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La parroquia de Asados agradece con un acto público la gran aportación de un hombre hecho a sí mismo y que compartió su saber con los demás // Será este sábado TEXTO Arturo Reboyras

Rianxo rinde homenaje a su maestro, músico y médico José Bandín

La parroquia rianxeira de Asados acogerá el próximo sábado, 13 de agosto, un emotivo homenaje al que fue su maestro, músico y médico. Se trata del doctor José Bandín Figueira (1914-1998), un hombre querido y respetado por todos que supo hacerse a sí mismo llevando siempre como bandera el lema El tiempo es oro y quien no lo aprovecha es un bobo. Como se recoge en la completísima biografía que ha escrito su hijo menor, Camilo Bandín, el protagonista de este día de fiesta nació A Cobiña, lugar de A Atalaya, parroquia de Asados, el ocho de abril de 1914. Era hijo de Ángel Bandín Bartolomé, de profesión músico y herrero; y de Manuela Figueira, mujer bondadosa, sacrificada y madre de ocho hijos.

“La infancia de Pepito Bandín es la música, con el ritmo del martillo golpeando el yunque, y la melodía del clarinete”, explica su hijo Camilo, antes de añadir que “con el ritmo firme de su padre y la melodía de las dulces palabras de su madre conoce el pentagrama antes que el silabario y a la edad de 6 años sale a tocar el clarinete con la Banda de Don Ángel”.

Con catorce años, y siguiendo los pasos de su hermano Ángel, se desplazó a Santiago con la pretensión de entrar en la banda municipal. Lo consiguió. En la capital gallega tocó con la Banda del Hospicio con un salario de quince duros. Entre actuación y actuación, fortalecía el cuerpo practicando su deporte favorito, el boxeo; y a la vez descubre el gran mundo del saber. Santiago despierta en él la más firme de sus decisiones: aprender.

Finalizó los estudios de Magisterio en la Escuela Normal O Músico, pero la Guerra Civil truncó sus deseos de hacer carrera en Madrid. Después del conflicto, en 1939, tomó posesión de su plaza como maestro interino en la Escuela Nacional de Rus, en el Ayuntamiento de Carballo. Pero como en la educación pública no podía hacer lo que realmente deseaba por vocación, poco después decide crear su propia escuela, basada en los pilares de la aconfesionalidad, apolítica y los principios de la igualdad, librepensamiento y acceso a la cultura a través del trabajo.

En Asados conoce en los años cuarenta la que será su esposa, Ana María Diéguez Méndez, maestra nacional, natual de Chantada (Lugo). Por aquel entonces, Bandín dirigía ya la Banda de Música de Rebordechán y los años de noviazgo se ven interrumpidos por sus viajes con la formación musical a Madrid o Santiago.

“Las palabras trabajo y esfuerzo son sinónimos de esfuerzo y José Bandín se esforzaba por superarse día a día”, relata su hijo Camilo, antes de apuntar que sus padres contrajeron matrimonio el 6 de abril de 1949, para instalarse en una casa de Asados en la que abrirían la escuela. Dos años después nacería su primogénito, José Enrique Manuel, tras el que llegarían Francisco Javier, Manuel Ángel y por último Camilo Víctor.

La Escuela de Bandín se llena de alumnos de todas las parroquias de Rianxo, al tiempo que don José dirige también la Banda Municipal de la villa y le roba horas al sueño para estudiar las asignaturas que le permitirían obtener el título de practicante en 1954. De la plaza de practicante de Rianxo tomaba posesión un 7 de enero de 1959, “luego de superar las trabas políticas de la época”.

“Son años en los que supera las dificultades propias de la época en la que un hombre libre representaba un peligro para las mentes obtusas y aldeanas que regían los destinos de la patria”, sostiene su hijo Camilo. La escuela, la consulta, la banda y las noches componiendo y haciendo arreglos de las piezas musicales no le impiden ocuparse de la formación de sus hijos, a quienes les regala cada día una sobremesa de solfeo, piano y taquigrafía a la misma hora que otros niños juegan a la pelota.

Como su ansia por aprender nunca se veía saciada, en 1970 y animado por su esposa, comienza la carrera de Medicina en la USC, a la vez que lo hacen sus hijos. La pasión por el estudio, unida a su gran vitalidad, explica su hijo Camilo, le hicieron volcarse con materias como la Anatomía, la Fisiología o la Bioquímica, que encuentran un hueco en su ejercitado cerebro y en su ordenado horario en el que también tienen cabida diariamente sus horas de piano, francés o inglés, además de la consulta, el cuidado de la huerta y la elaboración de su vino que orgullosamente servía en una taza a sus invitados.

Sus propios achaques, pero sobre todo la enfermedad de su esposa, Ana María (el colegio de Asados lleva su nombre) supusieron un retraso en la obtención del título de Medicina, que finalmente consigue en 1981. Tres años después, y cumplidos los setenta, se jubilaría como practicante. “El niño que tocaba el clarinete probó las cosas buenas de la vida y alcanzó sublimes sueños, como músico para llegar a ser prestigioso director de banda, como profesor que siente orgullo de ver a sus alumnos lograr el éxito, y como licenciado en Medicina y Cirugía”, concluye su hijo Camilo.

PROGRAMA. Sus exalumnos y la parroquia de Asados le rinden ahora homenaje. Será el próximo sábado, día 13. A las 12.00 horas en la Casa-Escuela de Montegrande se descubrirá una placa conmemorativa, tras lo cual habrá un desfile hasta la Santa Lucía, acompañado por la Banda de la Escuela de Música de Rianxo. En la capilla, a las 13.00 horas, tendrá lugar una misa presidida por el arzobispo emérito de Tánger, monseñor Santiago Agrelo; y como broche de oro se celebrará un almuerzo de confraternidad en el Colegio Público Ana María Diéguez. Para participar es necesario contactar con el teléfono 685 87 89 27.

08 ago 2022 / 01:00
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