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Adiós a Messi

    Leo Messi dice que se va del Barça y lo comparan con la marcha de Cristiano Ronaldo del Madrid. No es lo mismo. El portugués de Madeira, epígono de Magallanes, anunció su marcha después de ganar con el Madrid la décimo tercera Copa de Europa frente al Liverpool. La primera entrada de la salida de Messi del Barcelona la firmó tras el 2-8 u 8-2 que tanto monta que le propinó el Bayern Munich, el de Munich no el de Brenes al que alguna vez se refirió Pepe Guzmán, en los cuartos de final de la Copa de Europa. Y a diferencia de Neymar, al que una lesión libró del soponcio del 1-7 contra Alemania en el nuevo maracanazo del Mundial de Brasil, Messi estaba allí, como el maestro bailaor del relato de Chaves Nogales que vio en primera persona la revolución rusa.

    Igual se va porque sin Cristiano no es lo mismo. Con los 33 años de Cristo cuando murió en la Cruz. Un Cristiano y un Mesías, para que digan que el fútbol no es una religión. El día que nació Messi mi hermano Juan cumplía 28 años. Es lo que le faltaba a la pamema del procès, en horas bajísimas por la pandemia. Cataluña se queda sin uno de sus profetas, al que no se le ha oído una palabra en catalán. Tal vez en la intimidad, como Aznar. O en verso, como Borges. Y en puertas de un nuevo 11-S, que en Cataluña es la fecha de celebración de la Diada. Pobres azulgranas, sin Messi y con Torra.

    Lo ha anunciado en el sexagésimo aniversario de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Roma, palíndromo del Amor, en este año bisiesto y sin olimpiadas. Ha bajado el Espanyol a Segunda, el Girona perdió el tren de Primera en el descuento frente al Elche y se va Messi en burofax, que es como un burro de Mijas con telegrama.

    El día que el Barcelona ganó su primera Copa de Europa con el gol de Koeman a la Sampdoria en Wembley, Messi estaba a punto de cumplir cinco años. Aquel héroe se convirtió en el villano que llamó por teléfono a Luis Suárez para decirle que marque goles en otro equipo. Eso no se le hace a un compatriota del futbolero Benedetti, aquel poeta uruguayo que decía de Antonio Machado que era un letrista de Serrat. Tres décadas después del gol de Koeman, Messi consiguió quintuplicar los trofeos continentales del equipo. El anterior ascenso del Elche, en 2013, también ganó la Copa de Europa el Bayern Munich.

    Messi ha roto todos los registros: los seis Pichichis de Zarra, la marca de goles del leonés César Rodríguez, que participó como jugador-entrenador en el primer ascenso del Elche, temporada 1958-59, cuando en el Barcelona jugaba otro Luis Suárez que se fue a Italia para ganar dos Copas de Europa con el Inter de Milán. No es lo mismo irte ganando la Copa de Europa que goleado hasta la humillación por el Bayern Munich. Pobre Barcelona. Pierde a Ruiz Zafón, a Marsé y se quedan sin Messi en las alineaciones del estadio. ¿Qué van a leer ahora, Leo Messi?

    Dice Juan Cruz, blaugrana confeso con nombre de futbolista del Elche, que ‘Un día volveré’ es la mejor novela de Marsé. Y el mejor deseo de los azulgranas, a los que les traiciona el subconsciente.

    Sin Messi ni Cristiano España vuelve al grupo de los No Alineados. Metáfora de la pobreza que viene, la decadencia que siempre es la madre de nuevos prodigios. Igual uno de ellos se llama Ansu Fati, la joya guineana que debutó con 16 años y es hijo del chófer de Juan Manuel Sánchez Gordillo, el alcalde de Marinaleda. Ese Puigdemont de la Sierra Sur de Sevilla que está más cerca de las Navas de Tolosa que de Waterloo.

    30 ago 2020 / 00:01
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