Demasiadas balas naranjas

No habrá tiempo para lamerse la herida pero sí para sacar lecciones. Es lo que tiene volver a jugar en menos de 46 horas. El Monbus Obradoiro cayó en su visita a Valencia, en su primer duelo sin Robertson, y si bien demostró capacidad ofensiva para suplir tan grande ausencia, fue la falta de contundencia y solidez en defensa, un mal endémico este curso, el que le costó la derrota, la vigésima de la temporada, con un Enoch de nuevo como el mejor en la estadística del cuadro santiagués con 24 puntos y 6 rebotes (97-82).

Era la gran incógnita: ¿cómo podría suplir el equipo los puntos (15,6 de promedio), las asistencias (2,8), el papel de desatascador ofensivo y el liderazgo de Kassius Robertson? Porque el miércoles el grupo volvía a ser noqueado, amagaba con caer al ring tras el enésimo golpe en forma de lesión, y la visita a un gigante del baloncesto europeo como es el cuadro taronja invita al pesimismo.

Ni la baja a última hora de Dubljevic, el mejor hombre de los de Ponsarnau en puntos (12), rebotes (5,5) y valoración (15,8) podría servir para una inyección de auto confianza, poco antes también de llegar otra noticia que sin duda duplicaba la fe de un jugador vital ahora para el Monbus: cerrada la jornada 27, Enoch acaba como MVP (24 puntos, 8 rebotes y 34 de valoración ante el Unicaja).

Sobre estos condicionantes arrancó el duelo en La Fonteta que Ozmizrak inauguró con un triple pero que consumió sus primeros 10 minutos con un sentimiento común entre el obradoirismo: “Menos mal”. Porque la desventaja de 10 puntos al término del set atenuaron el desastroso 3/12 en porcentaje de tiro de 2 puntos para el Monbus (por 13/14 para los anfitriones).

Muy blando en defensa, con emparejamientos claramente a favor del cuadro che como el de Kalinic-Czerapowicz (8 puntos para el serbio), no tuvo excesivos problemas el Valencia para hacerse con el mando del ritmo de juego y el dominio en el marcador frente a un rival que rotaba a sus protagonistas... pero no encontraba luz para su baloncesto (28-18, min. 10).

Ganó el duelo en fluidez en el segundo cuarto pese a que llegó una nueva interrupción al partido (la primera a causa del un problema técnico en el marcador y la segunda al soltarse parte de la red), pero aunque Álex Suárez, Daum o Enoch engordaban la estadística para el equipo compostelano (ya un 5/5 en tiros de 2) la vía de agua en defensa castigaba continuamente cualquier intento de arreón.

Dos triples consecutivos de San Emeterio, que se unieron a las penetraciones de Vives -cual puñaladas a la retaguardia santiaguesa- repetían un +15 para el Valencia que no tenía visos de solución (45-30, min. 15). Era un gesto de Enoch dándole una patada a la publicidad tras escapársele de la mano un rebote el que servía de reflejo al estado de desesperación del plantel.

Pero seguía el Obra en partido. Enoch -con 6 puntos consecutivos- y un triple final de Kartal le bastaron al plantel de Moncho Fernández para volver a asomar la cabeza llegando así al descanso con un -11 que recuperar (52-41) y de nuevo el grito común en los aficionados: “Menos mal”.

Grietas. La primera acción tras la reanudación fue el triple errado por Daum pero la segunda un robo y posterior canasta al contraataque de Enoch (llegaba a los 20 puntos en el set). Se rebaja el listón a los 9 puntos (52-43) aunque la bronca de Moncho Fernández a Beliauskas al no continuar tras un bloque indicaba claramente cuál seguía siendo el foco de atención: la defensa. Sobrado de talento, de calidad, de físico y de inteligencia, cada mínima grieta en la retaguardia recibía castigo por parte del equipo taronja y en el cuerpo a cuerpo, en el intercambio de canastas, el Monbus salía claramente perdedor (77-64, min. 30).

Hasta ahí llegó la resistencia del equipo santiagués. Prepelic, al triple, y Tobey, lideraron el arreón definitivo del equipo valenciano pues aunque, como siempre, se resistieron los jugadores a arrojar la toalla, la capacidad de generar peligro del equipo local era infinita.