Georgia, Cuba e Israel superan los 1.000 de incidencia mientras China sigue a cero

La incidencia acumulada a catorce días de España, pese a haber bajado en las últimas semanas, es muy elevada: 295 casos por cada cien mil habitantes. Sin embargo, el centrarse siempre en el país como ombligo del mundo, se olvida el echar un vistazo a lo que sucede fuera, lo que también sirve para poner en contexto esta cifra y ver si realmente es tan mala como, ‘a priori’, parece. Desde EL CORREO hacemos un repaso por el mapamundi para ver cuál es la incidencia en otros países.

Sin irse muy lejos, dentro de Europa, aunque en el otro extremo, se encuentra Georgia, el territorio que actualmente tiene la incidencia más alta del mundo: 1.645,5 casos por cada cien mil habitantes. Pese a que en este país la vacunación arrancó hace casi dos meses y cuentan con cuatro vacunas (Pfizer, AstraZeneca, Sinopharm y Sinovac), lo cierto es que la población no está mostrándose muy interesada por la inmunización, de manera que de sus 3,7 millones de habitantes solo 331.736 recibieron la pauta completa hasta ahora (un escaso 8,7 %). Así, pese a haber sido de los primeros países en retirar el uso de la mascarilla en espacios exteriores, las autoridades volvieron a implantarla el día 17 por el aumento de los contagios: más de 4.000 diarios en un país tan pequeño. Además, también suspendieron el servicio de transporte municipal hasta el 4 de septiembre y prohibieron todas las actividades deportivas y recreativas masivas, para tratar de frenar el impacto de los 80 muertos diarios.

Siguiendo dentro de Europa, el siguiente país con más elevada incidencia es Reino Unido, con 691 casos por cien mil habitantes, duplicando a España. En la última jornada se registraron unos 32.000 infectados nuevos y 133 fallecidos. En el país el avance de la vacunación es similar a España, con un 62,7 % frente a un 68,1 %. Sin embargo, no termina de hacer mella la vacuna sobre la expandida variante delta. Pese a todo, se mantiene en la línea de continuar con la vida normal de sus ciudadanos, ya alejada de restricciones, y no dar pasos atrás.

Tras estas dos zonas, las más destacadas dentro de Europa, sigue habiendo muchos otros países en peor situación que España: Irlanda (515,2 de incidencia), Francia (435), Suiza (415,7), Grecia (414,6), Turquía (328), Islandia (325,2), Estonia (319,5) e, incluso, la vecina Portugal (312).

LOS TRES CASOS MÁS LLAMATIVOS. Ya fuera de Europa, llama poderosamente la atención el caso de tres países. En primer lugar, Israel, que tiene una incidencia disparada a 1.248,5 casos por cada cien mil habitantes. En un lugar donde ya se están inoculando terceras dosis y que fue el primero en conseguir tener a prácticamente el 100 % de su población con una dosis, siendo también el primero el prescindir de la mascarilla y regresar a la ‘vida normal’, resulta impactante semejante vuelta atrás. En estos momentos, recientemente aprobada esa tercera dosis para toda la población (hasta ahora solo era para mayores de 50 y pacientes inmunodeprimidos) el país registra 7.000 casos diarios y tiene a 726 pacientes en uci. Los casos activos, en un territorio donde se habían reducido a cero en junio, llegan ya a 80.000.

También por su elevada incidencia, cabe resaltar la situación de Cuba, con 1.103,6 casos por cien mil habitantes. Puede que se comprenda más la situación teniendo en cuenta que solo el 28 % de la población cuenta con pauta completa. Los nuevos positivos se sitúan en unos 6.200 diarios, a los que se suman 80 fallecidos. Los hospitales apenas dan abasto con casi 100.000 personas ingresadas: 53.000 sospechosas, 4.000 en vigilancia y 38.300 confirmadas activas. Ante tal expansión del virus, el Gobierno cubano ha decidido incorporar en su estrategia de vacunación sueros de compañías externas al país (tienen tres vacunas de producción propia), comenzando por la administración de la china Sinopharm.

Finalmente, está el caso de China, donde la incidencia es casi nula, pese a que la vacunación no supera el 54 % de la población protegida al completo. Esto hace que las sospechas sigan cerniéndose sobre el país. Y, aunque el espionaje de Estados Unidos no pudo confirmar que el coronavirus haya sido desarrollado como un arma biológica por el Gobierno chino, Joe Biden acusó al país de obstaculizar las investigaciones.