A por un final feliz ‘made in Disney’
Si lo que se busca es un final feliz, nada mejor que Disney. Ese pudo haber sido uno de los argumentos de la NBA para establecer su burbuja en el parque temático que el gigante del entretenimiento mundial posee en Orlando (Florida), pero no es el caso. La liga norteamericana de baloncesto ha optado por el formato de concentración en un entorno seguro y confortable para terminar una temporada 2019/20 que se interrumpió súbitamente. Con un sistema retocado para decidir al campeón, la NBA vuelve por fin esta madrugada del jueves al viernes.
Muy lejos queda ya aquel 11 de marzo en el que las noticias se atropellaron de forma vertiginosa. Primero se conoció el positivo en covid-19 de Rudy Gobert, pívot francés de Utah Jazz, lo que ocasionó que se suspendiese el partido que debía disputar su equipo ante los Oklahoma City Thunder cuando los jugadores ya habían calentado. A continuación se cancelaron los encuentros en los que estaban implicados sus contactos recientes. Y en cuestión de minutos se optó, directamente, por suspender el curso indefinidamente.
La pandemia de coronavirus ha demostrado que es un fenómeno global, pero también que cada territorio tiene su realidad. El retorno de la NBA no era sencillo, y bajo el mando del comisionado Adam Silver las consignas eran la prudencia y el consenso. El concepto de burbuja parecía fundamental: un entorno seguro y lo más blindado posible para evitar un contagio que desatase el caos. Más aún dentro de un estado (Florida) considerablemente castigado por el virus.
Tras un proceso lento pero con pasos firmes se anunció el plan de reanudación. Los 22 mejores equipos de la temporada regular hasta el momento de la suspensión se reunirán en el Walt Disney Resort de Orlando; esto es, se excluye a los ocho que ya no tenían opciones de alcanzar los playoffs. Cada equipo jugará ocho encuentros antes de las eliminatorias a las que accederán los ocho mejores de cada conferencia (Este y Oeste) e incluso se introduce un emparejamiento previo entre el octavo y el noveno si hay cuatro triunfos de diferencia entre ambos o menos. No varía la esencia de los playoffs, con duelos al mejor de siete partidos, y la competición concluirá a mediados de octubre.
Cuando todo parecía diseñado para reanudar la liga con éxito, surgió otro imprevisto. El asesinato de George Floyd en Minneápolis, la ola de protestas por la discriminación racial y el movimiento Black Lives Matter añadieron un interrogante más. Varios jugadores importantes plantearon si lo adecuado era contribuir a que la rueda del entretenimiento siguiese girando, y la NBA reaccionó rápido. Los mensajes de reivindicación serán visibles incluso en las camisetas de juego y se aprovechará la experiencia para amplificar el altavoz.
LÍDERES. Y en medio de todo, también está el baloncesto. La competición se reanuda plagada de incógnitas sobre los estados de forma después de casi cinco meses de parón y con un puñado de ausencias. En cada conferencia hay un candidato claro: en el Oeste, Los Angeles Lakers que comanda LeBron James; en el Este, los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo. Ambos ocupan el liderato.
Por detrás, el panorama se abre. Como alternativa a los Lakers se presentan sus vecinos Clippers, con Kawhi Leonard y Paul George como estiletes, y los Denver Nuggets del serbio Nikola Jokic... sin descartar otro invitado inesperado. En el Este, los actuales campeones, los Toronto Raptors en los que militan Marc Gasol y Serge Ibaka, semejan la piedra más complicada en el camino de los Bucks, aunque Boston Celtics, Miami Heat, Indiana Pacers o Philadelphia 76ers optan a todo.
Vuelve la NBA en un contexto impredecible pero prometiendo el espectáculo de siempre. Para el futuro quedará la planificación de la próxima temporada, a la espera de que disminuyan las incertezas.