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Mientras la cantera femenina del Rosalía sigue dando pasos bajo la tutela de Chiqui Barros, el santiagués Jesús Montero se hace imprescindible como técnico ayudante TEXTO Cristina Guillén

Cuando el objetivo es crecer desde el banquillo

Los entrenadores no deben ser la punta de la pirámide de la formación deportiva, deben ser su base. Sólo con un buen maestro, mentor, confidente y transmisor de conocimientos se puede conseguir que un jugador ame, disfrute y crezca en el baloncesto -como en la vida-, así que de nada vale llenar las canchas o duplicar las fichas, si falla la persona que debe dar sentido y guiar cada escalón del trayecto.

No es fácil. Tampoco es una tarea rápida. Su día a día también exige entrega, exige paciencia, exige ser muy constante y exige humildad. Principalmente en quien quiere permanece al lado de un huracán -sobrado de experiencia y de bagaje- como Chiqui Barros. Pero se nota que Jesús Montero disfruta aprendiendo y disfruta de su particular paso a paso. Así los transmite este compostelano de 32 años al que el CB Rosalía le abrió sus puertas hace ya cuatro temporadas para comenzar su periodo de prácticas. “Comencé entrenando en la ADB Fontiñas, sin licencia, como delegado, ayudando, pero me surge la oportunidad de hacer el curso de entrenador en Vilagarcía”, comienza. “Al final del primer año tenemos unas prácticas, y aunque las podría convalidar con mi club quería probar algo diferente y el Rosalía es una de las mejores canteras de Galicia así que pedir hacerlas con ellos”, relata Jesús Montero. “Justo al acabar Kiko (Montero, el director general del club) me pregunta si pueden contar conmigo para el año siguiente”. Eso fue en 2017.

Desde entonces fue poco a poco promocionándose, siempre con equipos femeninos, tanto como máximo responsables en ligas zonales como de ayudante en divisiones superiores. Además de segundo entrenador del ferrolano, en el equipo de la Liga Femenina 2 y en el de la Liga Gallega júnior -ambos cerraron el curso con los objetivos logrados, tanto con la permanencia como con el billete al Campeonato de España- “echo una mano en los de la Liga Gallega cadete e infantil” que dirige Jorge Varela.

“Quizás al principio me fue un poco complicado porque respeto mucho la figura del primer entrenador, y a veces me cuesta meterme un poco más en el papel porque las decisiones son suyas, son las que valen. Yo lo veo así. Pero me voy sintiendo más cómodo”, se sincera. También Chiqui Barros le insta a aportar. “Desde el principio es el que me ha animado a hablar más, me dice que todo lo que tenga que decir, que corregir, que lo haya. Que no me quede callado. En este sentido me da mucha libertad”, subraya. La labor de scouting, general y colectivo, del rival es también una de sus principales labores con el plantel de la categoría de plata . “Es muy cómodo trabajar con él y aunque sea una figura que impone respeto, el trato personal no es fenomenal, es lo siguiente”, insiste.

Privilegiado. Se siente un privilegiado porque entiende que “el Rosalía, ya en su apartado masculino tiene un historial, tanto en su etapa en la LEB Oro, en los Campeonatos de España, en los Gallegos, y aunque sí es verdad que en femenino le faltaba un poquito y ahora lo estamos consiguiendo”. “Hay un sello de identidad. Ya como entrenador en Fontiñas sabías que si venías a jugar al Rosalía te ibas a encontrar mucha técnica individual, mucho uno por uno, mucho juego sin balón, defensas agresivas... Se notaba”, afirma.

Y como cualquier técnico ayudante, el papel de Jesús Montero también es el de vínculo entre el primer entrenador y el vestuario. Mediador en conflictos, cómplice por ambos bandos, confesor y ese hombro, esa persona, con la que desahogar penas o buscar soluciones. “Eres como un nexo”, define su papel, un rol que afirma no cambia se trate del plantel de LF-2 o sea un cadete. “Tenemos grupos humanos excepcionales y es una de las cosas de las que tanto Chiqui como yo nos sentimos más orgullosos”, aporta. Como también presume del crecimiento abismal de la cantera femenina del Rosalía. “Cuando yo llegué al Campeonato de España solo va el equipo infantil, que es la generación que acaba de ser este fin de semana subcampeona Gallega júnior. La manera de trabajar era diferente, había directrices comunes pero no el nivel de coordinación que hay ahora. En este momento sea cual sea el equipo que veas jugar, con las diferencias lógicas de la edad, hay una misma identidad”, detalla.

Al Nacional infantil Y entre los premios a esa labor constante, como regalo, la presencia ya este sábado y domingo en Marín en el Nacional infantil. “Iré con Jorge... y con muchas ganas”, se ríe. Porque además de aprender, de asimilar conocimientos y empaparse de las infinitas lecciones que le puede regalar una figura del básquet como Chiqui Barros, también Jesús Montero está disfrutando y esa sensación compensa cualquier obstáculo o escollo anterior.

“Donde me quiera Chiqui o el Rosalía allí estaré. Quiero seguir creciendo, seguir mejorando, estoy bien y cómodo aquí. Nunca se pueden cerrar puertas pero estoy bien aquí”, reitera el santiagués.

11 jun 2021 / 01:00
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