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Cuesta abajo sin frenos: del cielo europeo a ser colista

Tres años y medio después de rozar la final de la Liga Europa, el Celta es el peor de Primera

Tres años y casi siete meses después de quedarse a un paso de disputar la final de la Liga Europa, el Celta de Vigo cierra la clasificación de LaLiga Santander después de ganar un solo partido en las diez primeras jornadas.

Los celestes no ocupaban el último puesto del campeonato liguero desde el 27 de agosto del 2016, cuando el Atlético de Madrid goleó en Balaídos (0-4 en la tercera jornada) a aquel equipo dirigido por Eduardo Berizzo que meses después entraría en la historia del club con la disputa de la semifinal europea ante el Manchester United.

La salida en verano de 2017 del técnico argentino, por desavenencias con la junta directiva que preside Carlos Mouriño, convirtió al Celta en una trituradora de entrenadores, el último Óscar García Junyent, que dejó su puesto al argentino Eduardo Coudet, quien ha pasado de liderar la liga brasileña con el Internacional de Porto Alegre a cerrar LaLiga con el Celta.

Juan Carlos Unzué, Antonio Mohamed, Miguel Cardoso, Fran Escribá y Óscar García Junyent pasaron por el banquillo de Balaídos sin éxito, y salvo el primero todos ellos tuvieron que convivir con la amenaza de descenso. Porque el Celta lleva tres años con la soga al cuello.

El equipo gallego ha sido presa de su inestabilidad en el banquillo, de una pésima planificación deportiva y, sobre todo, de una obsesión por fichar jugadores formados en A Madroa que ha provocado que la plantilla esté totalmente descompensada.

“No hemos podido ganar la batalla a Antonio Chaves –director general del Celta, hombre de máxima confianza de Carlos Mouriño–”, lamentaron desde el entorno de Óscar García, quien en sus últimas semanas como entrenador del Celta ya mostró su distanciamiento de los dirigentes: “Estábamos labrando el Celta de un futuro no muy lejano pero no nos dejaron terminar el proyecto”.

En su última comparecencia ante los medios, en agosto, Carlos Mouriño reconoció que le había prometido cuatro fichajes al técnico catalán: un ocho, un nueve, un lateral y un extremo. Desde entonces, sólo llegaron el central colombiano Jeison Murillo y Miguel Baeza, una promesa del Real Madrid Castilla.

Los vigueses parecen empeñados en consumar su regreso a la categoría de plata. Hace dos temporadas se salvaron por un estratosférico final de temporada de Aspas; hace unos meses evitaron su caída a pesar de encadenar siete jornadas sin ganar.

“Es casi imposible hacerlo peor que la pasada temporada”, dijo en agosto Carlos Mouriño. Tres meses después, los números dicen lo contrario: el Celta es colista con siete puntos, es el equipo más goleado de la categoría y sigue teniendo un serio problema con el gol.

Por si fuera poco, la junta directiva quebró la mística que había generado con el celtismo con una campaña de abonados muy criticada por numerosos peñistas.

24 nov 2020 / 01:00
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