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{ EL DÍA DESPUÉS }

Buen comienzo, mal final

Después de un gran partido en Sar ante el Valencia que se decidió en la décima o centésimas finales, tocaba reponerse e intentar dar el do de pecho en Málaga ante un equipo completamente diferente en su estructura y en su juego a los valencianos. Sin la potencia física que en el juego interior ofrecen Tobey o Dubljevic la ocasión podría ser propicia ya que el Unicaja, a pesar de tener una gran plantilla, no estaba carburando en el Martín Carpena, jugando con inseguridad y sin ser capaz de ganar en su feudo. Bien es verdad que poco a poco se ha ido entonando y la recuperación de Jaime Fernández le ha dotado de un nuevo estilete que ha mejorado todavía más la calidad y el buen estado de forma de sus líneas exteriores. Dentro de la zona sufren y el solitario Birutis les hizo estragos a todos sus defensores mandándolos uno tras otro al banquillo cargados de faltas personales.

Robertson estuvo en su línea habitual de acierto, y el equipo hizo un gran encuentro con un desenlace parecido al de Madrid. En aquel partido la expulsión de Moncho descentró al equipo y en Málaga una falta clarísima a Robertson, que sería falta de dos tiros, se convirtió en una inexplicable falta en ataque cuando Brizuela es el que la provoca al invadir el cilindro y meterse debajo de Robertson. Hasta los comentaristas de Movistar estaban de acuerdo en el injusto desenlace de la jugada. No es que sea una disculpa ni el motivo de la pérdida del partido, pero es una de esas acciones muy mal pitadas en un momento clave y crucial, en el que pasas de seguir dominando en el marcador a ser remontado.

Claro que todavía faltaban 4 minutos y pico y en ese tiempo el Unicaja no perdonó, fue mucho más agresivo y ambicioso en defensa, provocó pérdidas de balón que se tradujeron en canastas fáciles de esas que te minan la moral, te crean incertidumbre en el juego y hacen que pierdas la fe en lo que durante muchos minutos tenías muy de cara por estar jugando muy bien y con un tono muy bueno en ataque y en defensa, dominando la zona, el rebote y tirando desde el triple con bastante puntería. Aunque fueron muchas pérdidas en total, 17, que trajeron como consecuencia que los malagueños pudieron tirar muchas más veces a canasta que los artilleros del Obra, el principal problema es que cinco o seis de ellas, algunas inexplicables y difíciles de entender, se concentraron en el último cuarto, cuando se decidió el partido, justo en el momento en el que entró en juego otro factor que también resultó determinante, el no poder controlar defensivamente el gran juego y acierto que tuvo en sus uno contra uno Darío Brizuela, que fue el que nos puso la puntilla. En la anotación del Obra, Robertson y Birutis estuvieron muy solos, y no tuvieron mucha compañía ni relevos que acertasen o creasen peligro como en otros partidos.

Comenzó la liga EBA y el filial, Obradoiro Silleda, muy joven y remozado con cuatro júniors en sus filas, ganó su primer partido en la capital del Deza, ante el Santo Domingo de Betanzos, 78-70.

03 nov 2020 / 01:00
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