, sin embargo, atrajo a mucha gente, ya que al menos un centenar de vecinos se tuvieron que quedar con las ganas. Los afortunados llegaron a las 20.00 h al Pazo da Peregrina donde, desde un balcón, fueron recibidos y despedidos por el fantasma de su viejo residente.
No sería el único susto de la velada. En el parque del Rego dos Pasos irrumpió un alma en pena y hasta un gusano gigante. Tras las apabullantes apariciones, las familias continuaron caminando hasta la senda de Sisalde donde los esperaban un espantapájaros y una campesina que, con sus cuentos y carantoñas hicieron las delicias de los más pequeños.
Ya en la encrucijada del banco da Pepa apareció otro espíritu y una calabaza gigante que, a través de fábulas, ensalzaron la labor de las gentes del campo y, junto con un gaitero y un tamboril del grupo Sarela, animaron a todos y a todas a cantar canciones populares. En el final de la andaina, de vuelta al Pazo de la Peregrina, les esperaban todavía más fantasmas.
La edil Luísa Feijóo buscó con el evento “ un formato diferente que incluíse a temática do Samaín, que fose divertido e familiar”.